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Del confinamiento económico a la “reconstrucción nacional”

Avenida Primero de Mayo de Murcia durante el confinamiento debido al estado de alarma a causa de la pandemia del COVID-19

Julio López Guillén

Murcia —

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La economía nacional también vive confinada. El decreto de alarma, que con toda probabilidad se extenderá hasta el 26 de abril y veremos si más allá, también ha puesto en cuarentena las cuentas del tejido empresarial, además de las públicas.

Las patronales mayoritarias, CEOE, CEPYME y ATA, cifran en un millón los puestos de trabajo que se van a perder de manera irrecuperable, es decir, que pasarán a engrosar ese bloque estanco de casi cuatro millones de personas que, en condiciones de trabajar, no lo hacen porque el mercado laboral los expulsa de forma sistémica.

Por su parte, la mayoría de los sindicatos, que experimentan una unidad de acción pocas veces vista en los últimos años, estiman que la cifra de empleos irrecuperables no debería alcanzar ni la mitad de lo que dicen las patronales.

Economía de “reconstrucción nacional”

El Gobierno no hace otra cosa que tomar decisiones al paso del avance de la pandemia. La última de calado fue la ejecución favorable de los ERTES (que no computan para los datos del paro) y sacar de la obligación de ir al trabajo al sector de la construcción señalándolo como una actividad no esencial. Ya analizamos que las medidas tomadas por el Ejecutivo Central son buenas y cuentan con el respaldo de los datos y expertos económicos de los principales foros (UE, OCDE, BCE), pero resultan del todo insuficientes por cuanto no adelantan la situación a la que sin duda nos deberemos enfrentar en pocos meses y que Gobierno y oposición ya denominan como “reconstrucción nacional”.

Durante este fin de semana, el presidente Pedro Sánchez se comunicará con todos los grupos del Congreso para iniciar el diálogo que sustente esa “reconstrucción”. En primer lugar deberá buscar el apoyo para alargar el estado de alarma y después poner las bases para unos presupuestos generales que se centren en los servicios públicos y la transmisión de liquidez al mundo empresarial. Esto lo hará con un ojo puesto en las instituciones de la Unión Europea (UE) que ya está ofreciendo diversos mecanismos para financiar la operación. O bien la emisión de deuda pública mancomunada que compraría el Banco Central Europeo, que puede considerar para todo el espacio de la UE y que no está cuantificado porque dependerá de la demanda del mercado, pero que se estima a más a largo plazo, o bien acudir al fondo de rescate excepcional que sólo para España supondría la inyección directa de 35.000 millones de euros, bastante más para Italia. La segunda de las opciones, siendo más inmediata, tiene la condición de hacer ajustes estructurales a los que, según el propio presidente, España no está dispuesta.

Los grandes proyectos, postergados

La Región de Murcia deberá adecuar sus cuentas, todavía pendientes en la Asamblea Regional, a las del resto del Estado; mantiene una deuda galopante que no deja margen de maniobra al Gobierno de las derechas. Pero en la línea del discurso político, cualesquiera que fueran las fórmulas adoptadas por el Gobierno central, supondrá un flotador para el pacto ultraconservador que gobierna la Comunidad Autónoma. Lo será porque el límite de deuda regional, que sobrepasará los diez mil millones de euros, será sostenido por la acción solidaria de la UE y esos presupuestos de “reconstrucción nacional”, recordando que, en condiciones normales, más del 70% del presupuesto público murciano depende de las transferencias que nos llegan desde la administración central.

Con esta estampa quedarán postergados para otros ejercicios fiscales las inversiones millonarias para grandes retos que afectan a la Región de Murcia: Arco Norte, Soterramiento del AVE, Corredor Mediterráneo y Mar Menor.

Y es por ello por lo que se vuelve a poner encima de la mesa, sobre todo por parte organizaciones de economistas y otras entidades empresariales, que “lo que toca” es borrar literalmente de las cuentas públicas todo lo que se refiere a los meses de marzo y abril (y probablemente también mayo) y llevar todos los pagos y tributos a los ejercicios de 2021-27, que serán los que corresponden al Presupuesto de la Unión Europea. La estimación de esta operación a nivel nacional triplica, al menos, la estimación de 200 mil millones que en un primer momento hizo en rueda de prensa el presidente socialista Pedro Sánchez.

Renta básica universal

A lo largo del presente mes veremos cual es la solución a futuro que nos da la clase política y económica de España, pero de entre todos los instrumentos que se hacen imprescindibles parece que hay uno, ahora desconocido porque nunca se ha utilizado, que sí estará en la nueva realidad que viviremos tras el confinamiento, la Renta Básica Universal.

Salvo el fascismo y sus correligionarios en medios, que prefieren muertos a parados, sí hay coincidencia en las instituciones en que nada se podrá articular hasta que reduzcamos a mínimos los datos sanitarios de afectados.

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