“Hay que hacer un nuevo contrato social y debe ser feminista”
El miércoles pasado se celebró en el edificio Moneo de Murcia una mesa redonda bajo el título “Mujeres y política: Activismo del siglo XXI”, organizada por EQUO RM, y que reunió a tres destacadas activistas del movimiento feminista: Lola Ferre, miembro de la Red Feminista de la Región de Murcia; Alicia Poza, de la Comisión 8 de marzo; y Maria José Campillo, miembro de EQUO RM.
Alicia Poza analizó la situación actual de las mujeres en todos los ámbitos, tanto públicos como privados, y señaló las dificultades que tradicionalmente han encontrado las mujeres para desarrollar de forma plena sus capacidades, entre las que se encuentran las diferencias salariales con respecto a los hombres y la violencia a la que son sometidas por parte de nuestra sociedad patriarcal. En opinión de Ponza, existe la necesidad de que las mujeres lideren propuestas concretas y que la cultura femenina se integre en la política.
Lola Ferre argumentó que las mujeres se encuentran con mayores dificultades que los hombres para ocupar puestos de responsabilidad y para poder gestionar, debido a las estructuras patriarcales que dominan las organizaciones sociales y políticas. Además, puso de relieve la lentitud con la que se producen los cambios en la vida politica y en la participación pública de las mujeres, y que en algunos casos, los pasos adelante van seguidos de pasos hacia atrás, por ejemplo cuando las mujeres más reivindicativas son sustituidas por otras con mayor docilidad respecto a las políticas dictadas por los hombres. Una muestra de ello es el hecho de que la tasa de representatividad de las mujeres en las instituciones haya descendido en los últimos años en la Región de Murcia, estando por debajo del 40% que exige la ley.
Por su parte, Maria José Campillo se definió como feminista y como defensora de la ecología política, y explicó la imprescindible unión que existe entre ambas posturas. Campillo defendió la tradición de participación, gestión y diplomacia que las mujeres han llevado a cabo en los movimientos sociales, en contraste con el poco peso político con el que cuentan después en las instituciones. Además, denunció el escrutinio especial al que se somete a las mujeres en esos niveles y apeló a la responsabilidad de la nueva generación en la consecución de un nuevo contrato social, que por fuerza tendrá que ser feminista para lograr una sociedad en la que la igualdad efectiva de derechos entre hombres y mujeres sea una realidad.