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La Ingobernable, el símbolo de la cruzada de Almeida contra la ocupación: “Es su promesa electoral y quiere sacar rédito”

Fachada del edificio de La Ingobernable

Laura Galaup

El alcalde de Madrid lo prometió en campaña y en su primer mes y medio de mandato ya ha puesto fecha a su desalojo. José Luis Martínez-Almeida mantiene la cruzada, iniciada cuando era el líder de la oposición municipal, contra La Ingobernable, un centro social autogestionado situado entre Atocha y la plaza de Neptuno. Al edil le han bastado poco más de 60 días desde las elecciones para que su equipo anuncie que el 2 de septiembre tienen previsto que este espacio deje de estar ocupado.

Desde la asamblea que gestiona este emplazamiento aseguran que van a “defender” su proyecto. A pesar de que era una decisión esperada, por la postura mantenida por los partidos que están actualmente en el Gobierno municipal, Laura plantea que ha sido acogida “con tristeza”. Aún así, esta joven, que forma parte del grupo de feminismos de La Ingobernable, señala que no la han recibido con “derrotismo”. “Seguimos trabajando porque pensamos que es un espacio indesalojable”, insiste. Este es el mantra que repiten los miembros de los colectivos ante la postura mantenida por el Ayuntamiento de Almeida.

¿Qué es La Ingobernable? “Un espacio abierto para toda la población de Madrid que quiera participar en las actividades que se plantean, que van desde actividades culturales al activismo político”, reseña. Este edificio sirve como punto de encuentro de colectivos sociales y oferta de actividades lúdicas. “Por aquí pasa gente que viene a bailar tango, a un taller de relatos o yoga. Gente que debido a la situación de precariedad, no se lo podría permitir”, apunta.

La delegada de Obras, Paloma García Romero, anunció este lunes en el pleno municipal que la fecha fijada para el desalojo depende del “éxito de las notificaciones” a entregar en este centro. El nuevo equipo municipal pretende que este espacio se destine a equipamientos necesarios para el distrito Centro, aunque no aportaron más información. 

“Con todas las actividades que se están desarrollando aquí, hacer algo parecido le saldría al Ayuntamiento de Madrid muchísimo más caro que dejar que siga como está”, reseña Laura, para posteriormente recordar que este edificio “ha estado muerto de la risa durante cinco años. ”¿Antes de la ocupación no se les ha ocurrido que tenían que hacer algo con ello?“, explica. 

De esta forma, Martínez-Almeida mantiene la campaña contra esta telaraña social que inició siendo líder de la oposición. Semanas antes de las elecciones convocó a la prensa frente a la puerta del edificio para asegurar que si llegaba a ser alcalde pondría “en marcha todos los trámites para que el colectivo deje de usurpar un edificio que pagamos todos los madrileños con nuestros impuestos”.

Este edificio se encuentra en pleno centro de Madrid y se ha convertido en el estandarte del líder del PP madrileño contra la ocupación. Situado en una esquina de Paseo del Prado, muy cerca de la estación de Atocha. La Ingobernable lleva funcionando más de dos años. Sus participantes comenzaron a trabajar en ella en 2017, después de que fuese ocupada tras una manifestación convocada por colectivos sociales contra la turistificación y en la que reivindicaron una ciudad que sea “de los vecinos”.

“[Martínez-Almeida] viene aquí porque es un espacio de 3.000 metros cuadrados en la milla de oro de Madrid, al lado del Reina Sofía y del Prado, y entiende que este espacio no puede ser gestionado por la ciudadanía de Madrid. Entiende que tiene que ser un espacio en el que haya una serie de procesos especulativos”, apunta Pablo, miembro del grupo de comunicación del centro social, que destaca que el anuncio del desalojo se haya producido a la vez que se ha aprobado un “pelotazo urbanístico”, como “la Operación Chamartín”. 

A falta de un día para que termine el mes de julio y un día después de este anuncio, éste era el tema de conversación de los grupos que se habían acercado a pasar la tarde entre tercios de cerveza y cigarros. “Nos tenemos que organizar”, planteaba uno de ellos a un par de jóvenes. “Creo que toman esta decisión porque al final son puntos molestos para el Estado y los ayuntamientos. Son puntos en los que la ciudadanía se organiza al margen de la institución y eso permite que se creen lazos de lucha para defender nuestros derechos y eso no lo puedan controlar”, apuntaba Álex, portavoz del movimiento antirrepresivo de Madrid.

Por su parte, Ruso también reivindica que este espacio es “súper necesario para toda la ciudad de Madrid”. Acude a este edificio a hacer yoga, a participar en la radio-televisión del centro y a las reuniones de la Plataforma de la Auditoria Ciudadana de la Deuda. Este activista considera que la decisión de Martínez-Almeida entra dentro de lo esperado. “Es promesa electoral y lo que quieren es sacar rédito del desalojo”, explica. Le ha llamado la atención que la fecha anunciada por el Consistorio coincida con el inicio del nuevo curso político. “Vendrán antes a reforzar el lugar y el lunes [2 de septiembre] a demostrarle a la ciudadanía que cumplen con sus promesas”, sentencia.

Cuatro años antes de que varios colectivos sociales se estableciesen en este edificio, el Gobierno de Ana Botella había cedido a la Fundación Ambasz el espacio para construir un museo de arte y arquitectura. Como informó esta redacción, era de sobra conocida la amistad entre el arquitecto argentino Emilio Ambasz con el expresidente del Gobierno José María Aznar, esposo de Botella 

A pesar de que habían pasado cuatro años, en el momento en el que nació La Ingobernable ese proyecto no había echado a andar. Los términos de ese acuerdo establecían una donación por 75 años y una inversión por parte de los promotores del espacio de 10 millones de euros. A partir de ahí, Carmena tuvo que hacer frente a la presión de los portavoces del centro para que rescindiese el contrato firmado con la Fundación y garantizase su permanencia en el espacio.

Finalmente, en octubre el Ayuntamiento, todavía bajo el mandato de Carmena, aprobó la recuperación de ese espacio a cambio de una indemnización a la Fundación Ambasz por 1,4 millones de euros. De esta forma extinguieron de mutuo acuerdo de la concesión firmada en 2013. En un grupo parlamentario, como el de Ahora Madrid, en el que varios de sus concejales habían participado activamente en espacios ocupados, como el Patio Maravillas, la actuación del Consistorio fue seguida muy de cerca por sus bases y por colectivos sociales. 

Los portavoces de la asamblea del centro recriminan al equipo de Ahora Madrid que llegaron a plantearles una propuesta para no verse abocados a este desalojo, esta comunicación consistía en una cesión al colectivo durante cuatro años. Asimismo son muy críticos con la postura posterior del Ayuntamiento, especialmente con el acuerdo al que llegó el Consistorio con la Fundación. “Fue un regalo”, reseña Laura. “Reciben un millón de euros sin cumplir los pliegos. ¿Si hubiesen entrado en una batalla judicial lo hubiese ganado el Ayuntamiento? No lo sabemos. Pero no lo han peleado?”, incide. 

La fecha anunciada por el Ayuntamiento de Martínez-Almeida no es la única amenaza de desalojo a la que han hecho frente. Durante la era Carmena hubo un par de apercibimientos ordenados por el Gobierno municipal, que finalmente no se realizaron ya que desde el área encargada de su gestión avanzaron que no se iba a producir. Así fue.

En esta ocasión, la voluntad del Ayuntamiento de Madrid no es la misma. La delegada que comunicó esta decisión ya anunció que su corporación tendrá “tolerancia cero con la ocupación”. Desde La Ingobernable por ahora solo avanzan que van a defender el espacio “llenándolo de vida”. “Haciendo entender a la ciudadanía que es imprescindible. Por aquí pasan a la semana 1.000 personas”, finaliza Pablo. 

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