Andalucía sigue siendo de izquierdas
Quillo, Isaac, ¿qué te has tomado para ahogar las penas de la noche electoral? ¿Cómo que Andalucía sigue siendo de izquierdas? ¿En serio te pagan por escribir esto? ¿Pero tú has visto los resultados del 19J?
No, no estoy bajo los efectos de ninguna sustancia. Puede que todavía en shock, vale, y muy necesitado de recuperar la moral, hecha pedazos el domingo. Cada uno se consuela y se repara como puede, y yo estoy dispuesto a sostener el título de este artículo. Llevamos décadas escuchando que Andalucía es de izquierdas, refrendado por sucesivos análisis sociológicos hasta convertirse en lugar común. Y yo sostengo que tras el domingo lo sigue siendo. Es más, lo repetiré hasta diez veces en los próximos párrafos:
Andalucía sigue siendo de izquierdas, y lo es al margen de los resultados electorales. Porque si los tomásemos como indicador diríamos que hoy es de derechas, vale, pero que hace solo tres años fue muy de izquierdas en las municipales, o que lo ha seguido siendo en las últimas cuatro elecciones generales desde 2015, y en todos los casos con índices de participación superiores a la de este domingo.
Andalucía sigue siendo de izquierdas, por mucho que los analistas insistan en que ha cambiado el ciclo y que estamos en pleno giro a la derecha en todo el país. Cuidado con los ciclos, cada vez más cortos y volátiles. Hace unos pocos años estábamos en un ciclo de ascenso izquierdista, con nuevos partidos a punto de sorpasar al PSOE y gobernando los principales ayuntamientos. Y hasta hace solo tres días vivíamos en un incuestionable ciclo de auge de la ultraderecha, esa misma que algunos dan hoy por liquidada tras el 19J. Lo mismo en el resto del planeta, donde el trumpismo dura una legislatura, Francia ve renacer a la izquierda tras haberla dado por muerta, y en América Latina los gobiernos populares son un día hegemónicos, luego desaparecen todos, ahora renacen de nuevo… A saber cuál es el próximo ciclo. ¡Sorpresa!
Andalucía sigue siendo de izquierdas, porque lo ha sido desde hace décadas, y no hablo de resultados electorales. Andalucía no era de izquierdas por votar mayoritariamente al PSOE; de hecho, a partir de cierto momento pudo ser al contrario, un voto más bien conservador que iba al PSOE andaluz por las mismas razones por las que hoy va a Juanma Moreno, que ha jugado bien esa baza.
Andalucía sigue siendo de izquierdas en términos sociológicos, por tener una mayoría social de izquierdas, por la composición socioeconómica de su población (mayoritariamente de clase trabajadora) y en particular de su medio rural (con muchos más jornaleros que propietarios); por su historia reciente y su memoria anterior, por su cultura, su sentimiento de pertenencia a una tierra que siempre ha sido solidaria e incluyente, y sus muchas luchas sociales fuertemente enraizadas en el territorio. Y todo eso no ha desaparecido en tres años y medio de gobierno de las derechas.
Andalucía sigue siendo de izquierdas, y por eso Juanma Moreno ha tenido que marcar un perfil propio muy a la izquierda de su partido. En campaña, en debates y entrevistas, se ha mostrado partidario del feminismo, la lucha contra el cambio climático, no dejar a nadie atrás, la memoria de Blas Infante. En sus mítines había muchas más banderas de Andalucía que de España. Un Juanma centrado y con mano tendida a la izquierda, colofón de tres años y medio de políticas de derecha sin hacer ruido, sin tomar ninguna medida dura, trabajándose con mucho cuidado la imagen suave para desactivar el arraigado miedo a la derecha.
Andalucía sigue siendo de izquierdas, tanto que la prioridad de muchos andaluces en estas elecciones ha sido que no gobernase Vox. Incluso al precio de darle una mayoría absoluta al PP. Lo sabe bien Moreno, que en sus primeras entrevistas tras la victoria ha agradecido los votos prestados y ha insistido en el perfil del párrafo anterior. Sabe que para construir una nueva hegemonía de derecha no puede dar por liquidado el título de este artículo, no tan rápido.
Andalucía sigue siendo de izquierdas, y por eso sigue castigando al PSOE, al que todavía le queda mucho por penar de sus décadas de gobierno andaluz; y por eso castiga también la división y el lamentable espectáculo dado por las dos candidaturas a la izquierda del PSOE. Pero mira si será Andalucía de izquierdas, que todavía le ha dado casi millón y medio de votos a esas formaciones pese a lo mucho que han hecho unos y otros por disuadir a sus votantes.
Andalucía sigue siendo de izquierdas, y por eso es más lamentable e imperdonable las pocas ganas y la deriva errática que han llevado los partidos de izquierdas en los últimos meses, dando por perdidas las elecciones desde mucho antes de celebrarse, incapaces de presentarse unidos y más incapaces aún de ofrecer algo en positivo con lo que movilizar a los votantes, limitándose a jugar al juego que le interesaba al PP (frenar a la ultraderecha).
Andalucía sigue siendo de izquierdas, y por eso ha dado un serio toque de atención a un gobierno de coalición que, pese a algunos logros, no está haciendo suficiente para aliviar la situación cada vez más difícil e incierta de la clase trabajadora, y genera más frustración que esperanza. Ya pueden tomar nota el PSOE y Unidas Podemos a nivel estatal, porque la derrota andaluza también va con ellos.
Andalucía sigue siendo de izquierdas, pienso repetirlo las veces que haga falta, y se lo diré a todo el que vea arrastrando los pies por la derrota del domingo. Es urgente sacudirnos el desánimo y el derrotismo, y construir mucho más que una buena oferta electoral (que también): sumar fuerzas con todas aquellas andaluzas y andaluces que, con o sin elecciones, no han descuidado la defensa diaria de los servicios públicos, el trabajo digno, los derechos sociales, la igualdad, la justicia, la memoria y la acción frente a la emergencia climática.
Porque todavía hay algo peor que una mayoría absoluta de la derecha: una mayoría absoluta de la derecha con la izquierda hundida, enfrentada, desbandada, rendida. Así que venga, ahora más que nunca hay que decir “¡Andaluces, levantaos!”, tenemos que levantarnos pronto de los escombros del domingo.
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