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Cojonudo

El expresidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, en el juicio por el caso Aerolíneas Argentinas

Jesús Cintora

Gerardo Díaz Ferrán saliendo de prisión y los jubilados en la calle pidiendo pensiones dignas. Me quedo con estas dos imágenes de la semana. El expresidente de la patronal CEOE es de los que dijo: “Estamos en una crisis muy seria y tenemos que apretarnos el cinturón”. Fue condenado por corrupto y, al “no poder pagar las multas”, la condena se elevó a ocho años y cuatro meses entre rejas. Tras algo más de cinco años, ha salido de Soto del Real.

Los trabajadores de Gerardo se quedaron muy lejos en sus pretensiones, porque llegaron a pedir “21 años de cárcel y 20 millones de euros pendientes de cobro”. Muchos no eran ni mileuristas, pero oyeron a su patrón decir que había que “trabajar más y cobrar menos para salir de la crisis”. Díaz Ferrán se lo aplicó a rajatabla. A ellos. Saqueó la compañía, formó parte de un grupo criminal, defraudó al fisco, blanqueó capitales, tenía tarjeta “black”, no devolvió el dinero… Ya está en libertad.

Ahora que oímos a Rajoy pedirnos que ahorremos para el plan de pensiones privado, conviene recordar que Díaz Ferrán es de los que decía: “Las empresas públicas que existen deben privatizarse. Más desregulación, más externalización de los servicios públicos”. Lo público era para robarlo y lo privado para explotar a los currantes, lucrarse, no pagar a Hacienda y corromperse. Los empleados de Gerardo acabaron prestándose dinero entre ellos para poder ir a trabajar sin cobrar a fin de mes.

En la España de los Díaz Ferrán, de un tipo que decía que “una reforma laboral profunda calmará los mercados”, los jubilados han salido a la calle, porque les dicen que les suben la pensión, mientras les quitan poder adquisitivo. Tocomocho. Por eso, hay ancianos que han dado un ejemplo de dignidad esta semana: defendiendo lo que es suyo, lo que tanto esfuerzo les costó conseguir, proclamando que les están mintiendo y recordándonos a su edad que, a veces, hasta hay gente que sale a protestar para dar un toque de atención a los que mandan. Algunos parece que lo habían olvidado.

España arrancaba la semana “movilizada” por el himno de Marta Sánchez, con Mariano Rajoy a la cabeza. El presidente termina balbuceando en una rueda de prensa de alto nivel en Bruselas, ayudado por los periodistas, mientras vuelve a quedar públicamente en evidencia. Con Camps y el obispo imputados, con lo nuevo de Gürtel, Lezo o la Púnica. Con el país marcando el peor dato en el ranking de corrupción de Transparencia Internacional… Los jubilados, el gran caladero de votos de Rajoy, se movilizan contra el presidente que les quita poder adquisitivo y les anima a ahorrar, después de prometerles en campaña que no tocaría las pensiones.

En la calle está Díaz Ferrán. A la calle salen los pensionistas. Uno sale de la cárcel y no ha devuelto el dinero. Los otros se revuelven para que nos les quiten el suyo. Los jubilados se han movido en mitad de la parálisis del Gobierno con menos iniciativa legislativa en democracia. Los yayos alzan la voz, por si acaso algunos querían que solo alzásemos las banderas. Nuestros mayores han sido un buen ejemplo de dignidad esta semana, frente al Díaz Ferrán de turno, que financiaba al PP, se corrompía, declaraba ante el juez con la pulsera rojigualda y nos decía que Esperanza Aguirre era “cojonuda”. Sí, para algunos, que todo siguiera así sería cojonudo.

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