Las ventanas del Cuartel de Artillería se abren a los grafiti

Subidos a las escaleras y vestidos en su mayoría con sudaderas con capucha, los miembros del colectivo artístico 4Art dejan volar sus botes de aerosol frente a las ventanas del Pabellón 2 del Cuartel de Artillería de Murcia. “Hay que aprovechar la luz”, apunta Pablo mientras perfila en blanco un símbolo de la paz sobre fondo rojo.

Es una sesión de grafiti llamada Upright -Proyecto Crisálida- y el tema es libre. Josh pinta una calavera pelirroja con un rayo en homenaje al recientemente fallecido David Bowie, mientras que Toren convierte las letras de su nombre artístico en dibujos geométricos. “La mayoría somos diseñadores. Me metí en el grafiti a través de un primo mío al que le gustaba la música 'breakdance' y que también pintaba”, señala Toren.

“Cada uno tenemos nuestras zonas, sobre todo las fábricas”, añade el 'grafitero', quien también ofrece sus servicios a los dueños de los negocios. “Donde hay grafiti, la norma no escrita es que no puede venir otro y pintar encima. Es cuestión de respeto. Así que es una buena solución para los dueños”, explica el joven de 23 años.

Aisha es la única chica en el grupo. “Empecé a pintar con mi hermano. La verdad es que en Murcia no hay casi 'grafiteras'. Las puedes encontrar en Barcelona”, apunta la joven.  Algunos de los componentes del colectivo han intervenido en ciudades como Nueva York, Bruselas, Berlín o Ámsterdam. No sólo hacen grafiti, también se dedican a la ilustración, el tatuaje, la música rap, la fotografía, el vídeo y el diseño.

El grafiti oscila entre ser considerado vandalismo callejero hasta ser mirado como arte contemporáneo. “Cuando pintas sin permiso es como la droga. Te pueden pillar y entonces lo dejas, o volver una y otra vez. Es un subidón de adrenalina. Hay 'grafiteros' de 50 años”, explica Toren. “Al final es arte”, añade.