Murcia y aparte es un blog de opinión y análisis sobre la Región de Murcia, un espacio de reflexión sobre Murcia y desde Murcia que se integra en la edición regional de eldiario.es.
Los responsables de las opiniones recogidas en este blog son sus propios autores.
Síguelo en redes
Democracia Corinthiana, ¿Democracia Murcianista?
En España, a principio de los años 90, surgió una ley que nos llevó a las antípodas del fútbol democrático y popular: la Ley de Sociedades Anónimas Deportivas
Ésta será recordada como la época en que directivos y políticos parasitaban en su propio provecho una entidad con una sombología especial para las clases populares murcianas
Llegaron otros presidentes después de Samper, pero esas malas artes y esas traiciones al murcianismo desde el interior del propio murcianismo no cesaron
La afición del Murcia, cansada de aguantar a caraduras durante años, quiere que el club quede por fin en manos de los murcianistas para tomar decisiones de forma democrátcia y transparente
José Enrique Ruiz Saura
Nunca entenderé a la gente que sólo es capaz de percibir lo relacionado con el fútbol como algo vacío o alienante. En el mundo de hoy, la capacidad que tiene este deporte de emocionar, ser fuente de inspiración, construir simbología y generar contracultura, no se da en ningún otro. Por haber sido capaz de lograr todo eso al mismo tiempo, y por hacerlo de forma épica, siempre he sentido predilección por un equipo brasileño: el Corinthians de los años 1982/84, la 'Democracia Corinthiana', capitaneada por mi admirado Sócrates (llevo años intentando conseguir su camiseta con el dorsal nº 8 y letras rojas a la espalda).
Ha habido muchos equipos brillantes desde los inicios del fútbol hasta la actualidad, es cierto, pero la 'Democracia Corinthiana' fue el único donde todos sus miembros (dirigentes, jugadores, técnicos, utilleros, empleados, etc.) pudieron decidir mediante votaciones igualitarias cómo se debía funcionar: estrategias de juego, horarios de entrenamiento, pretemporadas, fichajes…incluso, cómo distribuir el dinero del club. Y no les fue mal, el equipo fue campeón dos años consecutivos llenando estadios durante aquellas temporadas inovidables. Pero la cosa no quedó ahí, el equipo decidió erigirse en un firme opositor al régimen dictatorial que estaba oprimiendo a Brasil desde 1964. “Ganar o perder, pero siempre en democracia” es su lema más recordado de los muchos que pasearon por los estadios del país durante varias temporadas despertando una enorme expectación. Dentro y fuera del campo, este equipo y sus estrellas fueron un referente en la defensa de derechos y libertades para su pueblo durante esos años. Finalmente, la dictadura cayó en 1985.
Mientras tanto, en España, a principio de los años 90 vivimos la experiencia inversa. En esos años, surgió una ley que nos llevó a las antípodas del fútbol democrático y popular: la Ley de Sociedades Anónimas Deportivas. La afición murcianista sabe mejor que nadie lo que supuso porque la lleva padeciendo en sus carnes desde entonces: los clubes dejaron de estar en manos de sus socios y aficionados, de hecho, muchos coinciden en que los clubes vendieron su alma al diablo a cambio de que la llegada de capitalistas les asegurara una supuesta solvencia financiera y una gestión económica eficiente.
Desde entonces, el Real Murcia nunca ha vuelto a ser lo mismo. Durante la larga época en la que lo presidió Jesús Samper, el equipo se convirtió en una excelente coartada para la especulación urbanística y la corrupción en nuestro municipio. Recuerdo que, en un acto festivo con la afición murcianista, al preguntársele que cuándo comenzarían la construcción del nuevo estadio (la Nueva Condomina aún era un proyecto), Samper decía en petit comité que las obras se habían retrasado un poco porque, en Murcia, “los políticos piden mucho”. Hasta ese punto llegaba el descaro, ni siquiera se hacían demasiados esfuerzos en ocultar que la entidad deportiva con mayor masa social de Murcia era utilizada como cortina de humo para pelotazos urbanísticos que llenaban los bolsillos de políticos vendidos y grandes empresarios sin escrúpulos, siempre a costa del interés general.
Ésta será recordada como la época en que directivos y políticos parasitaban en su propio provecho una entidad con una sombología especial para las clases populares murcianas. Pero la era postsamper no ha sido mucho más alentadora estos últimos años. Ya sin el respaldo de quienes dirigen el ayuntamiento o la comunidad, los cuales llevan un tiempo volcados en otorgarle privilegios a los proyectos (no sólo deportivos) de Mendoza, los diferentes personajillos que han desfilado por el consejo de administración del club sólo han demostrado aspirar a vender humo a los aficionados y salir llevando consigo mucho más dinero del que pudieran haber traído.
Pero, todos estos despropósitos también han sido posibles porque la propia afición ha contribuido en cierto modo a que ocurriesen.
En primer lugar, porque Samper se encontró con personalidades dentro del murcianismo que estuvieron dispuestas a rendirle vasallaje y a manipular a la afición a cambio de obtener de él determinados favores, ya sea en forma de gratificaciones económicas o de estatus social. “Miguel, contrólame a tu gente”, le dijo literalmente Samper a Miguel Martínez (presidente de la Federación de Peñas Murcianistas, FEPEMUR) en algunas ocasiones en que empezaba a ser preocupante el malestar de la afición por los desmanes de la directiva. Durante todos estos años de cuentas opacas y actitud acrítica de las peñas hacia los gestores del club, la empresa de Martínez ha sido proveedora de servicios del Real Murcia…casualidad. Como indico en párrafos precedentes, llegaron otros presidentes después de Samper, pero esas malas artes y esas traiciones al murcianismo desde el interior del propio murcianismo no cesaron. A decir verdad, tal vez no lo hayan hecho aún a pesar de que Miguel Martínez tuvo que salir sin dejar rastro hace unos meses.
En segundo lugar, a la afición murcianista le ha faltado quitarse complejos y sacudirse el paternalismo que los de arriba han pretendido inocularle en distintas ocasiones. Siempre he echado en falta que se abogara por mayor ambición de jugar un papel protagonista y no estar demandando permanentemente la llegada de cualquier “salvador” desconocido que tomara las riendas del equipo y al que seguir a pies juntillas.
Desde hace unas semanas, ha empezado una nueva etapa en este proceso tortuoso en que se encuentra inmerso el Real Murcia desde la entrada en vigor de la dichosa Ley de Sociedades Anónimas Deportivas. Aunque en esta ocasión, sí me siento esperanzado.
Esta vez, es diferente porque ahora sí se puede ver una afición dispuesta a autoorganizarse y movilizarse por recuperar un Murcia impulsado por el propio murcianismo, cansada de extraños a los que idolatrar hasta que se les termine viendo el plumero. Me ha resultado gratamente sorprendente ver a cientos de personas recaudando fondos desinteresadamente por toda la ciudad para ayudar a los empleados del club y sus familias, que estaban aún sin cobrar la nómina de junio hasta hace unos días. No puedo sino asombrarme por el ejercicio de solidaridad y de reconocimiento que se está haciendo para ayudar a estos trabajadores. Y también es justo hacer extensivo este reconocimiento al CAP Ciudad de Murcia y su afición, quienes sin ser murcianistas, se han prestado rápidamente y de forma espontánea a apoyar económicamente dentro de sus posibilidades a estos trabajadores.
Esto refleja un cambio de mentalidad muy importante. Lo que subyace de esta iniciativa es que, por primera vez en mucho tiempo, se ha comprendido que, esa entidad deportiva que tanto les preocupa, es lo que es por el esfuerzo de los trabajadores del club y por el compromiso de la afición, exclusivamente por eso. Por fin se ha entendido que el club es tan valioso por la masa social que arrastra y, por tanto, que ellos son los únicos imprescindibles en el Murcia y quienes más derecho tienen a ser oídos.
Además, la afición también se ha propuesto firmemente que la gestión del Murcia deje de estar en manos del actual presidente, Víctor Gálvez, quien está retratándose como alguien de quien hay que desconfiar tanto como de sus antecesores. El instrumento para acometer la reconquista del equipo por las clases populares de Murcia es una plataforma que está esforzándose por lograr aportaciones de entidades y empresas locales y, de esta manera, disponer de los fondos económicos necesarios para que el club sea lo más horizontal posible y la afición pueda ser partícipe en las decisiones.
La afición del Murcia, cansada de aguantar a caraduras durante años, quiere que el club quede por fin en manos de los murcianistas para tomar decisiones de forma democrátcia y transparente, sin cúpulas dominadas por especuladores y sin oportunistas locales. Mucho me temo que aún queda algún que otro residuo de esto último en la FEPEMUR, así que habrá que estar al loro.
Qué duda cabe de que construir una 'Democracia Murcianista' no es fácil y de que habrá que sortear numerosos obstáculos, pero hay batallas que merece le pena darlas independientemente de cuál pueda ser el resultado, y ésta es una de ellas.
Sobre este blog
Murcia y aparte es un blog de opinión y análisis sobre la Región de Murcia, un espacio de reflexión sobre Murcia y desde Murcia que se integra en la edición regional de eldiario.es.
Los responsables de las opiniones recogidas en este blog son sus propios autores.