Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
Zona Crítica

Aguardar a que otro dé el paso

Jeremy Irons. La casa Gucci

50

Otoño de 1938. Europa se encuentra al borde de la guerra. Hitler se prepara para invadir Checoslovaquia. Dos amigos, antiguos compañeros en la Universidad de Oxford, van a confluir en Munich en una conferencia de emergencia que busca una solución pacífica al conflicto. Uno, británico, forma parte del staff del Primer Ministro Chamberlain ; el otro, alemán, es diplomático. Éste tiene todos los documentos secretos de los planes de los nazis, el otro lo que “tiene” es –aun ante la evidencia-  la “esperanza” de que Hitler cumpla la palabra dada o al menos “ocurra algo” que solucione el problema. El que sabe le dice al otro: “¿Esperanza? Esperanza es aguardar a que otro dé el paso”.

Munich en vísperas de una guerra” es una película británica de 2021. Y la frase no puede ser más precisa para los momentos que vivimos, quizás para cualquier tiempo y circunstancia. Esa diferencia entre saber y creer, entre mentiras y realidades, entre el valor y la cobardía del autoengaño, entre hacer y… esperar a que otros hagan.

Estamos en otro momento complejo de la historia. Cayó una gran bomba vírica sobre toda la humanidad con una inmensa onda expansiva de miedo y frivolidad, egoísmo y falsedades. Cayó sobre un feroz capitalismo en crisis que ya había agrandado las desigualdades y extremó la precariedad hasta la angustia. Con dirigentes en apuros y sin escrúpulos dispuestos a usar a la sociedad para salvarse. Su cuota, su silla, su papel. Fuera y aquí.

Las evidencias son alarmantes mientras la población vive como si no estuviera ocurriendo lo que sí ocurre. La democracia mundial registra la puntuación media más baja desde que The Economist inició un estudio sobre este asunto fundamental en 2006 y el descenso más rápido en un año. Está en 5,28. La primera división de “democracia plena” ha de tener al menos un 8. España ha caído por debajo de esa calificación para pasar a ser considerada lo que es: una  “democracia defectuosa”. El estudio lo atribuye al estado del Consejo General del Poder Judicial, sin renovar desde hace más de tres años. Por las trabas del PP, recordemos. Su presidente, Pablo Casado, para redondear la definición del problema ha dicho que él cree que la rebaja de la democracia en España es “por el trato a las víctimas de ETA” ¿¡? Le pasa por la cabeza y lo suelta y ya está.

La justicia, el poder mediático, la política, son pilares esenciales en un país para verlas en el estado que se encuentran en España y ni siquiera son los únicos fundamentos que fallan. Procuren no… “autoengañarse” con excusas. Se cumplían tres años esta semana de la foto ultra de Colón. Si lo piensan, lo más significativo es de qué forma y a qué velocidad ha avanzado el deterioro. Cierto que la ultraderecha, la oficial y la homologada como principal partido de la oposición, se han aprovechado de la pandemia con un sadismo impropio de la política. Con excepciones en el PP, sin duda.

Y llegó la campaña electoral en Castilla y León para certificar anomalías. Ese espectáculo contra la reforma laboral, contra los derechos de los trabajadores, era solo una muestra. Inacabada con los recursos del PP a su aprobación, pese al dictamen de los letrados del Congreso que asegura el error del diputado y la validez de su voto tal cual lo emitió. Y díganme en qué país el principal partido de la oposición organiza una marcha a Bruselas, con el alcalde de Madrid en cabeza, para protestar contra el reparto de los Fondos UE y no son recibidos por ningún responsable directo. Porque le han dicho ya tres veces al PP que no tienen razón. Y aún así Almeida abre telediarios y la mentira es dada por certeza hasta en portadas de medios. Esto es España hoy. La podrida, desde luego.

Una campaña zafia y torpe deja al PP desbordado por Vox con apoyo mediático descarado: a diario anuncios de “Siembra Vox” en la mayoría de las portadas de los periódicos de Castilla y León, y alguno apenas camuflado como entrevista en la misma ubicación destacada de El Mundo. Este Vox que quiere aplicar el modelo de natalidad de Polonia y Hungría.

El candidato Mañueco se pone la venda ya antes de ir siquiera a las urnas, culpando a Igea de un adelanto de las elecciones con el que dió a su vicepresidente una puñalada trapera haciendo que se enterara en directo durante una entrevista. Casado ha debido dejarse el cuerpo en las granjas que usa de escenario porque ya es solo una cabeza con los ojos muy abiertos que vocifera incongruencias. En el cierre de campaña en la noche de este viernes, se ha presentado como poseído por un delirium tremens, por plasma y con un decorado campestre detrás, lanzando graves calumnias sobre todos sus enemigos. De Zapatero a Sánchez, los “podemitas” y el retorcer de la historia del mundo, ha lanzado tales desvaríos que si le denunciaran los agraviados y España no padeciera el problema con la justicia que ya se refleja en baremos internacionales, tendría condena para varios años. Todos son o pactan con asesinos y violadores de niños y mujeres embarazadas. Y aún le aplauden puestos en pie. Las encuestas le van muy mal al PP, pero ¿al punto de inmolarse de esta forma?

Noticias al margen descubren a la mayoría que lo ignora una comunidad extensa y poco poblada, tomada por demasiados intereses y víctima de un cierto abandono de quienes deben cuidarla. En donde se puede encontrar un pueblo en Zamora, Villafáfila, de apenas 500 habitantes, votantes masivos del PP, que lleva años torturando con vejaciones y golpes a un niño de origen chino adoptado por ser diferente. No parece una anécdota pero ustedes verán. Ojalá el nuevo gobierno resuelva de verdad los grandes problemas de fondo de Castilla y León.

Podría suceder sin embargo –lo más probable según sondeos- que Castilla y León tenga el primer gobierno oficialmente de ultraderecha. Murcia ya introdujo “díscolos de Vox”, no sin que hayan causado problemas. Y es evidente que la Comunidad de Madrid –tanto como el Ayuntamiento de la capital- ya lo tiene de forma oficiosa pero rotunda. Ayuso – que brilla como estrella y futuro del PP- ha soltado con su arrogancia habitual mensajes tan terribles como el de minimizar la pederastia en la Iglesia católica, calificándola de un error que no invalida “el patrimonio que nos deja, las tradiciones”. Como todos los golpistas, ha denigrado la República y obviado el balance atroz de la represión franquista. Y también ha sacado a ETA a la palestra, el comodín que usa el PP en sus mayores desesperos. Incluso ha hecho un pequeño paripé con los “menas” para diferenciarse de su colega de Vox. Con cuyo apoyo gobierna.

Sí, España es el país que ocultó de tal forma la pederastia de curas católicos como para no figurar en las estadísticas internacionales que sacó a la luz el caso de Boston, llevado al cine en la película Spotlight. Personalmente me produce tal rechazo y dolor saber de los abusos sexuales a víctimas indefensas que me resulta insoportable hasta mencionarlo. Esas tragaderas con delitos tan graves son repugnantes.

Pero España ha logrado mantener su vergonzoso pasado franquista hasta revivirlo con flashes y aplausos en los nuevos fascismos, eufemísticamente llamados ultraderecha, que no es poco. Es un paquete en el que está su Poder Judicial caducado, el niño chino torturado en Villafáfila, titulares de portadas y telediarios, las mentiras gruesas de políticos, la pederastia impune en la iglesia, los anuncios culpables o el grito de Viva Castilla la Vieja de Abascal en un mitin.  Castilla La Vieja formaba parte de la división de España que desde el siglo XIX se mantuvo hasta el actual estado de las autonomías. Deduzcan.

Hay una diferencia fundamental entre dar pasos y poner zancadillas. Lo vemos también cuando se aprueban medidas como la subida del Salario mínimo o la Reforma Laboral, tapadas con un atronador ruido. Pasos de realidad.

El Mal Menor ha lastrado España, pero estos tiempos son extremadamente críticos en el mundo global y por sus barrios y se impone hacer, no aguardar a que confluyan los astros para dar los pasos. Máxime cuando tenemos la amenaza de los fascismos en los que muchos incautos creen como creía, o se autojustificaba el inglés de la película Munich. Creer en la palabra de un nazi es lo último en ingenuidad y lo máximo en asunción de riesgos.

Cruje el mundo en aires de guerra, España asiste a una campaña electoral que parece prebélica a tenor de lo que oímos estupefactos. Todo suena a conocido, a deja vu.

En 1938, varios dirigentes mundiales supieron que la firma del Tratado de Munich solo les daba tiempo para prepararse tras decidir colaborar o enfrentarse al ataque nazi que inexorablemente se acercaba. Porque el ejercicio diario de gobierno no les permitía tomar medidas impopulares. Porque les pareció que era preferible permanecer quietos, elaborando estrategias para el futuro, que dar el paso necesario.

Entre 50 y 100 millones de personas murieron –en ese balance de horquilla tan amplia-, ciudades destruidas, éxodos humanos, pérdidas económicas, una herida profunda como sociedad adscrita al ejercicio de la desmemoria forzada, fueron la consecuencia. No suele aceptarse que los peligros que se avistan con claridad –mayores o menores- sean de tal envergadura. Es esa tendencia a mantener la esperanza de que otros darán el paso. 

Etiquetas
stats