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El Patio Maravillas se va: cuando el elefante deja de surfear en las olas del tsunami

La puerta del primer Patio en la calle Acuerdo.

Andrés Gil

"El 26 de diciembre de 2004 una gran ola se levantó en el océano Índico. Los primeros en notarlo fueron los animales. Mientras todo el mundo intentaba huir en vano, los elefantes se metieron en el agua y se enfrentaron a la ola: sobrevivieron. Esta ciudad vive un Tsunami inmobiliario y político que amenaza con destruir nuestras vidas. Si queréis una definición de lo que somos, imaginad un elefante haciendo surf en las olas de un Tsunami".

Así se definía el Patio Maravillas en su primer comunicado, en julio de 2007. El colectivo se llamaba Atravesando el Tsunami, hasta que descubrieron ese patio en el edificio. Acababan de ocupar el antiguo colegio abandonado en la madrileña calle del Acuerdo, 8, y arrancaba una década de un centro social que ha tenido mucho que ver con los cambios que se han producido en Madrid, desde el 15M hasta el nacimiento de la candidatura municipalista Ahora Madrid que gobierna la capital y que cuenta con concejales participantes activos del Patio como Guillermo Zapata y Celia Mayer.

Ana y Lucía han participado en el Patio Maravillas desde el primer día. ¿Qué ha supuesto el Patio? “El Patio bebe de la experiencia de centros sociales previos en la ciudad de Madrid –Minuesa, Guindalera, Labos–, pero lanza una nueva experimentación del centro social”, apunta Lucía. “No terminábamos ver la idea de abrir y que pasara cualquier cosa. Queríamos que tuviera un proyecto político potente, con líneas de actuación concretas y herramientas concretas, como la precariedad con asesoría; migración y fronteras; y cultura libre”, añade Ana.

Lucía defiente la vigencia “de espacios de socialización sin mercantilismo, que luchen contra la especulación. Tiene que ser un derecho de ciudadanía. Hemos sido muy capaces de abrir espacios y generar olas de desborde y control”. Y añade: “Hemos intentado aportar, junto a otro montón de experiencias de centros sociales, a ese avance en centros sociales y los que han venido después han tenido algo que ver con el Patio y el 15M, como la Morada, el Eko... No tanto la propiedad, sino que su modelo de gobernanza ha determinado que fuera un bien del común. Ahí hemos experimentado muchísimo, que participaran miles de personas y con un cuerpo político fuerte que hablaba a la sociedad. El Patio era un espacio físico que podía utilizar cualquiera, un agente político en la ciudad que participaba de lo que pasaba en la ciudad políticamente en muchos momentos, y una comunidad de afectos y cuidados. Eso se queda”.

¿Por qué se eligió Malasaña? “Antes de ocupar”, explica Ana, “sólo teníamos el criterio de estar dentro de la M30, en un espacio más o menos céntrico, metropolitano y que no estuviera en Lavapiés, que estaba ya muy organizado, con sus redes, y Malasaña era un sitio con tradición de lucha”.

Después del desalojo de Pez, 21, a los diez días de las elecciones municipales que llevaron a Manuela Carmena a Cibeles, el Patio no ha dispuesto de un espacio físico. “Si nos llega a pillar el asalto institucional con un sitio seguro”, reflexiona Ana, “el Patio habría tirado. Pero nos desalojan el 11 de junio, nos pilla en un momento de cambio, de recomposición. Entonces, ocupamos un edificio –en la calle del Gobernador, donde ahora está la Ingobernable– antes del cambio de gobierno... En un espacio estable habríamos aguantado”.

El mismo día del desalojo de Pez, el Patio ocupó el espacio de la calle del Divino Pastor, donde permaneció hasta mediados de agosto. Esa fue la última sede y donde celebró el octavo aniversario en 2015. En la calle del Gobernador entraron el 26 de mayo, cuando aún seguían en Pez, 21 y estaban ya en alerta roja de desalojo. Era parte de la estrategia de señalar los edificios públicos que había en el centro donde se podía dar continuidad al Patio, como hiceron con el de la calle de los Hermanos Álvarez Quintero.

“Es una cuestión de valentía y de reconocimiento de sujeto político”, tercia Lucía. “Que el día que se jura el cargo ya van a por Guille [Zapata], y luego van a por Celia”, apunta Ana: “La gente que podía sacar más pecho por ti, están en la cuerda floja. Es un arma arrojadiza”. Lucía añade: “Pasamos de ser un sujeto muy activo en la ciudad, con lo bueno y lo complejo de gestionar, a ser un objeto arrojadizo contra el gobierno municipal. Concejales que conozcan el Patio en realidad son prácticamente todos: Rita ha pasado mucho tiempo en el patio como parte de Juventud Sin Futuro, con Soto hemos compartido el 15M; para algunas de nosotras Nacho [Murgui] es nuestro mayor, lo conocemos desde los 17 años, y así otros tantos... En definitiva, sentimos que es el equipo de Gobierno al completo y, no sólo unos pocos, el que no ha tenido la capacidad ni la voluntad política de dar la cara y generar una estrategia en la que los aliados fuéramos nosotros y el enemigo fuera el que es. Intentó una equidistancia y neutralidad que no funciona para nadie, nos convierte en ocupas, ilegales... Si se hubieran atrevido en verano de 2015 en darnos un espacio, habrían aguantado el tirón”.

“Tras el asalto insitucional entramos en un momento de recomposición”, explica Ana, “pero sin un espacio físico donde recomponernos... Sin espacio físico ha sido una tortura. Después del 15M hubo tranquilidad para preparar el asalto institucional, después del asalto no tener espacio nos ha dejado paralizadas”. Secunda Lucía: “El hecho de que el Patio haya sido tan caballo de batalla de la derecha es por eso, porque son espacios que dan posibilidad de que sucedan cosas. Que nos desalojaran cada vez a las 24 horas mientras los nazis campan... Hay una decisión de que no existan estos espacios, que han participado en la generación del 15M, el asalto institucional y muchas otras cosas; no quieren que la gente pueda seguir organizándose. Y nadie ha dado ese paso al frente de que esto tenía que seguir pasando en la ciudad. Es el error del ayuntamiento: aquí no hay equidistancia, el enemigo es quien es, y esta gente ha posibilitado que estemos aquí y que la candidatura se generase, ese espacio es necesario y bueno para la ciudad de Madrid, y es un derecho. En Madrid se han generado regulaciones, pero no es lo mismo una asociación de vecinos o un club de ajedrez que el Patio Maravillas”. Ana apostilla: “Son espacios generadores de democracia, que la gente se organice”.

“El EVA existe, Seco perdura”, apunta Lucía :“El caso del Patio es llamativo, no ha habido la valentía política con el Patio. Sí se puede hacer, pero hay que tener la valentía de afrontar el conflicto que eso supone. ”Dentro de las directrices de cesión de espacios se ha dado el EVA, se podía haber dado el Patio“.

“La construcción de legitimidad que ha hecho el Patio en 10 años tiene que ver con que es un espacio al que cualquiera podía venir porque tenía una agenda para cualquiera –yoga, macramé, asambleas...–, para juntarte con tus vecinos para montar un huerto urbano, o una movilización... Es una de las claves de la Ingobernable que viene del Patio, es algo que el Patio ha dejado de la ciudad. Como también lo es la política de puertas abiertas a los medios de comunicación y la parte de la negociación, que nos venía de Italia. Nuestra intención siempre fue negociar el centro social con la institución”.

“En el momento en que estamos en Divino Pastor”, recuerda Ana, “hay un momento en que el Ayuntamiento nos dejaba parte del Conde Duque, y el mismo día del desalojo teníamos una reunión con el Ayuntamiento para seguir hablando de esto. En ese momento se desaloja y el Ayuntamiento nos dice que se acabaron las opciones, que hay que esperar al marco de cesiones, que no hay edificios: Gobernador y Alberto Aguilera no se le puede dar a unos okupas, y en espacios de 400 metros no cabe el patio”.

Lucía afirma: “No se ha apostado. Es una cuestión de reconocimiento a la legitimidad, el trabajo; es un recorrido de años, lo que han aportado experiencias como el Patio a la ciudad y a la nueva política, que, en parte, hacen que ellos están ahí. No habría habido Ahora Madrid o habría sido de otra manera. La nueva política no se ha hecho ni se hace sólo desde las instituciones”.

Mario Munera, participante del Patio, en su Facebook: "Hablar del Patio Maravillas es hablar de vida. Quizás el espacio más importante en el que he participado jamás. Donde más he aprendido. Parte de lo que soy es el Patio Maravillas. Hablar de vida es hablar de todo lo que queda por vivir".

“Hemos aprendido mucho de la experiencia legal”, explica Lucía, “poner mi patrimonio, mi DNI, mi cuerpo en todo lo que hacíamos. Y lo hemos puesto todas y hemos salido siempre muy bien, a pesar de haber ido tantas veces a juicio. Era una manera de defender nuestro espacio con nuestros cuerpos que nos funcionó mejor que las barricadas. Fruto de ello, de los tres edificios donde más hemos estado, Acuerdo no se ha recalificado, sigue siendo de uso dotacional; y en Pez no se ha podido cambiar a apartamentos turísticos –de residencial a terciario–, después de que levantáramos la liebre con Divino Pastor”.

¿Y ahora? “Han salido hijos y de todo”, explica Ana: “Son 10 años que hemos compartido. Como infraestructura desapareció hace dos años; la pata de sujeto político desaparece ahora, tras el asalto institucional; pero la pata afectiva permanece. Seguimos siendo hermanas haciendo Patio allá donde vamos”.

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