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Policía Foral, de una seguridad integral a no tener vestuario para motociclistas

Un dispositivo de la Policía Foral.

Garikoitz Montañés

¿La Policía Foral está en peligro? Los sindicatos aseguran que sí, mientras que el Gobierno Foral defiende que no ha emprendido ninguna estrategia de desmantelamiento del Cuerpo. La negativa a que los agentes forales participaran en el dispositivo de tráfico de la Vuelta Ciclista a España ha reavivado el cruce de reproches entre ambas partes, especialmente desde que las centrales denunciaran ante el Parlamento, el pasado 25 de septiembre, las deficiencias del servicio. Un parque de vehículos que se ha quedado viejo, falta del vestuario adecuado, reducción de efectivos y, por tanto, de las intervenciones…

Y todo ello a pesar de que, oficialmente, el mensaje es que la Policía Foral puede y debe ser la fuerza de seguridad integral y de referencia de la comunidad. Sin embargo, el Comité de Personal que agrupa a los sindicatos del Cuerpo (APF, CSIF-SPF, CCOO, UGT, ELA y Afapna) insiste en que eso no se puede lograr sin medios. De hecho, en esa comparecencia insinuaron que la ausencia de la Policía en la Vuelta intentaba, por vergüenza, tapar sus carencias. La gravedad de las acusaciones es tal que cabe repasar cuáles son los principales puntos de fricción entre los representantes de los trabajadores y la Consejería. Aquí están los principales.

Un parque de vehículos antiguo

En la comparecencia sobre la Vuelta, los sindicatos expusieron la situación actual del parque de vehículos en el Área de Tráfico y Seguridad Vial, aunque insisten en que la situación es similar en todo el Cuerpo. En la actualidad, disponen de 35 motocicletas (en 2012 eran 58), siendo la más reciente una matriculada en 2007 y la más antigua, otra de 1998. El representante del sindicato ELA Félix San Juan asegura que las averías se producen a diario y que, en lugar de apostar por una renovación progresiva de los vehículos, se sigue estirando la vida útil de los más antiguos con reparaciones muy costosas. Alfonso Martínez, de APF, recalca que cada vez son más los vehículos que “duermen en el taller”.

El consejero de Presidencia, Justicia e Interior, Javier Morrás, cuestionó recientemente, y también ante el Parlamento, los datos sobre la cantidad de kilómetros acumulados por el parque móvil. Con todo, Morrás sí recordó que los presupuestos de la Policía Foral, con sus inversiones y adquisiciones se han ajustado a la situación de crisis actual (hubo 55,65 millones en 2010 y 49,9 en 2013, según se recoge en la Memoria de la Policía Foral del año pasado), pero con un recorte inferior al de otros departamentos.

Vestuario inadecuado

Otra de las demandas de la plantilla es una mejora del equipamiento en general y del vestuario en particular. El sindicato APF ya presentó el pasado 14 de agosto una queja ante el Defensor del Pueblo de Navarra en las que criticaba la falta de prendas de protección para los motociclistas. Esta reclamación ya se planteó en septiembre de 2013 y, entonces, desde la Administración se alegó que no había dinero para ello. En junio de 2014 se recibieron 100 cazadoras, pero el problema es que había 150 funcionarios que las necesitaban. El Defensor respondió después que el compromiso de la Jefatura de la Policía era continuar con la adquisición de prendas superiores con protecciones para motociclistas en 2015.

A este respecto también hizo referencia Morrás en su comparecencia, al asegurar que se va a proceder a la compra de 75 chalecos antitraumas.

Falta de efectivos

Otra de las quejas básicas es que la Policía Foral no cuenta con los efectivos suficientes para convertirse en una Policía integral. Desde los sindicatos precisan que, en la actualidad, hay 1.080 agentes (aunque, según un reciente informe de la Cámara de Comptos, el número de plazas es de 1.230), pero que el compromiso, ya en 2012, era contar con 1.200. En 2010, por ejemplo, había 1.095. Lamentan, por ello, que el Gobierno reclame más competencias, que cree desde 2004 nuevos centros hasta contar con siete comisarías, pero que luego no las dote de medios. San Juan, de ELA, se pregunta si la Policía Foral está preparada para, por ejemplo, vigilar grandes concentraciones, y la respuesta es clara: “No, no hay personal suficiente”.

De hecho, los sindicatos critican que la prometida ampliación de efectivos de la Policía Foral pase por la integración en el Cuerpo, como ha pretendido el Gobierno, de determinadas policías municipales como la de Sangüesa. Sin embargo, las centrales ya se han opuesto a este proceso que, en su opinión, puede generar conflictos jurídicos ya que las plazas obtenidas por los municipales eran para ese puesto y no para otro. Desde el Gobierno de Navarra, por su parte, se defendió que este proyecto pretende “racionalizar” servicios, evitar duplicidades y mejorar los niveles de respuesta.

La Policía Foral no es prioritaria

Los sindicatos también denuncian que, cuando se plantean llamadas de emergencias al 112 o cuando las policías municipales deben avisar a la Judicial, el protocolo se sigue de forma adecuada, pero no entienden que la Policía Foral simplemente sea una opción más entre el destino de esos posibles casos, que también pueden acabar en manos del Cuerpo Nacional de Policía o de la Guardia Civil. Desde ELA consideran que la Policía Foral debería ser “prioritaria” en atender estas llamadas, “y no lo estamos siendo”.

De ahí que, entre los recortes y la falta de efectivos, las centrales denuncien que su nivel de intervención se está reduciendo. Además, según apunta Martínez de APF, “el empeño por reducir costes no viene acompañado de medidas organizativas que combatan la inevitable merma de nuestra prestación a los ciudadanos. Entendemos, por tanto, que al Gobierno de Navarra le da igual el servicio que presta la Policía Foral o, dicho de otro modo, estima que no resulta esencial”. Morrás, por su parte, ha defendido que hasta el momento la apuesta del Ejecutivo por el Cuerpo ha sido “decidida pero selectiva”, tratando de sacar el máximo rendimiento a los recursos disponibles. Compararlo, ha asegurado, con datos de la anterior legislatura no tiene sentido puesto que se trataba de una mayor bonanza económica; para la Comisión de Personal, sin embargo, este es el reflejo de la falta de apoyo progresivo a un Cuerpo que estaba llamado a asumir más competencias.

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