El 16 de junio de 1936, España escribía la primera línea de uno de los capítulos más tenebrosos jamás vividos a lo largo de nuestra dilatada historia. El rey Alfonso XIII había abandonado el país hacía cinco años y España vivía su Segunda República.
Siendo completamente sinceros, los sistemas democráticos (república o monarquía parlamentario) son relativamente nuevos en el Reino Español: la Primera República duró poco más de un año (febrero del 1873-diciembre 1874), la Segunda República duró menos de una década (abril 1931-abril 1939) y la actual Monarquía Parlamentaria (1975 - actualidad).
¿Qué quiere decir eso? Que en España los sistemas democráticos tienen menos de 55 años. Apenas cinco generaciones a lo largo de toda la historia que constituye el Reino de España han conocido la democracia. ¡Cinco generaciones! Nuestros abuelos vivieron el franquismo. Nuestros padres nacieron con Franco dando guerra. Y nosotros llegamos al mundo cuando la Constitución apenas tenía una o un par de décadas.
Nuestro adorado país siempre ha sido un lugar belicoso, donde ansiamos resultados inmediatos. Somos una sociedad donde solo hemos respondido (de forma violenta) cuando se nos ha oprimido (de forma violenta). Es triste, pero muchos puntos de nuestra historia se basan en ese principio: los madrileños levantándose contra la ocupación francesa, las Guerras Carlistas, la Guerra de Cuba, la dictadura de Primo de Rivera, el alzamiento en Marruecos, la Guerra Civil, la dictadura de Franco,…
Y esto es solo un resumen de los hechos más recientes. Situaciones donde nuestro marco y devenir histórico ha sido escrito e impuesto con sangre. Pero no voy a ser negrero: el marco bélico tiene sus propias reglas. Sus propios principios.
Así que, asumiendo que los españoles nunca supimos encajar en el juego democrático, volvamos a aquella tarde del 16 de junio de 1936.
Nos situamos en el centro político de la época: una encendida sesión en las Cortes en Madrid. La IIª República coletea entre las revoluciones de grupos anarquistas, marxistas y estalinistas (no confundáis, son diferentes) y los aires de un levantamiento militar soplaban con fuerza en los vientos de España. En aquel momento nadie lo sabía, pero el diputado monárquico Calvo Sotelo (Renovación Española) había pacto a escondidas apoyar a los militares cuando se sublevasen.
Y él sabía bien lo que tenía que hacer.
Su discurso marcaría el inicio del fin de la IIª República en España. Sotelo, sabiendo que sus palabras aparecerían en los periódicos a la mañana siguiente y que resonarían en la radio en los días posteriores, dijo:
“A este Estado le llaman muchos Estado fascista; pues si ése el es Estado fascista, yo, que participo de la idea de ese Estado, yo, que creo en él, me declaro fascista”.
Por primera vez, un político con un gran alcance y mucha proyección social se declaraba abiertamente fascista. Sotelo, plenamente consciente, se convertía en un símbolo para aquellos que ansiaban la revolución.
Y, tras ser asesinado unos días después, se convirtió en un mártir. Eso es lo que necesita cualquier guerra, ¡su ingrediente secreto!: un caído reconocido. Y los sublevados por fin lo tenían.
El 'Alzamiento Militar' se desató constituyendo una lucha armada entre diferentes facciones a lo largo y ancho de toda España. Fieles a la república (de derecha, centro e izquierda) contra militares, falangistas, caciques y simpatizantes. El golpe de efecto llegó cuando, tras una petición de ayuda, los dos grandes líderes fascistas europeos, Hitler y Mussolini, aceptaron apoyar a los revolucionarios.
Aviones nazis e italianos dinamitaron ciudades españolas reduciéndolas a polvo. El Ejercito del Aire de Madrid (sí, también militares) se opusieron al alzamiento y lucharon por la república. Pero poco o nada pudieron hacer contra las mejorías de los aviones alemanes e italianos.
Cuando oigo a alguien ensalzar la figura de Franco y repetir cuanto amaba a España y a su ejercito me pregunto: ¿acaso no era el ejercito del aire una facción militar española?, ¿no llevaban nuestra bandera bordada en sus uniformes?, ¿acaso no había partidos republicanos de derechas?, ¿ama a España un líder que pacta con genocidas para bombardear sus ciudades y a sus gentes?
¿Ama realmente aquel que somete? ¿Ama el maltratador?
En 1938, la aviación nazi bombardeó El Maeztrazgo, Valencia. En 2018, 80 años después, el Partido Popular impide en el Senado que se esclarezca que pasó realmente. La formación azul responsabiliza a la República de esos ataques. ¿Debían los políticos y ciudadanos rendirse a los deseos militares?, ¿acaso no es chantaje?, ¿no era el levantamiento militar un delito?
Hace 80 años, los nazis bombardearon Valencia y el PP no quieren que sepamos cuantos murieron, quienes son ni la razón. Para ellos, las víctimas no son españoles. Quizás tenga algo que ver con que Alianza Popular (anterior PP) fuese fundado por ministros franquistas. Sí, los mismos que apoyaron dicho alzamiento, la posterior dictadura y a los bombardeos nazis.
Cuando no entiendas este mundo de locura que te rodea, recuerda: en España, las reglas de la democracia son muy jóvenes. Demasiado. Y lo único que puede hacerte libre es el conocimiento. No dejes que te engañen o vivirás toda tu vida engañado.
Y el engaño puede destruir más vidas que cualquier bomba. O, por lo menos, silenciarlas.