El aviso
En prime time, en primera página y a cuatro columnas, sin cortarse un pelo, como debe ser para alcanzar a la máxima audiencia y asegurar que se entera todo el mundo. Así ha dejado su aviso judicial el Partido Popular utilizando como cabeza de turco al honorable juez José Ricardo De Prada. El mensaje no puede ser más claro: si fallas contra el PP, se acabó tu carrera judicial y quedarás marcado para toda la vida. Así se combate la corrupción en Génova. En Moncloa dicen que están muy contentos porque ha quedado claro que es el PP quien no quiere llegar a acuerdos de Estado. Seguro; eso siempre ha sido algo que ha importado mucho a los votantes populares y por lo que le han infligido al partido castigos legendarios.
Olviden a la pobre Victoria Rossel, de nuevo en el sitio equivocado en el peor momento. Olviden también la terrible acusación de “ser próximo a Podemos” que con tanta naturalidad repiten unos y otros, como si confeccionar listas negras constituyera otra característica común de las democracias plenas. Tómense a risa lo de acabar con las “puertas giratorias” de la Justicia porque, hace apenas unos meses, esos nombres valían y fueron presentados con la bendición del PP cuando el acuerdo “interruptus” que situaba a Manuel Marchena al frente del CGPJ. Solo son daños colaterales, coartadas y justificaciones para no decir en voz alta lo que todos están pensando. Lo que queda es lo que es y lo que parece.
Los problemas del juez De Prada empezaron cuando actuó como ponente en la sentencia que condenó al PP como beneficiario de la corrupción y confirmó la existencia de su caja B. Cuatro años como juez de instrucción en Bilbao en los duros ochenta, casi treinta años intachables como magistrado en la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional o tres como juez internacional en la sala de crímenes de guerra de Bosnia y Herzegovina valen nada a juicio de Pablo Casado, “licenciado centella” en Derecho y estrella emergente en el sector inmobiliario. Cuarenta años de impecable servicio a la Justicia se van con el viento ante la imperdonable imputación de ser un “radical”. Que la derecha pretenda vendernos semejante patraña autoritaria es lo de siempre. Que una parte de la izquierda se lo compre, resulta patético. Fallar contra el PP, ese ha sido su verdadero crimen y por el que se le hace pagar.
El aviso llega justo a tiempo. Mientras nuestro querido Luis Bárcenas va de banquillo en banquillo cantando lo que le conviene, vuelven a caer como bombas de racimo los juicios por casos de corrupción popular y se avecinan sentencias. Los magistrados que las van a dictar ya saben a qué se exponen y qué futuro les conviene si quieren evitarse problemas… o no, que diría Mariano Rajoy. Luego no digan que no estaban avisados.
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