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Hacia un justo equilibrio entre el individualismo egoísta y el espíritu de rebaño: preguntas para sentirnos mejor

Luis Muiño, en el balcón de su casa en el barrio de Malasaña

Antonio Pérez

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La pandemia nos ha dado una oportunidad para bajarnos de la rueda de hámster en la que consumíamos nuestra vida y elegir si queremos o no volver a subirnos a ella, mirando de reojo a nuestro inmediato futuro. El psicoterapeuta y escritor Luis Muiño, desde su refugio malasañero, nos pone frente al espejo gracias a un libro ameno y útil que acaba de publicar.

“El mío es un libro más de preguntas que de respuestas, de leer un ratito, parar, y hacerte preguntas sobre tu vida”, comenta con modestia al contestar a la inevitable cuestión que a bote pronto le planteamos sobre cómo será esa mente del futuro que desde el título del volumen que acaba de publicar parece que descubrirán quienes se adentren en sus 250 páginas.

Así pues, lo primero que aclara el autor es que en La mente del futuro no hay recetas mágicas que nos conduzcan a conseguir una mente sana y preparada para hacer frente a los tiempos que tenemos por delante, sino más bien, puertas hacia la duda y muchos espejos en los que encontrarnos.

“Es un libro de ayuda, que no de autoayuda, con el que intento echar una mano. Busco ideas que puedan catalizar el pensamiento de las personas y las planteo”.

Aún así, le insistimos: en sus 30 años de profesional de la psicología habrá atesorado alguna clave más que el común de los mortales que nos pueda servir para manejarnos mejor en esta sociedad pandémica o post pandémica que recién estrenamos: “Creo que la mente del futuro es una mente lúcida, que sabe los puntos fuertes y las vulnerabilidades de cada uno de los caminos, una mente que elige y que no permite purismos ni fanatismos. Lo bueno del siglo XXI es que somos conscientes de nuestros valores de personalidad”.

Más de lo mismo. Acostumbrados a una sociedad donde prima la inmediatez, le exigimos atajos que no existen. Habrá que leerse el libro y aceptar la invitación que nos hace el autor para “salirnos de la inercia” que suele manejar nuestra vida y buscar e indagar por nuestra cuenta, pero de su mano, si es que queremos descubrir algo sobre nosotros y sobre esa mente preparada para manejarse en la sociedad del futuro inmediato hacia la que apunta.

Precisamente, sobre ese pararse y pensar habla mucho el autor en su libro, máxime teniendo en cuenta que la pandemia de la Covid-19 y el confinamiento nos ha brindado una gran oportunidad para hacerlo y que, muchos de nosotros, aún sin ser demasiado conscientes, lo hemos hecho, según sospecha el psicólogo.

“Durante la pandemia nos hemos visto forzados a bajarnos de la rueda de hámster en la que estábamos metidos. Eso ya ha sido bastante y me consta que durante el confinamiento y en estos tiempos posteriores somos muchas las personas que, aún sin ser conscientes de ello, estamos replanteándonos qué clase de vida llevábamos antes de que estallara todo esto y si era la que queríamos tener”.

“Muchos libros importantes han sido escritos porque sus autores se vieron obligados a parar. Estoy pensando, por ejemplo, en Descartes, quien escribió El Discurso del Método, tratado que inicia el racionalismo moderno y casi que podemos decir que el pensamiento crítico, gracias a que estuvo convaleciente por una enfermedad. Quizá, si en algún momento parásemos, todos podríamos escribir nuestro propio Discurso del Método, quizá ya lo estemos haciendo sin darnos cuenta y la pandemia nos haya brindando la ocasión de dar una vuelta a nuestra vida, si es que no nos gustaba la anterior. No es casualidad que tras el fin del confinamiento muchas personas sintieran el llamado Síndrome de la Cabaña, esa resistencia a volver a lo que era su vida anterior, llena de compromisos que no les apetecía atender”.

El camino podría ser el personalismo

En un lenguaje coloquial, Muiño expone un amplio catálogo de personalidades y de comportamientos en los que cada lector se reconocerá en algún momento, mientras consume página tras página preguntándose si será o no la suya una mente del futuro.

En el texto no hay dogmatismos y lo más probable es que cada cual, desde la consciencia y la reflexión, termine sacando sus propias conclusiones sobre cómo será la mente del futuro o sobre cómo desearía que fuera. 

Para Luis Muiño, desde su particularidad, el camino podría ser el ‘personalismo’: consciencia, libre elección y un saber deambular por una especie de justo medio.

En lo social, idéntica receta. Si el individualismo enfatiza la total autonomía y el colectivismo favorece la dependencia del individuo con respecto al grupo al que pertenece, un personalismo que habla de respeto a la diversidad, de individuos que se unen a un colectivo en pos de una misma causa pero sin diluirse en la masa; de una solidaridad sin presión social, de un cambio colectivo que no tenemos que hacer pero que elegimos hacer, etc.

En este sentido, para el psicoterapeuta, Malasaña, barrio en el que ha elegido vivir, sería un ejemplo de lugar personalista que reivindica y de barrio del futuro, donde se combina lo individual y lo colectivo de manera ponderada, sin obligaciones pero con compromiso, sin ostentaciones solidarias, y donde se respeta al diferente.

Para este libro de ayuda Muiño se sirve de druidas, erizos, hikikomoris, follamigos, haters, políticos mentirosos, saxofonistas, siestas, videojuegos, robots, cebras, cisnes, boxeadores, cuñados, perros alquilados y canciones, entre otras muchas herramientas que, incluso después de leerlo, querremos tener a mano en la mesilla de noche.

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