Desde hace décadas el problema del tráfico en la ciudad de Murcia se ha agudizado con sus secuelas de atascos, deficiente e ineficaz transporte público, abuso del vehículo privado, colapsos en determinadas horas, ruido y contaminación atmosférica. En diciembre de 2013, el Ayuntamiento de Murcia presentaba su nuevo Plan de Movilidad Urbana Sostenible que actualizaba el anterior «Plan Muévete» con el fin de adaptarlo a la realidad de la movilidad en el municipio. Desgraciadamente, su falta de ejecución no ha supuesto en estos años una mejora significativa de la movilidad en el casco urbano y pedanías. No ha habido ninguna evaluación ni balance de las propuestas contenidas en él y su aplicación práctica.
En octubre de este año, con pompa y circunstancia, el consistorio presentaba un nuevo Plan de Movilidad Urbana Sostenible Murcia 2025-2032. El alcalde describía el proyecto formado por tres ejes estratégicos, nueves líneas de actuación y 64 actuaciones. Este plan nace con una deficiencia estructural por la falta de transparencia informativa a la ciudadanía y el déficit de participación real en la elaboración del documento. Es un plan que no tiene plazos de ejecución, calendario o compromisos reales de actuación sobre la movilidad. Los objetivos no son cuantificables y no transforma la movilidad en la ciudad, sino que plantea algunas mejoras en el modelo existente.
No se ha contado con las aportaciones de entidades que llevan trabajando mucho tiempo en movilidad urbana: asociaciones vecinales, ambientales o sindicatos del transporte, entre otras. La Mesa del Transporte del municipio, un espacio de información y debate para temas de movilidad y tráfico, no ha tenido el más mínimo conocimiento sobre este plan ya que el ayuntamiento lleva sin convocarla desde 2021.
El plan tiene un carácter sesgado al favorecer el casco urbano frente a las pedanías. Las medidas y actuaciones más significativas son para el centro urbano mientras que, solamente, un tercio de ellas se destina a las 55 pedanías de la ciudad que concentran la mayoría de la población del municipio.
Se renuncia a la idea del tranvía como eje estructurante de la movilidad. Supone un paso atrás respecto al anterior plan, en el que apostaba por el tranvía como eje vertebrador que, ahora, es sustituido por un tranvibús, un servicio de autobús de tránsito rápido (BTR), que tiene un alcance limitado y no responde a la concepción de una red integral de transporte público. La ampliación del tranvía solamente llega al barrio de El Carmen. Es necesaria la planificación de un modelo de tranvía que se convierta en eje vertebrador de un área metropolitana, uniendo Molina de Segura con El Palmar y Alcantarilla con la Costera Sur; que ya se había proyectado en 2013.
Además de los tres ejes peatonales de Oeste a Este, que se proyectan sin plazos de ejecución (corredores Acequia Nueva, Arrixaca y antiguo zoco de Verónicas), necesitamos una mayor peatonalización en el casco histórico y en pedanías unido a procesos de despavimentación de suelos urbanos. Hay que apostar por la remodelación de las plazas, con vegetación con el objetivo de una renaturalización del municipio frente al auge del hormigón, el ladrillo y el granito.
El plan vuelve a insistir los proyectos de aparcamientos urbanos y subterráneos que incentivan la entrada de vehículos al centro, disfrazados de aparcamientos disuasorios. Además, se ubican en zonas de flujo preferente como el entorno del Auditorio o proyecto del Malecón. La amnesia del Ayuntamiento, que tanto enfatizaba proyectos como el parking subterráneo de Floridablanca, es palmaria.
Se necesita también la constitución de una Área Metropolitana que coordine los planes de movilidad con el Gobierno regional y los ayuntamientos de Murcia, Alcantarilla, Molina de Segura, Santomera o Beniel, un área que supera los 700.000 habitantes; ya que los problemas y los proyectos de movilidad sostenible para el futuro están interrelacionados.
El deterioro continuo de la calidad del aire es un problema real. Los contaminantes crónicos en Murcia son el ozono troposférico (O3), las partículas (PM10 y PM 2.5) y el dióxido de nitrógeno (NO2). Necesitamos un transporte público sostenible, de calidad y medidas de disuasión del uso del coche. En el municipio, la mitad de los viajes se hacen en vehículo privado. Hay que desarrollar una Zona de Baja Emisiones (ZBE) que limite el acceso de los vehículos más contaminantes a la almendra central urbana, como elemento de mejora de la calidad del aire y de mitigación de los impactos del cambio climático en nuestro ámbito.
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