“Recreación: tres personas se juntan para repartirse 30 panes. Una de ellas coge con avaricia 29 panes (elitismo) y le dice a la otra: 'Ten cuidado, que te van a quitar tu pan'. Esa persona reacciona rápidamente, empuja al tercero y coge el pan y se lo esconde (populismo). ¿Qué hubiera pasado si se hubieran unido para hacer un reparto justo, para compartir el pan? (Popular)”
¿Cómo es posible que defender una sociedad basada en la justicia social, en el cuidado de la Tierra, que es nuestra casa común y en la defensa de una fraternidad universal se le llame populismo? ¿Cómo es posible que intentar erradicar la pobreza e instaurar la paz se le llame populismo? ¿Cómo es posible que ser solidario con la persona o personas que se encuentren en una situación de vulnerabilidad social o de indefensión se le llame populismo? ¿Cómo es posible que defender que los trabajos y las pensiones estén configurados por la dignidad se le llame populismo? ¿Cómo es posible que defender que cada familia tenga acceso a una vivienda adecuada se le llame populismo? ¿Cómo es posible que defender una fiscalidad justa, donde paguen los que más tienen, se le llame populismo? ¿Cómo es posible que querer una sociedad en la que nadie quede atrás o excluido se le llame populismo?
Pensar, sentir y crear un mundo de todos y todas, para todos y todas, con todos y todas, hay que definirlo como “popular”, lo contrario es populismo, aunque se pretenda identificarlos o hacerlos sinónimos. De hecho, siempre se ha dicho, que una persona es popular porque es una persona buena, que pretende no hacer daño, abierta, acogedora, solidaria, que defiende su dignidad, pero, también la de los demás, preocupada por sus vecinos y vecinas, mediadora en los conflictos. Es una persona tolerante, dialogante, pacífica y comprometida por contribuir al bienestar, no sólo de su comunidad, sino también al bienestar de cualquier persona, cercana o lejana, que entiende el sufrimiento de los demás, que se pone en su lugar. Y esa persona cuando se une a otras personas con esas mismas cualidades y capacidades forman una organización, un movimiento popular.
Y, la pregunta que nos formulamos es por qué a estas personas populares se les llama, desde muchos sectores sociales, populistas y demagogos y, con menor carga despreciativa, ilusos y utópicos en un sentido peyorativo. Voy a responder a esta pregunta desde lo que ha experiencia me ha ido enseñando.
La Historia nos muestra, lo digo con una inmensa tristeza y decepción, que quien tiene el poder es quien tiene el poder económico y financiero formando lo que se ha llamado “las élites económicas, financieras y sociales”. Forman un elitismo que controla y domina el mundo y ese control lo ejercen sobre lo gobernantes y las instituciones internacionales. Su dinero llega a cualquier rincón. En la actualidad han logrado generar, gracias a la globalización, una dependencia, que se traduce en no molestar ni inquietar a estas élites. Esto lo vemos en muchos votantes que son obreros y obreras y votan a la derecha porque dicen que detrás de la derecha está el poder económico y si no los votan provocan su ira y generan crisis económica. Ese elitismo ha generado miedo, sumisión y resignación, pero también ha generado un populismo que ha calado donde se dice que hay enemigos que te quieren quitar tu pan, tu trabajo, tu bienestar y tu tranquilidad. Y como enemigos hay que derrotarlos y hacerlos desaparecer.
El elitismo necesita ese populismo para neutralizar cualquier intento de cambio social, pero también como defensa de sus grandes intereses económicos y de poder. De ahí, que los enemigos de las élites económicas, financieras y sociales sean también los enemigos del populismo. ¿Quiénes son los enemigos de las élites? Las personas y organizaciones, del ámbito que sean, quienes defienden un mundo justo y humano, un mundo donde el único grito de un niño sea porque está jugando, no porque está herido a causa de una bala. Ese elitismo señala a ese conglomerado de populistas que sus enemigos son también sus enemigos a los que tienen que combatir y rechazar. También, ese elitismo señala a los populistas que sus iguales y a los que se encuentran en una situación peor económicamente y socialmente son una amenaza para ellos. ¿Cómo se explica que un trabajador o trabajadora arremeta contra un partido político o sindicato que defiende sus intereses laborales y pide mejorar sus condiciones laborales? ¿Cómo es posible que una persona buena de toda la vida acabe odiando a otras personas que huyen de una guerra o piensen que las personas que son pobres lo son porque no quieren trabajar?
Necesitamos recuperar lo popular, recuperar esa bondad y comprensión que provoca fraternidad y puentes de encuentro, ese compromiso con nuestros entornos sociales y naturales y esa solidaridad que no tiene fronteras ni barreras; en contraposición está el elitismo-populismo que destruye todo lo humano que llevamos en nuestro corazón sacando lo peor de nosotros mismos.
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