Los incendios de Navarra fueron causados en su mayoría por cosechadoras y “actividad humana intencionada”

Rodrigo Saiz

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Las primeras investigaciones llevadas a cabo por el grupo de Medio Ambiente de la Policía Foral y del Seprona de la Guardia Civil sobre el origen de los incendios que hace una semana arrasaron más de 15.000 hectáreas de la comunidad foral apuntan a que la mayoría de los focos fueron provocados por la actividad agrícola con cosechadoras y la “actividad humana intencionada”. Así lo ha avanzado el vicepresidente primero y consejero de Igualdad, Función Pública e Interior, Javier Remírez, en una comisión parlamentaria en la que ha comparecido a petición propia para explicar la gestión de los incendios.

Remírez ha señalado que las pesquisas llevadas hasta la fecha apuntan a que los focos tuvieron causas “multifactoriales”, si bien en su gran mayoría fueron provocados por causas no naturales. Así, uno de los fuegos que más hectáreas calcinó y que obligó a desalojar varias poblaciones, el de Ujué y San Martín de Unx fue provocado de manera “intencionada”. También fue originado por la “actividad humana intencionada” el fuego que afectó al municipio de Lerate.

Otro grueso de los incendios fue provocado por la actividad agrícola con cosechadoras. Es el caso de los focos originados en Bardenas, Arguedas, Valtierra, Eunate o Berriozar. El Ejecutivo foral había recomendado en los días previos a que se registraran los incendios “cesar la actividad agrícola” ante el alto riesgo por las altas temperaturas, la escasez de humedad y las previsiones de fuertes vientos.

Tan solo dos fueron por causas naturales derivados de las tormentas secas que afectaron a Navarra. Es el caso de los fuegos registrados en la sierra de Leyre, que hizo que se tuviera que desalojar a los monjes del monasterio, el de Olleta o el de Los Arcos.

El vicepresidente y consejero de Interior, a quién Navarra Suma (UPN, PP y Ciudadanos) ha pedido que dimita por su “nefasta gestión”, ha defendido su actuación y la de su departamento ante un “episodio altamente extraordinario que trasciende a la gestión del día a día de las emergencias”. Según ha apuntado, “Navarra se enfrentó a uno de los mayores episodios de gestión de emergencia de su historia” que obligó a desplazar a más de 9.000 personas de sus localidades por la cercanía de las llamas, en cuya extinción participaron más de un millar de efectivos de cuerpos de bomberos de seis comunidades distintas -Navarra, Euskadi, Aragón, La Rioja, Castilla y León y Castilla-La Mancha- y de la Unidad Militar de Emergencias (UME).