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Murcia y aparte es un blog de opinión y análisis sobre la Región de Murcia, un espacio de reflexión sobre Murcia y desde Murcia que se integra en la edición regional de eldiario.es.

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El juego sucio de atacar la vida privada

Joaquín Buendía, alcalde de Alcantarilla | Ayuntamiento de Alcantarilla

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Hemos pasado del lema feminista de “lo personal es político” a ese otro –de olor nauseabundo- de “la política es el ataque a lo personal”. En la Región de Murcia, cualquier cosa cabe ya. Hay representantes públicos de cuya boca ya no salen palabras, sino fango. Y el hedor es insoportable. La pasada semana la Secretaria General del PSOE de Alcantarilla y diputada regional, Lara Hernández, fue el blanco de unas lamentables declaraciones por parte del alcalde de esa localidad, Joaquín Buendía. Con motivo del anuncio de una moción presentada por el grupo municipal socialista de Alcantarilla para condenar el asalto del Pleno del Ayuntamiento de Lorca por un grupo de exaltados, el primer edil alcantaríllense respondió a Lara Hernández que mejor haría con “ordenar su vida”.

Hace años que no hablo con Joaquín Buendía –en realidad, mi trato con él se ha limitado a dos o tres conversaciones cortas, en las que no hubo mucha posibilidad de profundizar en su personalidad-. Pero la primera impresión –esa a la que le concedemos, con frecuencia, mucha importancia- es que se trataba de alguien moderado y no dado a la práctica de la política marrullera. Es evidente que me equivoqué. O mi impresión fue equivocada desde el inicio o Buendía ha sufrido un proceso de radicalización durante los últimos tiempos. Y, a decir verdad, cuando sus vomitivas declaraciones son puestas en el contexto de la actual deriva del PP regional, la opción a la que me inclino a acogerme es la segunda. Por una razón casi biológica, la nueva generación de jóvenes que ha sido promocionada por Pedro Antonio Sánchez y Fernando López Miras debería haber sido portadora de aire fresco y de nuevos y más avanzados modos en el ejercicio de la política. Pero, a la vista de los acontecimientos, ha sucedido todo lo contrario: los jóvenes del PP han devuelto la política a su versión más rancia y nostálgica para convertirla en un territorio asolado por el espíritu de la mafia, en el que las amenazas, el matonismo y el odio desquiciado predominan sobre los valores democráticos del respeto. A falta de argumentos y de una mínima solvencia intelectual, se recurre al insulto y –lo peor de todo- a la invasión intolerable de la vida privada. En esta Región se ha soltado mucha mierda sobre la vida de los demás y se ha traspasado demasiadas veces el ámbito de la vida privada. Y, frente a esto, hay que decir: basta ya.

Que el alcalde de Alcantarilla haya mandado a Lara Hernández a “ordenar su vida” revela un trasfondo de crueldad, de deshumanización y de machismo difícilmente superables. De machismo porque, con tres palabras, ha activado una serie de estereotipos seculares en torno a la mujer que la relegan al plano doméstico. Una mujer que trabaja y que, además, se dedica a la vida pública es acusada implícitamente de descuidar sus quehaceres familiares. La mujer independiente y que se gana la vida es, por definición, caótica. Con “ordene su vida”, Buendía se ha revelado como un machista de manual: en su papel de hombre racional, ha ninguneado la opinión de una mujer por el simple hecho de ser mujer y de dedicarse a la vida pública. Solo le ha faltado decir que, si quería hablar y manifestar su opinión, lo hiciera en el gineceo, o, incluso, acusarla de histérica –que es lo que, hasta principios del siglo XX, se hacía con tantas mujeres que se rebelaban contra el orden patriarcal-.

La vida privada de cada persona es sagrada, e intentar convertirla en un arma política de percusión trasluce una bajeza moral hedionda. Ningún representante político –sea del partido político que sea- debe traspasar este umbral. Me sorprende que este episodio no haya tenido una mayor repercusión regional y nacional. Las actitudes de machito perdonavidas deben desaparecer por entero de nuestro paisaje político. Ni Lara ni nadie se merecen esta invasión de su intimidad. Quien esté tan lleno de odio que sea incapaz de respetar las mínimas reglas éticas, que dé un paso al lado y deje su lugar a una persona de mayor calidad humana. Y, por supuesto, todo mi apoyo a Lara Hernández. Ella es un vivo ejemplo de lucha por la igualdad y el respeto social de la voz de las mujeres.    

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