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Carta de las empleadas del hogar a la ministra de Trabajo: “No podemos esperar eternamente”

Presidenta de Servicio Doméstico Activo (SEDOAC)
Imagen de archivo de una manifestación de protesta de trabajadoras del hogar.

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Querida Yolanda: 

Como trabajadoras precarizadas asistimos con ilusión a tu nombramiento como ministra, entendiendo que por fin había una persona en el Gobierno que podía escuchar nuestras preocupaciones. Preocupaciones de un sector triplemente invisible por ser mujeres, pobres y migrantes, cuyos derechos laborales se han visto mermados aún más por la pandemia.

Jornadas extenuantes o despidos casi libres, imposibilidad de disfrutar de los horarios de descanso, sobrecargas de cuidados con toda la familia en el hogar, temor a ser contagiadas y no poder trabajar, miedo a ser detenidas por una ley de Extranjería perversa que nos obliga a trabajar tres años sin contrato para obtener los papeles. Tras seis meses de pandemia, seguimos siendo nosotras las que hemos sobrecargado nuestros cuerpos para que la vida siga adelante y los hogares funcionen. Una labor que hemos hecho con responsabilidad, pero sin derechos. 

España cuenta con 630.0000 empleadas, una de cada tres de las trabajadoras del hogar de Europa, segunda por debajo de Italia, pero sin embargo tenemos las pensiones más bajas. El 97% de las trabajadoras del sector lo conformamos mujeres, y más de la mitad somos personas migrantes. Se calcula que 200.000 trabajadoras estamos sin contrato de trabajo, la mayoría trabajando como internas en muchos casos en regímenes de semiesclavitud, disponibles 24 horas siete días a la semana. 

A día de hoy seguimos esperanzadas, porque sabemos que la igualdad laboral de las empleadas del hogar y la firma del Convenio 189 de la OIT (fundamental para nuestra protección) es parte del programa de Gobierno del PSOE con Unidas Podemos. El nuevo pacto social que debemos crear para que este país funcione necesita dignidad e igualdad para quienes ejercen los cuidados. 

Pero no podemos esperar eternamente, Yolanda. Además de promesas, necesitamos ver que se dan pasos adelante.

Llevamos demasiado esperando que se cumpla la ley y podamos conseguir la integración plena de las empleadas del hogar en el Régimen General de la Seguridad Social, tal y como expone el Real Decreto 1620/2011 por el que se regula la relación laboral de carácter especial del servicio del hogar familiar. El proceso lleva alargándose ocho años y ni siquiera se ha conformado el grupo de expertos responsables de acompañar el proceso.    

Francia implantó en 2006 el Cheque empleo servicio universal (CESU), una medida de ayudas del Gobierno para aquellas personas que necesitasen diferentes servicios en sus domicilios. Otros países fomentan las reducciones fiscales para las familias que contratan  trabajadoras del hogar.

En la nueva sociedad que debemos construir tras esta crisis habrá muchas cosas que necesiten ajustarse, y estamos ante una oportunidad histórica, Yolanda. Un estado moderno no puede permitir que la sobrecarga de cuidados recaiga sobre un colectivo precario, invisible y vulnerable. 

¿Podemos contar contigo para afrontar estos retos?

Un cordial saludo, 

Carolina Elías,  presidenta del Servicio Doméstico Activo (SEDOAC)

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