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Vista general de la madrileña calle de Preciados el domingo por la tarde

Sofía Pérez Mendoza

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Con el encendido de las luces navideñas y miles de estímulos para comprar por el Black Friday, han llegado a Madrid las primeras aglomeraciones navideñas. La masificación habitual en el entorno de la Puerta del Sol cada mes de diciembre, donde se encuentran algunas de las arterias comerciales más concurridas de la capital, le ha estallado al Ayuntamiento de Madrid en este particular año de pandemia marcado por la premisa del distanciamiento social. Las imágenes de multitudes se han dado también en otras ciudades españolas, como Barcelona o Málaga.

Para sortear la lluvia de críticas, el Gobierno de José Luis Martínez-Almeida enmarcó primero las concentraciones de personas dentro de lo “previsto”; después defendió su plan de seguridad -que como novedad incorpora la opción de cortar el acceso al kilómetro cero- como una herramienta eficaz para contenerlas y finalmente recurrió a publicar unas imágenes grabadas por los drones de la Policía Municipal el domingo para desmentir las aglomeraciones del sábado. Este miércoles, tras pedir a los madrileños que acudieran de manera “escalonada” al centro, ha anunciado un refuerzo de 50 agentes de cara al puente que viene para contener las aglomeraciones.

Martínez-Almeida argumentó el lunes que la situación estaba “controlada” y evitó disuadir a los madrileños de ir al centro porque el distrito “ha sido muy castigado” mientras su número dos, la vicealcaldesa Begoña Villacís, se mostraba “preocupada” por las imágenes. “Siempre llaman mucho la atención, pero los aforos no son superiores a los que ha habido otros años”, dijo. Un día después, el regidor matizaba sus palabras: “El sábado pudieron producirse aglomeraciones. Son determinados días. Animo a los madrileños a que puedan escalonar la presencia en el centro”. “No invito a salir”, aclaraba tras 24 horas de protagonismo informativo.

Tres cortes de acceso en el fin de semana

El Ayuntamiento no ofrece imágenes desde el aire de aquel día. Asegura que no se grabaron con drones, aunque la unidad aérea forma parte del dispositivo diseñado por la Policía Municipal. El área de Seguridad y Emergencias sí detalla que los agentes tuvieron que cortar el tránsito tres veces a lo largo del fin de semana: dos el sábado y una el domingo “durante cinco o siete minutos para desaguar las calles Preciados y Carmen”, habilitadas en sentido único también como medida para ordenar el tránsito.

Estas medidas forman parte del Plan de Seguridad diseñado por la Policía Municipal para contener las masificaciones y que despliega a diario entre 75 y 100 agentes en el entorno de la Puerta del Sol. Consta de varios niveles, del amarillo al negro. La restricción de la movilidad que se puso en marcha puntualmente este fin de semana forma parte del último nivel, que se activa cuando la capacidad es máxima y no se puede garantizar la distancia de seguridad. No hay conteos sistematizados de personas, como sí ocurre, por ejemplo, en el Rastro, donde el aforo no puede superar las 2.700 personas. Son los mandos operativos los que las ordenan. El plan prevé también la instalación de unos paneles luminosos para regular la circulación entre las vías que unen Callao y Sol, pero todavía no se han colocado y no hay fecha cerrada para su puesta en marcha, confirman desde el área que dirige Inmaculada Sanz.

La oposición ha entrado de lleno en la polémica sobre la distribución de imágenes áreas. El PSOE cree que las elegidas son una “media verdad” porque “siembran dudas sobre las concentraciones de personas que se produjeron”. Más Madrid acusa al Ayuntamiento de “manipularlas” para hacer ver que “había menos gente de la que realmente había”. “Aunque a ras de suelo parecía que había muchas personas, desde el aire se pudo comprobar que la circulación era fluida y con distanciamiento social”, decía el tuit difundido a través de la cuenta oficial de la Policía Municipal, en el que no se concreta el día que fueron grabadas. “La Policía no manipula, ni fechas ni horas”, respondía Martínez-Almeida ante los periodistas en la inauguración del hospital Enfermera Isabel Zendal.

El “impacto” de las imágenes y los “mensajes contradictorios”

Los epidemiólogos coinciden en que circular al aire libre aunque haya un volumen importante de gente es una actividad con un riesgo “bajo” porque “el contacto es muy corto”, aunque la transmisión del virus es alta en Madrid, recuerdan. Este argumento también fue empleado por el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida y el vicepresidente regional, Ignacio Aguado. Sin embargo, el problema puede emerger, acotan los expertos, si esas personas se desplazan en gran número al interior de las tiendas o de los bares. Especialmente estos segundos donde se elimina la medida de seguridad de la mascarilla.

“La gente no está en la calle Preciados porque sí”, argumenta Pedro Gullón, especialista en Salud Pública. “Los paseos en sí no son problemáticos. El foco no debe estar en esto, no debe ser una cortina de humo, sino en todo caso en que cuando la gente se cansa se mete en un restaurante”, explica Pilar Serrano, de la Asociación Madrileña de Salud Pública, que pide hacer una “reflexión serena sobre los mecanismos de transmisión que ya conocemos”. “No creo que haya que hacer nada en especial en el centro, más allá de estos controles que ya existen. Otra cosa es que estas personas se meten todas juntas en una tienda”, apunta, por su parte, el epidemiólogo y catedrático en Salud Pública Fernando Rodríguez Artalejo.

Los expertos están de acuerdo en que las imágenes de las calles céntricas abarrotadas han supuesto un “impacto” para mucha gente, imbricado con “mensajes contradictorios”. Madrid lleva semanas empapelado con ofertas del Black Friday y con las restricciones actuales se permite la libre circulación por toda la región y la apertura de tiendas con limitaciones de aforo (al 50%). “El mensaje institucional de reducir desplazamientos innecesarios choca con otros estímulos muy potentes para acudir a comprar, por ejemplo, y se vuelve al equilibrio tan complicado de que haya actividad económica pero sin que la situación se vaya de las manos. Es complicado desincentivar la compra, pero podríamos ir a una estrategia de reducción de daños: compra en tu barrio, en tu comercio de proximidad”, profundiza Gullón, que considera “complicado” que los grandes establecimientos respeten los topes de aforo.

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