La antigua fábrica de cervezas La Virgen revive en el segundo aniversario de su cierre con nueva marca y proyecto

“Esperamos que se trate de una decisión temporal y que podamos encontrar una solución razonable”, escribían los responsables de Cervezas La Virgen en diciembre del año 2023, cuando se veían obligados a cerrar su fábrica y restaurante de Las Rozas y comenzaba el principio del fin para la primera factoría de las cervezas independientes de Madrid.

La decisión llevó acarreada la clausura del resto de bares (llegaron a tener hasta seis en la capital) y de la actividad de esta empresa en marzo de 2024. Pero la “solución razonable” llegó y gracias a un cambio en el planeamiento urbanístico de Las Rozas, este miércoles la fábrica reabre en su ubicación original, el Polígono Industrial Európolis.

El cambio normativo, publicado el pasado mes de junio en el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid, ha puesto fin a una situación compleja a la hora de obtener los permisos para la ubicación insignia de la empresa en Las Rozas. El proyecto ha necesitado además de nuevo músculo empresarial, el del canario Diego Rombolá, propietario de Destilería Santa Cruz, especializada en rones y otros destilados.

Al nuevo proyecto se le añade nuevo nombre a la marca, Cerveza Amiga, a la que se suma la Cerveza Mad 91. La inauguración tiene lugar este miércoles en la fábrica en la calle Turín de Las Rozas, a partir de las 18.00 horas, informa Europa Press. Jorge Buron, que elaboró Cervezas La Virgen hasta el día de su cierre, será el encargado de liderar la continuidad de la fábrica. “Soy consciente de la enorme responsabilidad que supone liderar la fábrica artesana número uno de España. Ser artesanos pudiendo combinar procesos tradicionales con tecnología eficiente que garantice la máxima calidad y homogeneidad en la producción es algo único”, ha subrayado.

En un comunicado, la cervecera ha destacado que ha invertido “muchísimo esfuerzo y recursos significativos para dar continuidad a este proyecto”. La decisión, ha explicado Diego Rombolá, fue “perseverar e intentar encontrar un camino que haga posible la reapertura en lugar de desarmar y trasladar la fábrica”.

“La magia de hacer cerveza nos une, y el proyecto nos llena de pasión, y esta nos da fuerzas para superar obstáculos aunque emprender es muy difícil. Llevamos casi dos años sosteniendo una estructura muy costosa sin generar ingresos, con recursos que se acaban y hace tan solo unas semanas que tuvimos la conformidad por parte del Ayuntamiento. Mucha gente nos considera afortunados, aunque desconocen el calvario por el que hemos transitado”, ha explicado.