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“Los Reyes Magos te están vigilando” y otras amenazas navideñas a niños y niñas que es mejor evitar

Cabalgata de los Reyes Magos de Cádiz

Lucía M. Quiroga

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“Pórtate bien o no te traerá nada Papá Noel”. “Como sigas pegando a tu hermana, te van a dejar carbón”. “Los Reyes Magos te observan siempre, así que tú verás”. Son algunas de las frases hechas que planean en los ambientes con niños y niñas cuando se acerca la Navidad. Ya sea en el centro educativo, en casa o en la calle, este tipo de afirmaciones se utilizan de manera sistemática por parte de los adultos, en ocasiones sin mala intención, por pura repetición. Pero lo cierto es que, si se analizan bien, son amenazas veladas que pueden resultar dañinas para los más pequeños. 

Lucía López es socióloga y psicóloga especializada en infancia. Su valoración sobre este tipo de prácticas no deja lugar a dudas. “Las amenazas son siempre un abuso de poder, de nuestra autoridad sobre los niños y niñas. Forman parte de una forma violenta de educar”, explica, y añade: “Además no son efectivas desde el punto de vista de la educación: los niños no aprenden, solamente van a actuar por el miedo a que les castiguemos. Eso no es saludable para su desarrollo y causa un daño emocional”. 

Coincide con ese criterio Natalia Marín, maestra de educación infantil y orientadora, que lanza la siguiente reflexión sobre estas fechas: “Da igual cómo vivas la Navidad: si eres creyente o no, si pones el árbol el 15 de noviembre o el 8 de diciembre, si haces muchos regalos o pocos, incluso si sigues la tradición de hacer creer a tu peque que esos seres fantásticos existen o le cuentas la verdad. Lo que no se puede tolerar es utilizar el pretexto navideño para chantajear, humillar, manipular y amenazar a los niños”, advierte.

Por otra parte, el concepto de regalo se pierde cuando lo convertimos en una forma de chantaje. Así lo explica la psicóloga Lucía López: “Un regalo es una cosa que se da como muestra de afecto. Todos y todas merecemos afecto por el simple hecho de ser. Si condicionamos esto, corremos el riesgo de que los niños y niñas empiecen a sentir que son malos, que hay algo que deben cambiar. Y los regalos se convierten en un premio y se relacionan con su antónimo, el castigo”, asegura. 

Incluso algunos villancicos inciden en esta idea. Así empieza la popular canción “Santa Claus llegó a la ciudad”: “Sabes mi amor, pórtate bien, no debes llorar, ya sabes por qué”. Y otra de las estrofas continúa así: “Te mira cuando duermes, y sabe cuándo estás despierto. Sabe si has sido bueno o malo, así que pórtate bien. Santa Claus llegó a la ciudad”. La maestra y orientadora Natalia Marín alerta de las consecuencias negativas que pueden tener estas ideas repetidas en conversaciones y canciones: “Igual que cualquier tipo de manipulación, crea niños sumisos, sin motivación interna, con baja autoestima y sin sentido de responsabilidad. Hay que entender que los niños no son buenos o malos, son niños y, siempre dentro de unos límites sanos, deben comportarse como tal. Además, todos sabemos que ningún niño al final se queda sin regalos, lo que nos resta credibilidad”, asegura Marín. 

Los Reyes Magos se llevan el chupete

Otra tipología secundaria de este tipo de instrumentalización de las Navidades es forzar momentos de desarrollo usando de excusa la visita de Papá Noel o los Reyes. “No, cariño, tú ya no usas chupete porque Baltasar se lo ha llevado para otro niño”. “Hija, tienes que dejar de llevar pañal por las noches porque cuando venga Santa tiene que ver que eres mayor”. Según Marín, esto “atenta contra la dignidad de niños y niñas”: “Es una forma de hacer que no es nada respetuosa con sus necesidades. Y es como juntar el tocino con la velocidad. Los niños pueden confundirse y pensar: ‘¿No eran los Reyes los que traían cosas? ¿Por qué tengo que darles yo algo tan valioso para mí como el chupete? ¿Soy malo si no quiero dárselo y me quedaré sin juguetes?’”, explica.

Las expertas coinciden en que este tipo de frases no contribuyen en absoluto a generar un buen ambiente con los más pequeños cuando se acercan las fechas festivas. Al revés: mezclan la magia navideña y la ilusión con la amenaza, la frustración y el enfado. Pero, ¿por qué amenazamos? Según la psicóloga Lucía López, por falta de herramientas: “Antes que padres y madres fuimos niños y niñas. Y usamos la violencia para educar porque probablemente es lo que hemos aprendido de pequeños. Hay mucho que analizar en nosotros mismos si la violencia es la única forma que tenemos de educar”, asegura. Ella misma vio un caso paradigmático en su consulta hace unos años. “Era una madre que venía muy enfadada a consulta, con un niño muy pequeño, de cuatro años, al que había obligado a escribir una carta a los Reyes diciendo que se había portado mal y que no merecía regalos. Y lo que había detrás era una falta de herramientas emocionales de ella tremenda”, explica la psicóloga.  

La maestra Natalia Marín apunta algunas ideas para superar este tipo de prácticas y gestionar la llegada de la Navidad de manera más respetuosa con la infancia: “Es importante que se viva dentro de un ambiente familiar positivo, afectuoso, alegre y lleno de experiencias agradables, como seguir un calendario de adviento de actividades, decorar juntos la casa, donar juguetes, preparar postres navideños, investigar las tradiciones o visitar lugares nuevos. Recuerdos que, por cierto, a diferencia de los regalos, se quedarán guardados en las cabecitas de los peques y harán que se sientan queridos y tenidos en cuenta”, concluye.

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