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El historial del circuito navarro de Los Arcos: impulsado por UPN, 60 millones de agujero y nuevos dueños británicos

El expresidente de Navarra Miguel Sanz (UPN), en la inauguración del Circuito de Navarra

Rodrigo Saiz

1 de octubre de 2022 21:46 h

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Tras quince años acumulando pérdidas que superan los 60 millones de euros, el Gobierno de Navarra ha cerrado este jueves la venta del circuito de Navarra por 7 millones de euros, de los que 5,3 servirán para liquidar el préstamo de 35 millones de euros que se solicitó para su puesta en marcha, a la empresa británica especializa en gestión de trazados de velocidad Motor Sport Vision (MSV). Impulsado por el Gobierno de Miguel Sanz (UPN) en 2007, el Ejecutivo de María Chivite se desprende de él para “que siga vinculado a Navarra, pero sin suponer un desembolso de dinero público”.

El circuito está en las inmediaciones de Los Arcos, una localidad situada a unos 60 kilómetros al suroeste de Pamplona de poco más de 1.000 habitantes más cercana a Logroño que a la capital navarra, y el agujero es equivalente a 25 veces el presupuesto municipal anual. Para tasar el circuito, el Gobierno foral encargó un informe “de aproximación al valor de la instalación” a una consultora independiente que, empleando tres metodologías diferentes, concluyó que el valor del trazado era de unos seis millones de euros.

Entre las cláusulas del contrato se recoge que el nuevo propietario deberá constituir una sociedad para la gestión del trazado con domicilio fiscal en Navarra y que durante al menos los primeros cinco años el circuito deberá tener actividad. En caso de venta durante los dos primeros ejercicios, el incremento de precio, si lo hubiere, lo ingresaría el Gobierno de Navarra, cifra que se reduce al 75% en caso de que la venta se produzca durante los tres siguientes años. A partir del sexto, el nuevo comprador tendrá total libertad para deshacerse del trazado.

Además, Jonathan Palmer, expiloto de Fórmula 1 y dueño de MSV, deberá subrogarse a la plantilla actual, compuesta por diez personas, así como a hacerse cargo de una inversión de unos tres millones de euros para el reasfaltado de la pista, la renovación de la flota de vehículos y flota de 'karting'.

“Nunca ha vendido ninguno de los circuitos que ha comprado y acumula más de 30 años de experiencia en la gestión de este tipo de infraestructuras tan específicas”, destaca Ramón Urdiáin, director gerente de la empresa pública NICDO, que desde 2020 asume la gestión directa del circuito. La empresa es además dueña de otros seis circuitos, todos ellos en las islas británicas, y que acumulan beneficios año tras año. “Con el proceso de compra a través de candidaturas buscábamos un comprador que cumpliera con los requisitos de solvencia económica así como experiencia en la gestión de este tipo de infraestructuras y una propuesta que genere un impacto positivo en la comunidad foral mediante su actividad”, añade la consejera de Cultura y Deporte, Rebeca Esnaola, que celebra que la propuesta ganadora cumple todos estos requisitos.

Los dos han resaltado los “beneficios” de vender el circuito, tal y como había recomendado la Cámara de Comptos, el tribunal de cuentas navarro, por el alto coste de las inversiones, así como los gastos de amortización de la deuda o los costes de la gestión de eventos, que en total rondan los cuatro millones de euros anuales. “Se ha resuelto un problema”, aseguran.

Impulsado por UPN

Proyectado por la empresa navarra Construcciones Samaniego en los años de bonanza económica, el Circuito de Navarra atrajo desde un primer momento al presidente Sanz que enseguida incluyó al Gobierno de Navarra en el proyecto a través del a Sociedad pública de Promoción de Inversiones e Infraestructuras de Navarra (SPRIN) con una participación inicial de un 45% del capital. Tan solo un año después, en el 2008, SPRIN ya era el principal socio del circuito, con un 95% del capital “debido a la falta de aportación de capital por la parte privada”.

De esta forma, lo que en un inicio estaba presupuestado en seis millones de euros de participación privada, terminó costando 52 millones de euros de inversión pública. A esta cifra hay que sumar el abono de los intereses del préstamo que se solicitó de 35 millones para su puesta en marcha, cifrados en nueve millones de euros, y cinco millones resultado del déficit de explotación. En total, 70 millones de euros de dinero público invertidos en un circuito que nació con la voluntad de dar un impulso económico a las localidades de alrededor, pero que ha terminado siendo una merma económica para las arcas públicas, y de los que solo se han recuperado 7 millones con su venta.

Ya en el año 2010 la Cámara de Comptos fue crítica con la actuación del Gobierno foral en esta operación señalando que no existía ningún documento que explicara la decisión de participar en el proyecto con un inversor privado. Constató la falta de definición previa del mismo y remarcó la necesidad de que este tipo de inversiones se soporten siempre en documentos que incluyan los objetivos, indicadores para medir su cumplimiento y plan de viabilidad.

Dado que desde su inauguración en el 2010 hasta el 2013 el circuito ya acumulaba un déficit de cinco millones de euros, la sociedad pública NICDO (Navarra de Infraestructuras de Cultura, Deporte y Ocio) planteó la posibilidad de arrendarlo. Fue así cuando en 2014 se cerró con la empresa Los Arcos Motosport S.L. un contrato de alquiler de cuatro años -hasta 2018-. Según detalla Comptos en un informe presentado hace unos meses, en el que recomienda la venta del circuito, se estableció una renta de 150.000 euros para el primer año, 250.000 para el segundo y 300.000 para los dos últimos. En ese mismo contrato se incluyó una clausula opcional de compra de 15 millones de euros por parte de la empresa Los Arcos Motosport S.L. que no fue ejecutada.

En 2018 se formalizó una prórroga del contrato para 2019, firmándose posteriormente en julio de 2019 uno nuevo para el periodo 2020-2024 en el que se exigía a la empresa arrendataria disponer de unos fondos propios de al menos 500.000 euros. Ante la imposibilidad de cumplir ese requisito, sumado a algunos impagos del alquiler, en noviembre de 2019 la empresa solicitó la resolución del contrato, que fue aceptada por NICDO.

Así, desde 2020 NICDO asumió la gestión directa del circuito. Durante 2020 los gastos fueron de 2,4 millones de euros y los ingresos 680.000 euros con una plantilla media de nueve empleados, dejando un déficit superior al millón y medio de euros, algo en lo que influyó mucho la pandemia de COVID-19, destaca el órgano fiscalizador.

Con la venta, el Gobierno de Navarra se desprende de una instalación que se ha tragado decenas de millones de euros de dinero público y que seguirá en Navarra, “generando impacto económico”, pero en manos privadas y sin generar mayor gasto público.

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