La procesión 'cochista' que recorría Madrid cada año durante el franquismo
Salvo algunas manifestaciones en coche llevadas a cabo por el partido de extrema derecha VOX en tiempos de pandemia, no ha sido muy habitual en Madrid ver algo así en Madrid. Tampoco hemos oído hablar de procesiones rodadas, salvo como metáfora de las operaciones salidas. Sin embargo, hubo un tiempo, en los años cincuenta, en que el 10 de julio (San Cristóbal) los coches desfilaban por Madrid en una curiosa procesión cochista que también tenía mucho de manifestación de afirmación del Régimen.
El coche es un símbolo del franquismo, no solo por la afición de Francisco Franco –Rolls-Royce, Buick, Mercedes, etc.– sino por el papel simbólico que jugó en la evolución del régimen político. La SEAT era una de las joyas de la corona de la apuesta industrial del franquismo. La plasmación corpórea del salto de la autarquía al desarrollismo capitalista, el vehículo de la modernidad española y el símbolo de lo que quería ser una sociedad de clase media comprimida dentro de un 600.
La prensa de la época ha dejado registro de la importancia que se daba a los actos rodados por San Cristóbal, con el Parque Móvil de Ministerios Civiles como templo laico del automóvil. Después del San Cristóbal de 1952, el ABC hacía crónica de una jornada iniciada a las diez de la mañana en la iglesia de San Cristóbal y San Rafael, que está situada dentro del recinto de viviendas para trabajadores del Parque Móvil, situado en Chamberí junto a este. Actuó un coro de cien voces mixtas y presidió la ceremonia el alcalde conde de Mayalde, cabeza de una nutrida nómina de personalidades. Después, por la puerta del templo desfilaron los vehículos para su bendición. “Numerosos coches particulares, oficiales, más de doscientos ómnibus del servicio público y taxímetros numerosos”.
La fiesta fue a más en sucesivas ediciones y los coches salieron en procesión por las calles nobles de Madrid. En el ABC del 11 de julio de 1956 leemos “Un millar de vehículos participaron ayer en la procesión de San Cristóbal”. Según contaba el medio madrileño, la procesión partió de la iglesia del Párque Móvil, donde reside la imagen que cada año salía en procesión, para llegar a El Retiro, donde se produjo la bendición de los coches en esta ocasión. Después, la comitiva de coches y motos volvió a desfilar por la Cuesta de Moyano, el Paseo del Prado, Cibeles, y el Paseo de la Castellana para regresar, de nuevo, a la iglesia de partida.
Existen imágenes, procedentes del NO-DO del 19 de julio de 1954, que nos permiten sumergirnos en el ambiente de la celebración. En el vídeo se aprecia a la gente en la acera de la calle Cea Bermúdez viendo pasar al santo sobre una plataforma tirada de un jeep, escoltada por numerosos vehículos y ordenada por guardias de tráfico como si de sacerdotes que guiaran la liturgia se tratara. En El Retiro, el obispo oficiaba una misa de campaña y se bendecían los coches. Después, el Sindicato Nacional de Transportes y Comunicaciones organizaba un concurso de destrezas en el Paseo de Coches, donde taxistas, autobuseros y conductores de ómnibus procedentes de toda España esquivaban con sus pesados vehículos postes a la manera que hoy vemos hacer allí a los patinadores.
En el NO-DO podemos encontrar otros rastros de la atracción por lo rodado del franquismo. En enero de 1954, para conmemorar el 75 aniversario de la obra de una compañía llamada Artistas Ambulantes de Bélgica, se regaló a la institución una capilla rodante bajo la advocación de San Cristóbal. El Noticiario Cinematográfico Español mostraba la bendición pública (y masiva) de un curioso autobús de nueve metros y medio con vidrieras de iglesia, que podría trasladarse a cualquier lugar donde actuaran los artistas. Dentro, se podía asistir a misa, comulgar o confesarse. Pasión eclesiástica por el motor.
Las procesiones motorizadas fueron corriente en otros lugares durante aquellos años por San Cristóbal –en Sevilla se sacaba una talla del siglo XVI– y aún hoy hay localidades donde se siguen bendiciendo los coches y saliendo en procesión por San Cristóbal. Sin embargo, en tiempos de cambio climático y pacificación del tráfico, resulta un tanto chocante ver las imágenes del santo y los coches desfilando por Madrid. Pero pasaba.
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