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ENTREVISTA | Santi Balmes, cantante

“Claro que adoctrino a mis hijas, pero dime qué padre no lo hace”

Santi Balmes

Rubén Regalado

Santi Balmes (Sant Vicenç dels Horts, Barcelona, 1970) es una estrella del Pop. Canta y escribe las canciones de Love of Lesbian. Además escribe libros. Tiene uno infantil y acaba de sacar una novela. Con esos mimbres parece imposible que, además, tenga tiempo para ejercer de padre con sus dos hijas, de 14 y 12 años. Quedamos en un hotel de Madrid para hablar de paternidad pero acabamos hablando de libertad sexual, feminismo y política. Es tarde y lleva todo el día concediendo entrevistas de promoción de su nueva novela.

Empecemos por el principio, ¿cómo decidieron tener hijos, fue una decisión meditada?

Fue un impulso absoluto y de alguna manera aceptando todas las consecuencias que estarían por venir pero… (se lo piensa)... aún así subestimas las consecuencias que están por venir (se ríe). Nunca es una decisión consciente al cien por cien, es la decisión más meditada de tu vida y a la vez la menos meditada. Si fueras consciente de verdad de lo que supone la maternidad o la paternidad, igual no lo haces. Quieres adquirir un compromiso pero en realidad ignoras hasta qué punto va a cambiarte la vida o si te vas a arrepentir. En mi caso no ha sido así, pero cuando tomas esa decisión abres una puerta y no sabes qué te vas a encontrar.

¿Hubo algo de “vale, ya me he drogado y he bebido lo suficiente”?

Yo fui padre con 33 y 34 años y era un momento en el que miré a mi pasado y pensé que ya había vivido lo suficiente, aunque luego no es del todo cierto. Yo ya me veía mayor, pensamos que era el momento y no hubo el debate que algunas personas tienen sobre si nos quedaba mucho por hacer. Bueno, si nos quedan cosas por hacer, pues esas cosas se van a tener que compartir con la paternidad. Fue como un instinto, una necesidad vital, casi biológica.

¿Cuando nacen las niñas cogió baja de paternidad, pudo parar un poco?

No paré, dio la casualidad de que coincidió con la época de subidón de la banda.

Hoy hay otra conciencia sobre la implicación de los hombres en el cuidado gracias a la ola feminista. ¿Actuaría hoy de forma diferente?

Hay una cosa que tengo que dejar clara, yo entre semana acostumbro a estar en casa y puedo dedicar la tarde a la niñas. El problema es el fin de semana, pero de lunes a viernes puedo ir a recogerlas al colegio, llevarlas extraescolares o lo que sea. Tengo repartido el día con mi mujer, ella es la matutina y yo el vespertino.

¿Y cuando va de gira?

El gran problema es Latinoamérica porque en verano, que es la época fuerte de los festivales, las niñas pueden estar de campamentos y no les afecta. Además, desde que varios en la banda somos padres, se respetan 20 días de vacaciones familiares al año. Siempre. Y hemos dicho que no a festivales por estar ahí. No queremos ser el más rico del cementerio o que tus hijas se acostumbren a verte en 'la 2' en vez de en casa. Para eso no eres padre.

Dice que paran pero ¿ha habido algún momento en el que haya tenido sentimiento de culpa, de pensar: “me gustaría estar más presente”?

Continuo, continuo… lo que pasa es que las niñas han aprendido también a tener un padre que algunos días está ausente, pero creo que nunca hemos cometido dejación en nuestras funciones e intentamos compensar cuando estamos en casa.

Pero usted podría salir menos de gira, grabar menos... siempre podría haber elegido estar más en casa.

Yo creo que lo hemos hecho, hemos configurado mucho la agenda y ha desaparecido gente de la banda porque tenía un bebé y hemos buscado un sustituto, las bajas por paternidad se han cumplido... excepto en mi caso, que cuando el que faltaba era yo lo que hacíamos era cancelar conciertos. Pero sí, hemos parado máquinas, por supuesto que sí. Y en la época de subidón, llegaba el fin de semana y salíamos, pero entre semana los ensayos estaban, y siguen estando, condicionados al horario escolar de los hijos. Muchas mañanas mi mujer trabajaba y se iba antes y yo llevaba a las dos niñas al parvulario. Pasamos una época en que cambiaba los pañales a dos manos porque se llevaban año y medio y estaban en la mesa las dos con el culo arriba. Por eso no tengo un especial sentimiento de culpa, porque sí que pudimos adaptarnos a nuestra manera.

Lo que me cuenta es lo opuesto a lo que se espera de una estrella del pop. No se les imagina cambiando pañales.

Es que hemos tenido mujeres muy cañeras. Mujeres que llegabas y le decías: “Cómo lo hemos petado en el Festival de Benicàssim… llenazo absoluto”; y ella respondía: “¡Toma! (hace el gesto de entregar un bebé) se acaba de cagar”. Y era como ¡guau! acabo de llegar a casa, es verdad, soy padre… bofetón de realidad.

Decía Zahara en una entrevista hace poco que los hombres pueden irse de gira con niños pequeños porque se queda en casa la mujer pero que para ella es imposible. ¿Es así?

Es una lástima pero sigue siendo así. Una ausencia prolongada cuando estamos en una etapa de tanta dependencia de la figura femenina como es un bebé… es más duro para ellas. Y lo hace más duro que en la sociedad seguimos con esos roles. Eso hace muy difícil que un grupo de música formado solo por mujeres funcione. Por eso es mucho más normal que un chico se dedique a la música, porque tiene muchos más ejemplos visuales en los que fijarse…

No hay referentes…

Claro, apenas hay referentes, y las bandas femeninas no suelen ser muy longevas, las exclusivamente formadas por mujeres. Cuando viene un hijo ya es un apaga y vámonos y es una lastima porque cantantes como Zahara, o las que sean madres, tiene que reconfigurar por completo su carrera de una forma más ingeniosa.

Le he leído contar que lleva a los hijos al colegio por suerte y por desgracia, que me parece una forma estupenda de definir la paternidad. Esa dicotomía entre disfrutar y sufrir la paternidad.

Es que nosotros nos criamos en una generación de madre muy presente y padre bastante ausente. Estaba muy diferenciada la figura autoritaria del padre, que hablaba poco pero te giraba la cara de un hostia. Y por otro lado la madre, que era la eterna mala de la película.

Y este es el problema con las hijas, las disfrutas pero también tienes que ejercer un poco de malo de la película. En mi caso, como pasa con los padres divorciados, el que está menos presente es el que mima más al hijo y eso convierte al otro en el malo de la película. A mi me pasa que llego a casa un lunes y sé que me vuelvo a ir el jueves y tengo muy poca predisposición a enfrentarme con mis hijas por los problemas que puedan tener porque dices: ¿me voy a ir otra vez en dos días y las voy a dejar maldiciéndome?

Hay que tener cuidado porque los roles se pueden estar generando de una manera en que ellas recordarán a la madre como la mala que estuvo ahí siempre y acabarán idealizando al padre con el que no tienen enfrentamientos. Criar es un juego muy psíquico todo el rato, un juego en el que quieres ser amigo pero no puedes... pero, evidentemente, el placer de verlas crecer es un espectáculo.

¿En qué ha cambiado su vida la paternidad?

Sobre todo en huir de ti mismo. El momento en que te ponen la criatura en los brazos es un antes y un después. Creías que eras el fin de todo y te das cuenta de que sólo eres un grillete más dentro de la cadena de la evolución, de la vida y de la muerte. Y también ser padre te reconcilia con tus defectos y los defectos de tu pareja.

¿Algo así como aprender un poco a querer a su pareja porque quiere mucho a sus hijas y la ve reflejada en ellas?

Claro, por ejemplo yo no podía entender que mi pareja se durmiese en mitad de una peli. Es una tontería pero me molestaba bastante. Y de repente ves que tu hija pequeña hace exactamente lo mismo. Y ves que la mayor es más como yo. Yo soy nocturno y tiendo al caos, no soy de rutinas… mi mujer antes tampoco lo entendía. Ver todo esto en tus hijas te reconcilia un poco, aprendes a ver que hay cosas que no se pueden evitar, y aceptarlas mejor.

Y en el proceso creativo, ¿como le ha influido ser padre? ¿Le ha hecho peor, mejor, distinto…?

Yo creo que ni mejor ni peor, la paternidad lo que te hace ver es la cantidad de tiempo que desperdiciaste antes de ser padre. Cuando no eres padre no hay fechas límites y quizás algunas personas necesitamos esa paternidad para darnos cuenta de que el tiempo pasa. De los 20 a los 30 vives como si el tiempo no pasara y con 29 te ves igual que con 21 pero cuando eres padre ves el tiempo a través del crecimiento de tus hijas, hay como un reloj visual, que es tangible casi cada día Aprendes a quedar sólo dos veces en el local de ensayo y estar todos superconcentrados en lo que estamos haciendo porque mañana es el cumpleaños de Marc, del hijo del Oriol, y mañana no hay ensayo. Y eso es sagrado. Yo pasé a tener menos tiempo para componer pero me volví mucho más eficiente, no podía fallar. Mi cerebro cambió y empezaron a salir los discos que han marcado más nuestra carrera.

Desde entonces le has dedicado a tus hijas canciones, libros… ¿Cuando ve que hay padres que no le dedican, que no le escriben canciones a sus hijos, no le resulta raro que no les salga?

Hostia menuda pregunta… Yo creo que… (duda) quien no lo ha hecho, me da la sensación de que está pendiente de hacerlo o quiero pensar que está pendiente de hacerlo, no quiero pensar que en su vida ser padre haya sido una anécdota más. Desde mi punto de vista, la paternidad despierta en ti un sentimiento animal que es incontrolable.

¿Le ha pasado que, al tener a sus hijas, se ha dado cuenta de que las quiere más que a nada, que hasta entonces no había llegado a querer tanto a nadie?

Claro, no quiero llegar a decir eso porque entonces quien no tiene hijos va a decirme ¿que pasa que yo no sé querer o que yo no conozco el amor? Pero estoy de acuerdo y lo pienso, porque todo el amor que conoces hasta que eres padre está condicionado o por una atracción física o por un sentimiento melodramático casi sadomasoquista del amor, pero esto es jodidamente puro, no viene condicionado por nada más que ese sentimiento. Es la perra lamiendo a sus cachorros, te acerca a una animalidad, a una ancestralidad que es casi espiritual. Puedes decir que es un sentimiento animal y que es un estrato más bajo de la intelectualidad humana pero no, es tan animal como elevado, porque te reconcilia con el sentido de la vida.

¿De alguna forma, dejas de ser el centro de tu propia vida?

Sí, y poner a una persona siempre por delante de ti es increíble, porque jamás habías huido así, todo estaba vinculado a tu yo. Hay una escena de una película sueca (Fuerza mayor). Está una familia perfecta en una estación de esquí, padre, madre, dos niños… y viene un alud. El acto reflejo del padre es largarse sin coger a los niños. ¿Y qué pasa después? diga lo que diga el padre, la madre pensará siempre: “ya, ya, pero tu acto reflejo fue huir como una rata”. Esa reacción me provocó un ¿yo haría lo mismo? Estoy convencido de que no pero… ese es el arte de esa escena.

Vivimos en un momento de cambio, de tsunami feminista. Sus hijas son casi adolescentes, ¿cómo influye el momento concreto que vivimos en la forma en que las educa?

Son ellas las que están apretando en ese sentido.

¿Aprende mucho de ellas?

Muchísimo. El otro día la mayor me preguntó: “¿por qué cuando se habla de fútbol y juegan tíos se dice fútbol y cuando juegan tías se dice fútbol femenino?”. Y dije, hostia, claro, hay cosas que damos por supuestas que ellas no dan por sentadas. Están cogiendo el testigo muy bien y van a llevar a la sociedad a otro punto.

¿Hablan en casa de estos temas?

Todo se habla y me tienen muy sorprendido por la conciencia social que están adquiriendo. La conciencia de género. Se está haciendo una muy buena labor también en algunos colegios públicos. El de mis hijas ha estado un mes con las paredes llenas de todas las mujeres que han contribuido a la ciencia y han sido silenciadas, como Ada Lovelace. Es fantástico porque necesitan referentes todo el rato, están huérfanas de referentes. Y se da por supuesto que deben ser según qué cosa y no, ¡maldita sea, estás capacitada para todo!. Que se enseñen esos referentes me emociona porque lo que menos quiero es que dependa de un hombre… o de cualquiera, que sean autónomas, elijan la orientación que elijan. Eso también se habla mucho en casa, las orientaciones sexuales, el colectivo LGTBIQ...

¿Y hablan más de estos temas más sociales o de política?

En Catalunya hoy por hoy no hablar del procès debe ser imposible... También se habla.

¿Y cómo lo trata eso? Usted tiene sus ideas, ¿las expresa o intenta no marcar con sus ideas a sus hijas?

Dime qué padre no lo hace. Dime qué padre no adoctrina en un sentido o en otro. Yo veo un niño con una bandera independentista y pienso: es normal es lo que está mamando en casa. Y veo otro con la bandera de España y digo: pues también es normal, qué cojones, luego ya decidirán, pero es imposible estar al margen. Yo soy una persona que cuando sale el Rey de España por televisión me levanto indignado y me voy. Desde el discurso del 3 de octubre para mi ha dejado de tener ninguna vinculación conmigo, no lo considero nada, es un ciudadano más. Eso lo he dejado muy claro, que la monarquía es una anacronismo. ¿Y eso es adoctrinar? Pues entonces sí, estoy adoctrinando en una postura muy republicana...

¿Qué haría si su hija acaba con unos valores diferentes a los suyos, si le sale machista u homófoba?

Es imposible, es imposible… una de las mejores amigas de mi hija es lesbiana y no hay ningún problema. Siempre les decimos, da igual de quién os enamoréis lo importante es la persona. Si corren el riesgo de que son muy abiertas y hablan con niños o niñas cuya educación es mucho menos abierta. Le pasó a mi hija mayor hace poco, una niña la llamó lesbiana y la dejó de hablar porque le dijo que le parece bien cualquier opción sexual. La gente enseguida confunde términos. Es como cuando dices que está a favor del referéndum, enseguida sale alguien y te dice “¡ah! eres independentista”. No tío, estoy a favor de que la gente vote, no confundamos términos. La policía del pensamiento está todo el rato machacando desde Twitter, hoy ya somos todos la policía del pensamiento. Hay que formar a la gente para que tenga criterio propio, es lo importante… pero ¿adoctrinar? claro que sí, estamos adoctrinando desde la izquierda, obviamente.

¿Se siguen en redes sociales, controla lo que hacen sus hijas?

Nos seguimos en redes y tengo su contraseña pero no la uso, es un método disuasorio pero abogo mucho por la autogestión. Aunque reconozco que los chicos de la edad de mi hija me dan miedo. Están en un momento en el que piensan con la punta de la polla. Lo sé porque me pasó a mí, y más hoy cuando tienen un acceso absoluto al porno. Yo ya empiezo a detectar una cierta asincrconía entre lo que a mi me gustaría aconsejar y lo que ellas ya saben. Estamos en un momento en el que sus tutores pueden ser un listillo en Youtube. Ese es el miedo, cuidado a quién estás haciéndole caso.

¿Este miedo de ahora es diferente al miedo de cuando eran pequeñas?

El miedo cuando son pequeñas depende mas de ti. Ahora ya no, ahora se acerca el momento en que me dirán “me puedo ir con tal… no va a beber”. Esto me da pánico, es la época que menos estoy deseando que pasen. Estamos intentando no caer en la educación del miedo que me inculcaron a mí. Aunque no hay ahora tanta brecha generacional entre mis hijas y yo y la que tuve con mis padres, si hay una brecha enorme que es toda la vida secreta que puedan tener por redes. Me acojona mucho pensar que hay un tío en un momento dado que se hace pasar por un niño y contacte con ellas y que un día te digan que han quedado con Carla y tú digas, vale, siempre queda con Carla. Pero ese día ha quedado con ese tío o yo que sé. Al final, la paternidad es el acto más inconsciente que hay y si lo intentaras controlar todo sería un locura, sufrirías tres veces más de lo que te toca.

Pero afrontar o asumir que no lo puedes controlar es muy jodido.

Es muy jodido y creo que es una sensación que no tenían nuestros padres con nosotros. Nos íbamos por ahí y tal y si leían en El Caso que habían matado a alguien en Almería pues pensaban “bueno, es en Almería, está lejos”. Ahora Internet ha acortado las distancias, lo que le pasa a un niño en Bali parece que le ha pasado a tu vecino.

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