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INVESTIGACIÓN

Un documento vincula a la hermana de Alejandro Agag con la venta de 14 bloques donados a una fundación de la Iglesia

Un documento vincula a la hermana de Alejandro Agag, Ana Agag, con una polémica venta.

Sofía Pérez Mendoza

Detrás de la venta de 14 bloques de viviendas de la Iglesia en el centro de Madrid ha aparecido un nuevo nombre: Ana Agag Longo. Un documento, al que ha tenido acceso eldiario.es, vincula a la hermana del empresario Alejandro Agag –pareja de la hija de José María Aznar– con la opaca operación inmobiliaria que protagoniza una entidad benéfica y que amenaza con dejar a dos centenares de inquilinos en la calle en el centro de Madrid.

La línea de puntos entre la venta de los inmuebles y Agag es una dirección postal. Entre las empresas compradoras de los inmuebles figura Neoxata Trade S.L, domiciliada en la residencia de Ana Agag y de su marido, el empresario Álvaro Portanet, tal y como ha podido comprobar eldiario.es. La dirección de esta sociedad que figura en el Registro Mercantil coincide con su domicilio, ubicado en la Calle Apolonio Morales.

En esa vivienda, donde residen, el matrimonio está recibiendo los burofaxes que los vecinos afectados por la venta -los que tenían alquilados los pisos a la fundación católica y ahora se ven obligados a abandonar sus casas- envían a la empresa compradora en respuesta a la comunicación de la venta. La firma de Agag, arquitecta de profesión, aparece en el recibí de uno de ellos, al que ha accedido este medio. Tiene fecha de 3 de octubre de 2019, y señala a la pareja con el entramado de empresas que participan en la polémica operación. En ese documento, una inquilina del bloque de la calle Fuencarral 113 comunica a la empresa que ha pagado la mensualidad de octubre pero advierte de que se ha vulnerado su derecho de tanteo y retracto de la vivienda antes de la venta.

Neoxata Trade S.L, propietaria de este inmueble desde finales de julio, y cuyo domicilio social está en casa de Ana Agag, ya ha dado los primeros pasos para vaciar el bloque. Al menos una familia ha sido informada de que tiene que dejar su casa antes del 15 de noviembre porque los nuevos dueños no van a renovar su contrato. La decisión es “irrevocable”, según ha comunicado la consultora que Neoxata Trade S.L ha contratado para gestionar los alquileres, la gigante Savills Aguirre Newman. Hay otras 11 viviendas en el mismo edificio.

eldiario.es se ha puesto en contacto con Ana Agag, que confirma que puso su firma en ese documento pero alega que no sabía de qué se trataba cuando estampó su rúbrica en el papel. La arquitecta también dice desconocer por qué la dirección de su casa es el domicilio social de Neoxata Trade S.L. y asegura que tampoco sabe nada de esta sociedad. “No sé por qué esta todo eso en nuestra casa”, asegura a este medio.

Es muy difícil seguir el rastro a esta empresa y la vinculación del matrimonio, al menos en lo aparente, se limita solo al domicilio. Se trata de una sociedad creada con un capital social muy limitado, 3.010 euros, apenas tres meses antes de que se cerrara esta operación inmobiliaria. La empresa depende de una matriz, Tapiamar S.L, con el mismo administrador único, R oberto de Juan González, según consta en el Registro Mercantil.

Ana Agag admite que conoce a esta persona porque era “amigo del colegio” de su marido, Álvaro Portanet. Portanet fue nombrado en verano de 2018 máximo responsables de Barclays Investment Bank en España y tiene otros negocios relacionados con la contabilidad y la asesoría fiscal. También ha producido películas tan conocidas como Magical Girl. La pareja se ha trasladado recientemente a España tras pasar unos años en Londres, donde ella también ha trabajado de arquitecta.

Detrás de la empresa matriz, a su vez, hay una compañía catalana, Sky Bcn Management, dedicada a la “constitución y venta de sociedades limitadas urgentes” que se anuncia así en Internet: “Ofrecemos la disponibilidad inmediata de sociedades listas para empezar la actividad en menos de 24 horas. Confidencialidad de los socios”.

En el centro de este entramado inmobiliario con tantas ramificaciones hay 200 viviendas en el centro de Madrid que han sido vendidas a 14 sociedades diferentes con los inquilinos dentro y sin previo aviso. Todas pertenecían a la fundación Santamarca y San Ramón y San Antonio, una entidad cuyo Patronato está presidido por el Arzobispado de Madrid. eldiario.es ha preguntado a la fundación sobre su relación con el matrimonio Agag-Portanet sin obtener respuesta.

Toda la operación se ha desarrollado alrededor de unos edificios donados por dos familias adineradas a principios del siglo XX: una condesa, Carlota de Santa Marca, y una burguesa, Antonia González y Pérez. Este patrimonio sirvió para abrir dos fundaciones que se fusionaron en 2008 y dieron como resultado la Fundación Santa Marca y San Ramón y San Antonio (Fusara), que cuenta entre su patrimonio dos colegios concertados y dos residencias de estudiantes.

Con la fusión de entidades se perdió en parte el espíritu inicial de las fundaciones. Antonio González y Pérez, una de las donantes, dejó por escrito en su testamento que los edificios eran para “los pobres de Madrid y su provincia” y debían destinarse a “fundar un establecimiento benéfico” mantenido con las rentas de alquiler que generaran los inmuebles. La operación firmada un siglo después de que se sellara este testamento choca con aquel mandato.

Fuentes de Fusara aseguran que el montante recaudado con la venta se destinará íntegramente a los colegios y a las residencias y justifican que han tenido que proceder a la liquidación porque los inmuebles estaban en mal estado y no tenían capital para acometer todas las reformas que necesitan.

El Registro de la Propiedad ya ha advertido de varias irregularidades a los participantes en la operación que mantienen paralizada las inscripciones de compra de al menos cinco bloques hasta que se subsanen los errores Los vecinos y vecinas están estudiando acciones judiciales para revertir la venta y han pedido a la Delegación del Gobierno que lleve a la Fiscalía el caso.

Ana Agag procede de una familia adinerada. Es hija de un banquero belga de origen argelino, Youssef Agag, y de la española Soledad Longo Álvarez de Sotomayor. Su hermano, Alejandro Agag, se casó en una boda financiada en parte por la trama Gürtel con la hija de José María Aznar, Ana Aznar. Tras pasar por la política fugazmente –fue eurodiputado del PP y formaba parte del selecto grupo que rodeaba al expresidente José María Aznar– se lanzó a los negocios. Ahora lidera el mercado de la Fórmula E, un campeonato de coches ultrarrápidos en versión eléctrica.

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