Qué día es hoy
El niño coge el bocadillo de pan de barra con alguna materia grasa dentro que le entrega su madre y se dispone a salir para el colegio. Aprenderá latín, gramática, matemáticas, una asignatura con nombre moderno (aunque sea el adoctrinamiento católico de siempre) y poco más. Basta para ser un buen súbdito. Sueña sin embargo con estudiar una carrera y llegar a ser investigador --si llega el dinero en casa-- para poder emigrar a Alemania.
Si vive en una ciudad, asistirá a un aula abarrotada. Si se trata de un pueblo con compañeros de distintas edades –de 5 a 16 años por ejemplo--, los atenderá el maestro de toda la vida que lo mismo sabe de álgebra que de sintaxis o gimnasia.
El padre en paro ha encendido el ventilador para intentar paliar los severos calores. La abuela sin embargo prende en el rincón un brasero: está destemplada por la diarrea que no cura y ni las tisanas ni los “avemarías” le hacen efecto. El abuelo cada día se encuentra peor por falta de medicación para su senilidad y debe aguantar porque es su pensión la que básicamente aporta el colchón de subsistencia a la familia. more
La prensa alaba las acciones del Gobierno y, aún sabiendo que el país se encuentra prácticamente en quiebra, dedica el lugar prominente a los triunfos del deporte. El fútbol apasiona, evade penas y se oirán los gritos de ese exacerbado patriotismo que, sorprendentemente, aflora en los momentos de la peor de las Españas.
¿Qué día es hoy? Cualquiera del verano de 2012 –y mejor que no aguardemos a asistir cómo vendrán los del invierno.., pero podría ser de hace 40 años, e incluso 50 y 60. El relato sería tildado de demagógico si no mostrara una realidad que se está colando en nuestras vidas.
Existen diferencias claro está. El niño estudiará inglés. Lo harán también las niñas. Emigrará a Europa si se ha licenciado en una carrera de alta gama como ocurría, al menos, hasta hace poco. Los medios ofrecen también opiniones contrarias a la oficial para que la audiencia elija cuál le gusta. Y en lugar de en SEPU se puede saciar el gusto por comprar en numerosos comercios chinos que venden ropa y accesorios extremadamente baratos. De eso no falta. Elaborados en la explotación, no se suele pensar que ese modelo laboral precario y sin derechos es el que persigue el empresariado local y ya empieza a asemejarse al que tenemos tras la reforma acabada de perpetrar este jueves.
¿Que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades? Nunca los españoles disfrutamos del Estado del Bienestar que aún tienen los europeos de nuestro nivel. Ganan el doble y el triple que nosotros y sus gobiernos, conservadores incluso, siguen costeando cristales de gafas, dentista o largos periodos de permisos de maternidad y paternidad remunerados. Zapatero lo intentó. Hasta tuvo que pedir perdón y argumentar que no supondría demasiado costo al erario público, pero la tenaza liberal le cortó las alas.
“Si la Europa arruinada de la posguerra fue capaz de construir el Estado del bienestar, ¿por qué la Europa próspera del siglo XXI va a ser incapaz de mantenerlo?”, pregunta Ignacio Escolar en Actúa. Porque no es ése el objetivo, sino el contrario.
Europa ha olvidado sus buenos propósitos tras la Gran Depresión y la Guerra y se empecina en repetir la debacle. Ya se culpabiliza al emigrante y se sienta la ultraderecha en los parlamentos. En España ostenta el poder un PP salido sin una brizna evolutiva de la cámara de criogenización de la que entra y sale durante el último medio siglo y más, y en la que nacieron sus hijos e hijas (en algunos casos perennemente bronceados en curiosa paradoja).
Reivindicamos un Gibraltar español. El enemigo de la seguridad es quien protesta, y no la corrupción, la concomitancia de poderes, el doble rasero contributivo y la ineficacia que nos han traído hasta aquí. Hay un regusto por la época de “extraordinaria placidez” en la que, dicen los viejos desmemoriados, “podías dejar abierta la puerta sin que nadie te asaltara”. Salvo en los crímenes que traía El Caso. O los de aquellas niñas –como yo misma-- a las que sendos sujetos abordaron en el portal a la vuelta del colegio para intentar violarlas. No quedaba constancia. La única defensa era el padre que bajaba a saltos las escaleras sin ascensor. De denunciar ni pensarlo: la violencia contra la mujer se sufría en “el entorno familiar” o en “el entorno machista” de la sociedad.
¿Qué día es hoy? Lo peor es que tampoco es 15 de mayo de 2011. Entre quienes heroicamente mantienen la antorcha –o cualquiera, en cualquier ámbito, que intente hacer algo-- se empiezan a registrar deserciones o desmotivaciones por la falta de resultados que cambien la faz de la tragedia y por el acoso innegable que se sufre desde la autoridad competente.
La lacra, la pesadísima losa al cuello, son los otros. Quienes sufren aunque se “distraen”, olvidan y tapan sus cabezas a ver si pasa el temporal. No lo hará. El plan del PP es el viejo, el que conocen, el que jamás dio resultado, excepto para los privilegiados hundiendo el sistema social. La argolla, el lastre, son los que siempre delegan en otros la resolución de sus propios problemas y también se desmotivan en este caso porque no les traen la solución a casa.
¿Qué día es hoy? Ayer. Pero ayer redivivo, retorcido contra natura. Cuando el paternalismo y la sumisión, los desequilibrios sociales aceptados también, eran la norma. El reloj de la Historia camina hacia atrás, hacia los años 30 quizás. Solo que el mundo y el progreso han entrado a raudales por las puertas y ventanas de los que las han mantenido abiertas.
¿Qué día es hoy? El inicio del mañana, solo con que lo queramos de verdad y con eficacia. Como es lógico. Por las leyes de la geofísica, a las noches le suceden los días: el tiempo avanza… si no se le detiene.