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Festival Almenara: cómo el festival de una radio comunitaria se convirtió en las fiestas de La Ventilla

Un concierto de una edición anterior

Luis de la Cruz

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Como todo el mundo sabe, y si no ya lo contamos nosotros, en la Ventilla se baila reaggae. El lema Ventilla Tropical (y rebelde)–que también trae ecos aquella época en la que en Euskadi se añadía el gentilicio a todo–, tiene mucho que ver con Radio Almenara y su festival, en el que tradicionalmente han tocado muchos grupos musicales con sabor jamaicano. Después de dos años de parón obligados por la situación sanitaria, este fin de semana vuelve el Festival Almenara al parque Rodríguez Sahagún. Será el viernes 24 y el sábado 25 de junio. Y van ya diecisiete ediciones.

Los organizadores del festival –citaremos a Isis, Mon, Karlos, Candela, Isa y Fran, esperamos no dejarnos a mucha gente– son muy conscientes de que el norte de Tetuán vive en estos momentos un proceso de gentrificación muy acelerado. El vértigo de salir casi cada día en las páginas especializadas en inversión inmobiliaria les hace sabedores de su papel como reducto de cultura popular y barrio, ganado a pulso durante muchos años.

Porque el Festival Almenara es uno de los más veteranos entre las distintas fiestas autoestimadas en barrios que hoy abundan en la apertura del verano madrileño. Los más asiduos recordarán jornadas de autoconstrucción y cuidado del auditorio al aire libre del parque los días antes de su celebración. Algún jefe de obra, quizá, también echó a faltar algo de material que acabó en el graderío en sus momentos de peor conservación. De la administración, simplemente obtienen el dejar hacer, que no es poco y obedece a una confianza ganada con los años. Como en todas ls ediciones, esta también habrá una reivindicación política que recorrerá los dos días de festival. ¿Cuál será este año? El fin de semana lo sabremos.

Tratándose del festival de una radio comunitaria y libre, no podía faltar la cobertura radiofónica. Según nos cuenta Mon, “claro, tendremos radio en directo, con la gente del supermercado cooperativo La Osa el viernes, y entrevistas a migrantes a través de CEAR el sábado. Además, este año me he comprometido yo también a emitir imagen de vídeo en streaming”. Además, habrá barra con los ya míticos bocatas del festival, taller de iniciación al circo y rapeadero, entre otras cosas.

Pero, como en otras ocasiones, el punto fuerte serán los conciertos, “vienen siete grupazos”, nos cuenta Mon. El festival siempre apuesta por grupos que casan con el espíritu del festival antes que por nombres conocidos y, de esta forma, han conseguido hacerse un nombre en el circuito de músicos. Este año estarán Familia Normal, Talisker, Entretiempo (el viernes); y Txarangutanes, L'Eclectik, 33 Salamandras y Majaicans (el sábado). En el ambiente resonará el nombre de Andrés, el vocalista tetuanero del grupo Papawanda, que actuó varias veces en el festival y murió, tristemente, hace ocho meses.

El festival tiene un fuerte componente colaborativo y están abiertos a la llegada de nuevas manos para trabajar en la organización y el montaje del festival –el periódico Tetuán 30 Días, ha pagado los carteles, por ejemplo–. Por ello, han abierto un formulario para que se apunten los vecinos que quieren echar una mano el fin de semana con el montaje y la intendencia del sarao.

Un festival que se ha convertido en las fiestas del barrio y recoge distintas tradiciones vecinales

El Festival Almenara nace del tejido comunitario del barrio, con el impulso de Radio Almenara, que lleva ya tres décadas poniendo voz a la gente de la Ventilla (y del Barrio del Pilar). Mirándolo con perspectiva, es fácil encontrar en esta celebración, con categoría innombrada de fiesta barrial, la continuidad del hilo de la historia vecinal de La Ventilla.

Sin mentar santo alguno, el Festival Almenara reanuda una vieja relación festiva del barrio con San Juan. A finales del siglo XIX, en los barrios de Almenara, Huerta del Obispo y La Viña se celebraba esta festividad, y el elemento central tenía que ver más con el día a día del arrabal que con la tradición católica: se conmemoraba la inauguración de la primera fuente pública del barrio y se cortaba la cinta de otras nuevas. Así sucedió hasta los años 30.

La tradición sanjuanesca de Madrid tiene que ver más con el agua que con el fuego. El recuerdo católico del bautista y las tradiciones paganas del fuego, el agua y las flores, en estos días iniciales del verano, tomaban forma en esta parte de la meseta con celebraciones populares en las riberas del Manzanares y alrededor (o dentro) de las fuentes.

Curiosamente, en La Ventilla también se saltaban hogueras, pero no por San Juan sino la noche de Reyes, ya a finales del siglo XX. Y este año, en el Parque Rodríguez Sahagún, también habrá más agua que fuego. Nos dejamos a propósito para este párrafo la que seguro será una de las actividades más divertidas para niños y adultos: los juegos de agua, que se llevarán a cabo, previsiblemente, en alguna de las laderas del parque.

Otra tradición impresa históricamente en el festival es la de la autogestión, muy ligada al movimiento asociativo de La Ventilla. En 1976 el barrio quiso recuperar las fiestas del Carmen (sobre el 16 de julio), que habían tomado en los años 30 el relevo a las de San Juan. Las descargaron de peso religioso y se llenó la Plaza Norte de un ambiente libertario en el que se encontraron el vecindario, artistas locales y la reivindicación política por el bario.

Durante las últimas semanas asistimos a la proliferación de muchas fiestas de barrios –o rincones alternativos dentro de las fiestas oficiales– gestionados por sus vecinos. Las de las fiestas de Doña Karloto (en Puente de Vallekas) haciendo gala de barriotopía, las cercanas de Bellas Vistas, o el programa elaborado por La Caba en las fiestas de Aluche, entre muchas otras, ponen las condiciones para que haya fricción vecinal. Lo que surja de ahí, ya se verá, pero cabe recordar que el Festival Almenara lleva desde hace casi veinte años sembrando barrio desde un parque.

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