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Adiós al BMW i8, pionero de la electrificación y clásico del futuro

BMW i8.

Paula Ulloa

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Cuando la planta de Leipzig termine de producir las 200 unidades de su edición limitada final, el BMW i8 llegará al término de una vida corta, apenas seis años, pero rica en hitos y legado para el futuro. El que fuera primer híbrido enchufable de la marca bávara no solo ha sentado las bases para los numerosos modelos de BMW que emplean ahora esta tecnología, sino que quedará como uno de los vehículos que con mayor determinación ha desafiado la creencia, imperante en la industria, de que dinamismo y eficiencia se excluyen mutuamente.

A pesar de llevar en el mercado solo desde 2014, el i8 puede presumir de ser el deportivo electrificado más exitoso del mundo, con más de 20.000 unidades vendidas a un precio que en España parte de los 145.000 euros. Su presencia descuella incluso entre los clásicos más emblemáticos de BMW, como el M1, del que se fabricaron únicamente 399 ejemplares, o el Z8, que llegó a 5.000 aproximadamente.

Basado en el concept BMW EfficientDynamics, mostrado en el Salón de Frankfurt de 2009, este superdeportivo de diseño futurista se presentó en el mismo escenario en 2013 junto a otro modelo que también ha hecho ya historia, el i3. Ambos iniciaron un proceso de electrificación del catálogo del fabricante alemán que prevé incluir antes de 2023 hasta 25 vehículos electrificados, más de la mitad de los cuales serán 100% eléctricos.

El i8 se desarrolló teniendo en cuenta la sostenibilidad desde el principio. El trabajo se centró en una interacción inteligente entre el motor de combustión y el eléctrico, que rinden juntos 374 caballos, y en la combinación de un habitáculo hecho de polímero reforzado con fibra de vidrio (CFRP) y un chasis de aluminio que arrojaron un peso total en vacío inferior a los 1.500 kilos, con un reparto de masas ideal de 50:50 por eje y la batería de alto voltaje colocada en mitad del piso del coche para tener el centro de gravedad lo más bajo posible.

El resultado de todo ello fue un vehículo que, además de ser deslumbrante en lo estético -sus puertas de alas de gaviota tenían garantizada la expectación allá donde fuera el conductor-, ofrecía el rendimiento de un deportivo de primera clase con un consumo de combustible real semejante al de un utilitario.

El pequeño motor tricilíndrico de gasolina del BMW i8 transfiere su potencia a las ruedas traseras mientras el eléctrico manda la suya a las delanteras, lo que da lugar a una tracción integral que mejora la estabilidad de conducción y la agilidad. Con 374 caballos disponibles y los 250 Nm que el propulsor eléctrico entrega de manera inmediata, la respuesta es la de un deportivo de alto rendimiento, solo que proporcionada por un coche que puede desplazarse sin emisiones hasta los 120 km/h.

Icono de sostenibilidad

En cuanto al uso extensivo de CFRP en la estructura de la carrocería y las medidas tendentes a reducir la resistencia a la rodadura, han establecido nuevos estándares de fabricación en el seno de BMW. Junto con el i3, el híbrido enchufable ha allanado el camino para tecnologías de producción innovadoras, y en concreto el método de construcción ligera se ha utilizado posteriormente en el desarrollo de componentes CFRP para otros modelos de la marca.

Como icono de la sostenibilidad que pretendía ser, el i8 acogía en su interior una selección de materiales muy cuidada en este aspecto. El cuero utilizado para la cobertura de los asientos y el tablero de instrumentos está curtido con un extracto de hojas de olivo, y el material de partida para las superficies textiles es un granulado de poliéster proveniente de PET (un tipo de plástico usado sobre todo en envases de bebidas) reciclado.

Para añadir glamur a un coche que ya lo tenía a raudales, BMW lanzó en 2017 el i8 Roadsdter, que llegó acompañado de mejoras relevantes en la capacidad de la batería y en la potencia del motor eléctrico. Con estas modificaciones, la versión Coupé acelera de 0 a 100 km/h en 4,4 segundos y la descapotable, en 4,6. Ambos alcanzan una velocidad máxima de 250 km/h. La autonomía eléctrica del primero es de 55 kilómetros y la del segundo, de 53 kilómetros.

Como apuntábamos al principio, las 200 unidades de la serie limitada Ultimate Sophisto Edition que se están fabricando en Leipzig -una de las cuales fue la número 20.000 de las producidas del i8- servirán para decir adiós a un seguro clásico del futuro, además de hacer felices a ese puñado de nuevos propietarios del superdeportivo con el alma más sostenible.

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