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Doctor Google, ¿qué le pasa a mi bebé?

Internet ha sustituido a las redes familiares para informarse sobre la crianza.

Adrián Cordellat / Diana Oliver

¿Le cogemos en brazos o le dejamos llorar?, ¿cómo le limpiamos los mocos?, ¿le damos ya cereales con gluten?, ¿por qué no buscas un tutorial para calmarle el cólico? Los padres, sobre todo sin son primerizos, tienen una cosa en común: la llegada de un bebé les convierte en un mar de dudas. La diferencia es que antes tenían a su disposición los consejos del médico, la familia y unas pocas guías contadas. Hoy, sin embargo, los manuales de crianza se cuentan por cientos y la red pone a disposición de los padres un sinfín de información que les abre nuevas posibilidades. ¿Y ahora qué hacemos?

La búsqueda “sueño infantil” en Google ofrece 1,2 millones de resultados. “Cómo dormir al bebé” se va hasta los 1,6. Entre esos resultados, artículos que te recomiendan el colecho y que critican el método Ferber o Estivill pero también otros que cuentan sus bondades. Lo mismo ocurre si buscamos “alimentación complementaria”. Es posible que el pediatra te haya dado las recomendaciones para empezar a preparar purés, pero si buscas en Google no tardarás en encontrar las bondades del Baby Led Weaning.

¿Qué consecuencias tiene esta cantidad de información en la forma en que vivimos las maternidades y paternidades hoy en día? Para María Isabel Jociles Rubio, doctora en Sociología e investigadora del departamento de Antropología Social de la Universidad Complutense de Madrid, el exceso de información es una fuente potencial de “inseguridad” ya que considera que “en muchas ocasiones lo que un padre o una madre recibe a través de diversos medios es información contradictoria”.

Sobre la inseguridad incide también Sabina del Río Ripoll, psicóloga especializada en maternidad y autora de 'Ante todo mucha calma' (La esfera de los libros), que hace referencia a esa cantidad desorbitada de “manuales de instrucciones” y de informaciones sobre cómo hemos de criar y educar a nuestros hijos que se contradicen en función del profesional que lo escriba. “El hecho de que estos manuales marquen directrices sobre lo que es adecuado y correcto, y que estén respaldados por un profesional, puede hacer sentir a los padres inseguros pero también conducirles a hacer cosas que están en contra de lo que les puede decir tanto el instinto maternal/paternal como el sentido común”, afirma. Para la psicóloga la información “es buena”, pero ante el exceso de ella corremos el riesgo de olvidar dos aspectos clave: “Cada niño es diferente y no hay nadie que conozca mejor a su hijo que sus padres”.

Que esta sobreinformación haya llegado a la maternidad se explica en parte por la pérdida de redes familiares que aporten información. “La familia cambia. Los urbanitas, especialmente, vivimos muy alejados de los contextos de información y aprendizaje que se tenían hasta hace unos años: muchas madres y padres aprendían a su vez de sus familiares, de sus vecinos, de su entorno. Hoy vivimos desconectados de las estructuras que nos podían dar soporte en este sentido. Pero es que, además, debemos tener en cuenta que han cambiado las formas de acceder a la maternidad (técnicas de reproducción asistida, por ejemplo), por lo que es más difícil que nuestro entorno pueda ayudarnos”, señala María Isabel Jociles.

Cuestionar lo establecido

Además de suplir la pérdida de redes familiares o dar respuesta a las incógnitas que suscitan las nuevas formas de acceder a la maternidad, el hecho de que exista mucha más información ha abierto la posibilidad de cuestionar cómo se han hecho las cosas hasta ahora. “Es la manera de evolucionar y no quedarnos estancados en la vida”, dice Sabina del Río, para quien “gracias a que hay personas que se han parado a pensar en si lo que se está haciendo es lo más adecuado o no para el niño, ya no se admite que se den regletazos en las palmas a los niños como manera de educarles en las escuelas, por ejemplo”. El siempre se ha hecho así y no ha pasado nada ha dejado de ser un criterio incuestionable.

Tener información fiable y actualizada también es positivo para la pediatra Gloria Colli ya que, en su opinión, “permite que los padres participen de las decisiones que se toman en relación a la salud de sus hijos, incluso que las cuestionen si no las consideran acertadas”. Además, valora que la información sea casi inmediata y ve como una gran ventaja “que los divulgadores hayan dado el salto a la red, y que interactúen tanto con su público como con otros divulgadores”.

Ahora bien, advierte Colli que si bien unos padres “bien informado” que cuestionan la decisión de un profesional desactualizado solo pueden redundar en un beneficio para la salud de su hijo, unos padres “mal informados”, por el contrario, pueden rechazar tratamientos adecuados y “en ese caso podría incluso ser peligroso”. Pone como ejemplo a aquellos padres que optan por poner en práctica terapias que no han demostrado su utilidad en lugar de aplicar tratamientos que sí se han demostrado eficaces según el método científico.

Con la información no sólo se pone en duda lo que tiene que ver con la crianza, los cuidados o la educación de los hijos, también todo lo que afecta a la salud reproductiva de las mujeres: fertilidad, embarazo, parto, postparto y lactancia. “La información da poder y herramientas a las mujeres para encarar el proceso de la maternidad”, opina Inma Marcos, comadrona que lleva casi dos décadas asistiendo partos y acompañando a mujeres en sus maternidades. Para Marcos, las mujeres informadas tienen criterio propio y pueden elegir: “Para mí el verdadero feminismo es ese: mujeres libres y empoderadas que gracias a la información eligen cómo quieren vivir, cómo quieren disfrutar el proceso de la maternidad y la crianza”.

Advierte la matrona, eso sí, que es importante aprender a escoger las fuentes de esa información para encontrar aquella que “valga la pena”, algo que se ha convertido en todo un reto. “Asociaciones como El parto es nuestro o Dona Llum aportan información muy fiable y basada en evidencia científica. También asociaciones de matronas tienen en sus páginas web documentos y artículos muy interesantes y recomendables como, por ejemplo, el que elaboró la Federación de Matronas de la Iniciativa Parto Normal”, enumera.

“Yo siempre digo que el cuestionamiento de los expertos es muy necesario, es un gran paso para acabar con la jerarquización del conocimento”, añade por su parte Cira Crespo, historiadora y coautora junto a Mariona Visa del ensayo ‘Madres en red: del lavadero a la blogosfera’ (Clave Intelectual). En ese sentido, y ante el gran caudal de información al que están expuestos los padres, considera que “el verdadero reto” que se nos plantea como sociedad es el de la educación para el pensamiento crítico: “Tenemos que construir una sociedad con niños que aprendan desde bien pequeños a cuestionar, pero no solo a cuestionar lo que venga desde el experto sino todo”.

Los blogs son la nueva tribu

Hace 30 años, cuando las familias no cuestionaban las figuras de autoridad ni sentían ese peso de la soledad no existían los blogs. Desde hace más de una década la blogosfera maternal no ha dejado de crecer. La mayor comunidad de blogs de maternidad y paternidad en castellano, Madresfera, nació en 2011. Hoy engloba a más de 4.000 blogs que entre todos suman alrededor de 15 millones de páginas vistas al mes.

“Los blogs de maternidad son como las sillitas que se ponían antes en las puertas de las casas al caer el sol, en las que se hablaba durante horas de lo que había pasado durante el día. Han permitido sacar temas ocultos de la maternidad y de la crianza a la luz, temas domésticos que pertenecían a la esfera más privada que de repente están cobrando una importancia que antes no tenían”, afirma Mónica de la Fuente, fundadora de la plataforma.

Su opinión la corrobora la historiadora Cira Crespo, que considera que los blogs “son una ventanita hacia fuera” que, en el caso de las mujeres que han sido madres y que pasan muchas horas solas en casa con su bebé, suponen un canal “enriquecedor” desde el que poder hablar de aquello que les sucede. “La blogosfera te permite crear algo, poder sentirse parte de algo, compartir. Todo aquello que en principio perdemos cuando somos madres porque estamos muchas horas encerradas en nuestras casa lo podemos recuperar un poquito a través de Internet”, añade.

Los blogs son un nuevo canal informativo, pero en este caso, como afirma la fundadora de Madresfera, transmiten esa información “desde un punto de vista muy personal, desde el mismo nivel de padre/madre, desde la conversación, desde las dudas ante la dificultad de la crianza, desde los retos que se nos van planteando día a día, desde la imperfección y la frustración ante una tarea para la que nadie te prepara. Y eso genera empatía, complicidad y comprensión en la mayoría de las ocasiones”.

Y también, ante la soledad con la que muchas veces se vive hoy en día la maternidad, se han convertido en un lugar de socialización, de búsqueda de “nuevas y diferentes” tribus, uno de los motivos por los que Mónica de la Fuente considera que los blogs siguen hoy “vigentes” en el mundo de la maternidad y la paternidad. “Es bonito ver como muchas mujeres estos años no nos hemos conformado con esa soledad y aislamiento y hemos buscado salidas. Y en eso Internet ha servido de mucho. De hecho, de muchas relaciones empezadas por Internet han surgido también amistades más profundas y grupos presenciales, redes de sostenimento que han ayudado mucho a muchas madres”, concluye Cira Crespo.

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