El aire contaminado sale caro, y además nos va a costar mucho dinero

Tras múltiples avisos, prórrogas y esperas finales, y tras las últimas decisiones tomadas por los ayuntamientos, la Comisión Europea ha decidido llevar a España ante el Tribunal de Justicia de Luxemburgo por la mala calidad del aire que respiran los habitantes de Madrid y Barcelona.

Tal y como nos recuerden desde Bruselas “La contaminación atmosférica ignora las fronteras nacionales, por lo que la coordinación a nivel de la UE es importante”. Y aunque la legislación de la UE permite a los Estados miembros que utilicen los medios que consideren más oportunos para no rebasar los valores límite de los principales contaminantes, la CE puede acudir a los tribunales cuando eso no es así “para proteger la salud de los ciudadanos frente a la mala calidad del aire”.

Nuestras dos principales ciudades y sus áreas metropolitanas llevan casi una década incumpliendo la legislación de la UE sobre dicha calidad del aire (Directiva 2008/50/CE). Desde 2010 se vienen superando los límites máximos de contaminación por dióxido de nitrógeno (NO2), cuya principal fuente de emisión es el tráfico.

Ahora el incumplimiento de esa normativa puede costarnos mucho dinero: hasta 1.600 millones de euros de sanción. Pero hace tiempo que nos está saliendo muy caro.

La Dra. Inés de Mir es una prestigiosa pediatra especializada en neumología infantil y fibrosis quística. Dirige el laboratorio de función pulmonar del Hospital MaternoInfantil Vall d’Hebron en Barcelona y es la responsable de su Unidad de Asma Infantil.

Hace unos años tuve ocasión de entrevistarla para el capítulo que dedicamos a los efectos de la contaminación urbana sobre la salud en la serie Naturalmente que dirigí para TVE. En aquella entrevista alertaba sobre los graves efectos de la contaminación ocasionada por el tráfico en la salud de nuestros niños.

Según sus investigaciones, la emisión de partículas y gases tóxicos del humo de los tubos de escape no estaba actuando como agravante del asma infantil sino como precursor: es decir que niños sanos enfermaban de asma por culpa del tráfico.

Es más, la doctora nos confesó que era capaz de adivinar en qué calle vivía el niño que había acudido a su consulta tras observar los resultados de las pruebas respiratorias. Las vías respiratorias del niño actuaban como marcador del nivel de contaminación de su calle.

Tal y como señala el documento oficial de la CE Una Europa que protege: Aire puro para todos“ la contaminación atmosférica sigue siendo la primera causa medioambiental de muerte prematura en la UE y se estima que provoca más de 400 000 fallecimientos prematuros al año”. Por eso vengo insistiendo desde este rincón de eldiario.es en que regular el tráfico es una medida sanitaria más que medioambiental, y quien no lo entienda así es un irresponsable público.

Aquella entrevista a la Dra. de Mir me dejó muy tocado. Al finalizar las preguntas, mientras mis compañeros grababan recursos para revestirla con imágenes, tuve ocasión de entrar en la consulta y ver a las familias que esperaban turno de visita con sus niños. Algunos portaban mascarilla.

Respirar el aire de nuestras ciudades nos está matando. Y lo que nos caiga ahora como sanción económica, el precio que tengamos que pagar por tanta dejación administrativa y tanto desdén político, será poco. Porque el verdadero coste lo venimos pagando desde hace años. Y su valor es incalculable.