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Lo inexplicable

Secretario General de la UGT-E, 1994-2016. Presidente de la CES, 2003-2007. Afiliado al PSOE desde 1970
Ángel Gabilondo

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El resultado no es lo inexplicable, ya que lo anticipaban la mayoría de los sondeos que se han quedado cortos, sino la orientación de la campaña del partido del gobierno de España, el PSOE. Esta ha sido la continuación de la ¿lógica? que debió de inspirar la foto de las banderas de septiembre del pasado año, increíble acto de reconocimiento de Ayuso como interlocutora y antagonista del presidente del Gobierno. Una reunión de colaboración para doblegar la curva de la pandemia se convirtió en trampolín de la Sra. Ayuso, a la que, como dice con sorna un amigo mío, la Presidencia del Gobierno de España la convirtió en “figura del toreo”.

El efecto ha sido de tal calibre que el partido más votado en las anteriores elecciones ya salió como virtual perdedor, de forma tal que se renunció al objetivo de ganar las elecciones para ser el primero entre los perdedores. Ese es un traje que nunca le ha sentado bien al PSOE. Es inexplicable que, con ese objetivo real, el sedicente era el de ganar al PP, se haya incrustado el presidente del Gobierno en la campaña, y tras el episodio de las cartas amenazantes con balas y una navaja, también lo hicieran el ministro del Interior y la directora de la Guardia Civil, cosa absolutamente insólita en cualquier circunstancia y particularmente en unas elecciones autonómicas. A su vez, el episodio de las amenazas, extendido posteriormente a la propia presidenta Ayuso y al expresidente Zapatero, convierte la defensa de la democracia, al parecer en peligro, como objetivo central.

La consecuencia inmediata fue la de renunciar a lo que debería ser el núcleo del debate político, análisis crítico de las políticas concretas del gobierno de Madrid, defensa de alternativas en su marco competencial, todo enmarcado en los problemas, muchos, de Madrid, y las potencialidades, también muchas, de la comunidad autónoma (Más Madrid con esa orientación de campaña se ha visto justamente premiada en las elecciones). Aquello por lo que anhelaban los spindoctors de la Sra. Ayuso, que no se hablara de la gestión porque se vería la fragilidad de ésta, se lo encontraron hecho por el propio gobierno de España, y así se pasó a confrontar el binomio Libertad Seguridad de Ayuso con Democracia de Pedro Sánchez. Honestamente pienso que se confrontaban eslóganes, en este caso no valores, propios de la dinámica política de la posverdad, por parte de los spindoctors respectivos.

Se dice que la posverdad tiene éxito porque pretende trasladar al elector, con frases simples, una doble protección, la de la seguridad y la de evitarle malas noticias, lo que se cumplía casi al pie de la letra en el caso de Ayuso, donde la libertad viene acompañada del alivio de poder tomar una caña para una población agobiada por la pandemia. En el caso del gobierno, poner en cuestión, por la irrupción de un partido de extrema derecha, la estabilidad de la democracia es un error de bulto, más aún esgrimido este temor por el representante del partido que más años ha gobernado la joven democracia española, lo que puede llevar a cualquiera a preguntarse a qué se ha dedicado este partido en todos sus años de gobierno. Este eslogan, por lo tanto, no transmitía seguridad, sino lo contrario, sensación que se reforzaba con la gestión política deplorable que se ha hecho de las cartas amenazantes, que existen y merecen todo el rechazo y de forma unánime, cuando la presencia en mítines de los representantes del Gobierno, mencionados anteriormente, sugería más necesitar ser protegidos que capacidad para ofrecer protección. Reflexión aparte merece la sonrojante foto de la Ministra de Industria, asiendo una foto de la navaja que le remitieron. Qué pensarían los centenares de miles de personas, trabajadores y empresarios, de comercio, hostelería, turismo e industria la mayoría trabajadoras en el caso del turismo y hostelería, que están englobados en ese ministerio de industria, en relación con la atención que sus problemas le merecen a la titular de este. Que el líder del partido coaligado del gobierno se haya metido hasta el tuétano en la campaña tiene una explicación, la de salvar los muebles en esta campaña, cosa que ha hecho, pero sigo sin encontrar una explicación razonable, o no, a la orientación de la campaña del PSOE, y creo que la atribución de daños y responsabilidades no puede limitarse al PSM. La estrategia de campaña de los spindoctors ha sido muy distinta en el caso del PSOE y del PP. En el primero se ha diseñado una campaña alejada de los contenidos concretos, pero también ajena a las características personales del candidato, dotado de las mejores cualidades a priori para el clima político existente en Madrid, cosa que desgraciadamente, y de manera inexplicable Gabilondo ha asumido. Se ha supeditado la política y la persona a la estrategia de comunicación. El spindoctor del PP ha diseñado una campaña alejada de los contenidos concretos, pero estrechamente orientada a aprovechar las características personales de la candidata, es decir se ha supeditado la estrategia de comunicación a la política y las características de la personal. Ahí están los resultados.

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