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¿Reformar España de abajo arriba?

Bernardo Gutiérrez / Bernardo Gutiérrez

Los de abajo. La ciudadanía. Proceso constituyente. La crisis catalana ha resucitado algunos de los mantras que resonaban en las plazas en 2011. Desde que el grito “parlem” rezumba en las redes sociales, llena plazas con personas vestidas de blanco y engalana balcones con banderas blancas, la sociedad civil parece haber vuelto a la arena política. Tras un impase de absoluto dominio de la política representativa, se abre un nuevo escenario. El choque de trenes de la clase política española y catalana recibe un tirón de orejas desde abajo. Cristina Flesher, socióloga de la universidad californiana de Berkeley, en su detallado artículo España: Hablemos?, parlem?, elogia a la ciudadanía española. Resalta su capacidad de auto organización y de acción colectiva. “Algo muy notable está pasando en España, la organización de ciudadanos de base de todo el país que deciden movilizarse para que las partes en litigio sepan que ”España es un país mejor que los que lo gobiernan“. (...) El auge de esta movilización ciudadana de base no sólo recuerda la campaña para las elecciones municipales en las que el Movimiento de Liberación Gráfica de Barcelona y Madrid desempeñó un papel crucial, sino también a las protestas del 15M en 2011, cuyo lema era ”¡Democracia Real Ya!“.

La irrupción del grito “parlem” en toda España, desplaza algo el tablero de juego de la macropolítica. El Gobierno español y el Govern catalán no esperaban una nueva línea de fuga cocinada desde la ciudadanía. Nada hacía prever un meteorito desdibujando el binarismo tejido alrededor de la cuestión catalana. Sin embargo, la República catalana de 8 segundos o el debate en el Congreso español acapararon todas las atenciones. La política representiva que cuestionó el 15M en 2011 está en el centro de los focos. Sigue siendo protagonista. Resiste. La reforma constitucional pactada por el PSOE y el PP nace desde arriba. Y parece un recado claro que enfría los deseos de abrir el candado del régimen del 78 de los de abajo. ¿Fin de ciclo o repliegue de régimen? Difícil saberlo. Las piezas seguirán moviéndose durante las próximas semanas.

Democracia Real Ya Madrid acaba de lanzar su iniciativa Por un nuevo proceso constituyente desde abajo, defendiendo el derecho a decidir e invitando a Cataluña a sumarse. El todavía incipiente magma de iniciativas “parlem” camina en esa dirección. Pero, ¿la irrupción de la ciudadanía y el grito poliédrico “parlem” abren la posibilidad de diálogo en el conflicto? ¿Servirá de algo el poder de las redes de base en España, que según Cristina Flesher, son capaces de movilizar a la gente a corto plazo ante crisis políticas concretas? ¿Nace una oportunidad de construir una nueva Constitución que, además de encajar a Cataluña en el Estado español, sea votada por la mayoría de la población? ¿Será apenas la clase política la encargada de reformar la Constitución o se contará con la participación de la ciudadanía?

Parlem, redes asimétricas

Estudio de redes elaborado por el núcleo de visualización de datos Enredados1OEnredados1O

El estudio de redes #ParlemHablemos: evolución de la campaña, que forma parte del proyecto Enredados10 surgido a causa del referéndum catalán, revela una situación radicalmente nueva. La topología de la nueva red no se parece a las habituales de la política representativa, donde los líderes políticos y los partidos protagonizan la conversación. Tampoco se asemeja a las redes nacidas durante el 15M, donde las identidades colectivas marcaban el ritmo y la topología era bastante descentralizada.

La red que se está configurando alrededor de quienes piden diálogo en el conflicto catalán está en un punto medio. Su topología es asimétrica: ni tan horizontalmente quincemayista ni tan centralizada como las conversaciones de la política representativa. La propia cronología del mensaje “parlem” y de su red de conversación / acción revela muchas pistas de la situación política actual.

El estudio de Enredados1O, centrado en la red social Twitter, recoge que hasta el día 2 de octubre el núcleo central estaba liderado por las agencias de marketing @Srarushmore y @SCPFoficial y la cuenta personal @maydeuO. Una bandera blanca con la palabra “Parlem?” en un balcón de Madrid inició una conversación tímida. Pero abrió un imaginario poderoso. A partir del día 3, empujados por la cuenta @EsquerraFederal, se suman muchos actores del ecosistema socialista de Cataluña. Y entonces ocurre lo inesperado: irrumpen dos nodos nuevos, desconocidos, que dinamitan la campaña y viralizan el mensaje. Por un lado, @Hablamos7O (convocante de las manifestaciones en blanco en frente de los ayuntamientos) y @hablemosparlem (el colectivo Parlem, hablemos lanza ingente creación gráfica alrededor del diálogo). Viniendo de lados diferentes, sus mensajes construyen un espacio neutro y común que atrae transversalmente a diferentes actores. “España es mejor que sus gobernantes” (@Hablamos7O) y “Nos quieren enfrentados, pero nuestra mayor rebeldía será hablar y entendernos” (@hablemosparlem) se enredan en un nuevo mantra. Y tras su impacto en medios de comunicación de masas, construyen un nuevo punto de partida, una posibilidad de futuro agregador e inclusivo. Se sumaron millones de personas en cuestión de días. ¿Cómo continuaron el desarrollo de la campaña y las movilizaciones?

En primer lugar, algunos nodos reconocidos del 15M - Democracia Real Ya, Yayoflautas, Take The Square, Stop Mordazas… - divulgan las convocatorias. En segundo, se adhieren movimientos sociales de corte más clásico, como Ecologistas en Acción o la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (Fravm). A continuación, algunas personalidades públicas elogiaron al incipiente movimiento ciudadano que conversaba en el hashtag #parlem, como el actor Juan Diego Botto. En último lugar, algunos políticos entraron desde sus cuentas personales elogiando este nuevo magma ciudadano que pide diálogo. Ada Colau, Alberto Garzón, Pablo Iglesias, Irene Montero, Iñigo Errejón, Juan López de Uralde y, más tardíamente, Pedro Sánchez, destacaron la petición de diálogo por parte de la ciudadanía. Desde Catalunya, Antonio Baños y las cuentas de las CUP criticaban la iniciativa #parlem, respondiendo con imágenes de la represión policial de la jornada del referéndum. ¿Qué se puede deducir del estudio de redes del nacimiento y desarrollo de un sujeto político ciudadano nuevo en el conflicto catalán?

Una España in-between

La España de 2017 es una España intermedia. Una España que no es ni una cosa (15M) ni la otra (una política representativa donde existe una “nueva política”). Por un lado, algunos detalles del estudio resaltan que #parlem tiene algunas de las características de las redes de indignación y de esperanza descritas por Manuel Castells después del 15M. Identidades colectivas, blandas, viralizadas con auto organización ciudadana, de corte destituyente (impugnación del status quo). Que la cuenta @MarolaPereda, con pocos seguidores, tenga un papel tan central en la construcción de la red #parlem y en el diálogo de actores diferentes confirma que en este nuevo movimiento hay algo de ADN quincemayista. Que colectivos no conocidos, como @hablamos7O y @hablemosparlem, consigan abrir una brecha en la polarización política española en tan poco tiempo, también remite a tiempos pretéritos: al 15M y al desborde ciudadano de las campañas electorales municipales de 2015.

Sin embargo, la topología de la red #parlem está muy lejos de poder considerarse “distribuida”. Tiene pocas semejanzas con las redes del 15M monitorizadas por el grupo DatAnalysis15m, mucho más abiertas y descentralizadas. El hecho de que @hablamos7O esté canalizando su portavocía en Guillermo Fernández, demuestra que las lógicas personalistas también están presentes en la España in-between. Y la presencia de líderes políticos, aunque sea desde sus perfiles personales, prueba que hay un vaso comunicante directo con la política representativa que era inexistente en 2011. Que los partidos políticos favorables al diálogo no hayan entrado con las cuentas oficiales al maremágnum #parlem indica que han entendido algo: cierto hastío de la política representativa por parte de la ciudadanía. Cierta decepción, incluso de la denominada nueva política.

La España in between es todavía un misterio. Las piezas se están moviendo por abajo. Y por arriba existe un repliegue articulado para que el régimen del 78 no se derrumbe de un día para el otro. Por arriba, tanto en Catalunya como en España, reina el miedo. Los representantes de Òmnium Cultural y la Asamblea Nacional Catalana (ANC) llegaron a la plaça Catalunya la noche del 20 de septiembre y pronunciaron un estratégico “cada jornada, una Diada, pero dormimos en casa”. Tienen terror a perder el control, a que un movimiento popular desborde completamente el procés. Y de alguna manera, eso ya está ocurriendo. Los Comités de Defensa del Referéndum, que protegían los colegios electorales en barrios y pueblos, no tenían un cariz ideológico exclusivamente independentista. La huelga general de Cataluña del pasado día 3, tuvo un sabor popular e incluso libertario. Desde California, Cristina Flesher encuentra puntos en común entre la explosión #parlem del Estado español y el proceso de auto organización del referéndum: “Apoyaron ese referéndum muchos activistas que no necesariamente toman partido en la cuestión catalana, pero que, como Xnet, defienden activamente los derechos democráticos y luchan contra el control estatal de Internet con fines políticos”.

¿ 15M II ?

La gran incógnita de esta España in-between es saber si va a existir un movimiento ciudadano lo suficientemente fuerte como para alterar el ritmo de la política representativa. ¿Existe la posibilidad de que resurjan los nodos del 15M y provoquen una sacudida político-social de la profundidad del 2011? ¿Tendrán capacidad de reconectarse, pero para funcionar de otra forma, con el conflicto catalán de fondo? ¿El conflicto catalán afecta exclusivamente a Cataluña o a todo el Estado español ? ¿Existe una oportunidad de que el conflicto catalán abra un verdadero proceso constituyente en todo el Estado?

La respuesta pasa, en primer lugar, por Catalunya. Sin la apertura de un diálogo (con o sin mediadores internacionales) y sin un referéndum pactado la tensión política y social va a continuar en Cataluña. Y posiblemente, se extienda al resto del Estado, empezando por el País Vasco y la Comunidad Valenciana. Una tensión que también viene de la mano del fortalecimiento de grupos de extrema derecha. Desde Cataluña, Emili Cortavitarte Carral resume en el artículo ¡Queremos decidirlo todo! el espíritu de una revuelta catalana que va más allá del sí o el no a la independencia: “Pretendemos que muchos de los objetivos expresados en el comunicado Triem lluitar (que desbordó la huelga general light que buscaban ANC y Òmnium Cultural del 3 de octubre) formen parte del debate sobre la autodeterminación y la soberanía popular, ¡porque queremos decidirlo todo!”. Este cariz popular y ciudadanista asusta en partes iguales a JuntsPelSí y al mundo convergente y a las élites españolas.

En el resto del Estado, la apertura de los candados del 78 va a depender mucho de la presión de la sociedad civil y de la consolidación del movimiento cívico Parlem. Los nodos más reconocibles del 15M están teniendo muchas dificultades tanto para sumarse al grito del diálogo como para convocar una gran movilización adaptada al nuevo clima. Las frescura del 15M inicial, que no tenía identidades previas ni líderes reconocidos, se ha perdido. La Ley Mordaza anula en parte aquel “no tenemos miedo” de las plazas. La nostalgia de las plazas es insuficiente para activar otro proceso masivo similar. Las métodos 2011, empezando por las acampadas, parecen poco apropiados para la España in between. Si el formato acampada cuaja, será porque usan nuevos códigos, como la acampada Agur78 de Vitoria del pasado jueves en solidaridad con “el pueblo catalán”.

Si el ecosistema 15M, de alguna manera, consigue alimentar la emoción del nuevo sujeto político Parlem, podría producirse algo insospechado. Existe un riesgo claro en la eclosión cívica del Parlem: la cooptación del movimiento por parte de partidos políticos. Y existe una paradójica oportunidad en ese mismo punto: conseguir marcar el ritmo en el proceso de reformas. Porque el espíritu de Parlem está en sintonía con la Declaración de Zaragoza, en la que el ecosistema de las ciudades del cambio, Unidos Podemos y partidos nacionalistas demandan diálogo y reformas profundas. De este bloque político puede surgir una propuesta de reforma de la constitución, más profunda y urgente que la que insinúan el PP y el PSOE. En los próximas semanas podría ocurrir una votación en el Congreso para modificar artículos de la constitución, pues apenas hacen falta 70 diputados para ello.

Este nuevo y asimétrico bloque político se ve reforzado tanto por el clamor ciudadano que pide diálogo como por las voces internacionales que critican el inmovilismo de Mariano Rajoy. Cierto: los nodos del 15M están, en su mayor parte, en letargo. Y el clima 2011 y el de 2017 son radicalmente diferentes. Pero todavía existe una posibilidad de abrir los candados del régimen del 78: vincular la “democracia real” (uno de los grandes imaginarios del 15M) y el “derecho a decidir” (epicentro de la crisis catalana). Las calles y las redes pueden forzar un debate que mueva las fichas macro políticas, empezando por el bloque de la Declaración de Zaragoza. El deseo de una democracia real puede alimentar las calles y redes de Parlem. Y puede desborda a los nodos iniciales. La iniciativa Parlem.net, nacida en Cataluña y diferenciada de los otros dos nodos, insinúa que el imaginario de Parlem ha cuajado. Existen todavía posibilidades de reformar la constitución española en profundidad.

El último manifiesto de DRY Madrid muestra un posible camino: “Debemos poner el debate sobre la mesa sobre abandonar el marco constitucional y el régimen del 78. Y el liderazgo debe de ser patrimonio de todos y todas. No puede valer un pacto entre los partidos de un régimen ya fracasado (...) Debemos decidir entre todos el modelo territorial, pero también sobre cuestiones como el derecho a la vivienda, educación, sanidad, corrupción, igualdad, empleo, democracia, desarrollo, represión, fiscalidad, personas migrantes, violencia machista y feminismo, auditoría de la deuda, modelo energético, libertades y derechos, minorías, medio ambiente, justicia, pensiones, monarquía sí o no, y tantas y tantas otras causas para las que la Constitución actual ha dejado de servir”.

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