A veces, en política como en la vida, hay que aprender a tragarse los sapos. Aunque ello comprometa tus propias convicciones. Algo así le debió de ocurrir este martes a la consejera de Política Social, Conchita Ruiz, cuando tuvo que escribir un lacerante tuit en la red social X por el que el Gobierno regional echaba marcha atrás en su intención de adquirir viviendas para alojar a menores inmigrantes no acompañados. Vox había montado en cólera al leer en el Boletín Oficial de la Región de Murcia (BORM) esa pretensión y hasta Santiago Abascal cuestionó su apoyo a los Presupuestos de la Comunidad Autónoma para 2025, un proyecto cuya negociación se ha asemejado en mucho al parto de los montes. Ese mismo día, por la tarde, el consejero de Presidencia, Marcos Ortuño, anunciaba en la comisión de presupuestos de la Asamblea Regional que se crearía un “comité técnico” que estudie la repatriación de estos menores a sus países de origen.
Vox juega su baza de no dar marcha atrás a sus pretensiones, ante las que el PP no puede hacer otra cosa que tragar para que sus nueve diputados le aprueben las cuentas. Cerrar el centro de menores de la pedanía murciana de Santa Cruz, donde hay 60 internos y 80 trabajadores y en el que, no lo olvidemos, no solo hay menores inmigrantes sino también otros de nacionalidad española, fue una de las condiciones innegociables de los de Abascal. Y fue algo que el PP aceptó con un argumento peregrino que tampoco, por lo visto, ha contentado del todo a los de Vox. Eso de que lo mejor era socializar a estos menores, integrándose en núcleos familiares de acogimiento y en viviendas que, por lo que se ve, eran las que ahora se pretendía adquirir por un montante de unos siete millones de euros.
Que el partido de Abascal no va a bajar el diapasón hasta las próximas elecciones es más que evidente. Saben que apostar alto es su principal baza para que el electorado afín no se decepcione y acabe retornando a las filas del PP. Juegan fuerte a riesgo de desbarrar. Como cuando optaron por abandonar el Ejecutivo regional por una cuestión que dijeron era de principios. La consejera Ruiz, cuya dimisión no ha tardado en pedir la oposición de izquierdas, cerró aquel tuit del martes con un insólito “Rectificar es de sabios” y un concluyente y regio “No volverá a suceder”. Me temo que sí. Que pasará más veces, hasta que Vox quiera. Y de verdad que lo siento por ella, a la que yo sí que considero amiga. Aún me estoy preguntando quién la asesoró en la redacción del texto de marras o si fue algo de cosecha propia... En cualquier caso, es el precio a pagar cuando eres prisionero de los apóstoles del segregacionismo y la radicalidad.