La estética del #nomeconsta o la berlusconización de España
Oriol Pujol, el hijísimo, hoy #diputadoimputado, no dimite, ni piensa dimitir, solo “delega” los cargos orgánicos en el partido y la presidencia del grupo parlamentario de CiU en la cámara catalana. Continuará como diputado y retomará todas sus funciones cuando “considere” (lo considere él, se entiende) que queda libre de sospecha. Al igual que Artur Mas, también Duran se ha apresurado a matizar que no es lo mismo ser un imputado que un procesado o un condenado, si bien, después del caso Pallerols, cabe dudar de tanta sutileza conceptual. Dudas aparte, lo que queda claro para CIU es que a día de hoy no procede pedir la dimisión de Pujol y que esto sólo queda para esos antisoberanistas y anticatalanes que respiran por la herida.
Tampoco es de recibo, según parece, pedir la dimisión de Ana Mato, que recibió directamente de la trama Gürtel costosos regalos y cuantiosos viajes para ella y sus hijos, porque resulta machista y denigrante para la mujer que se le atribuya a ella alguna responsabilidad por lo que hacía su, no se sabe si, exmarido, y de lo que ella #noteníaconstancia.
En estas, el neomachista Toni Cantó, que se sienta en la Comisión de Igualdad del Congreso, representando a UPyD, ni dimitió, ni pensó en dimitir, cuando en un alarde de solidaridad varonil, afirmó que la mayor parte de las denuncias por violencia de género eran falsas. La memoria anual de la Fiscalía General del Estado y el Observatorio contra la Violencia de Género del Consejo General del Poder Judicial, lanzaron entonces contra él las contundentes cifras que a él #noleconstaban pero cuya ignorancia y posterior osadía no le apearon de su escaño.
Lógicamente, Rosa Díez, que lleva en su programa la supresión de los juzgados especializados en violencia machista y una valoración negativa de la Ley Integral contra la Violencia de Género, no tenía nada que declarar al respecto, excepto que le parecía exagerada la reacción contra su diputado, por lo que, contra todo clamor y desafiando su amonestación en el Congreso (PSOE, IU y BNG), Toni Cantó #permanecióensuser.
Y ya que de machismo y feminismo va la cosa, no podemos olvidar a nuestro insigne alcalde de Ponferrada, Samuel Folgueral, que abandonó el PSOE después de pactar una moción de censura con un exalcalde condenado por acoso sexual, Ismael Álvarez, al que se vio en la obligación moral, eso sí, de pedirle que renunciara a su acta de concejal una vez se le había sacado todo su rendimiento. Al Sr. Álvarez, recordemos, no le había importado #continuarconunpar en el Ayuntamiento a pesar de ser, sin mayores matices, un #concejalcondenado, porque en este país, gente como él y como Folgueral, demuestran tener grandes atributos y, además, se sienten muy apoyados.
Pero algo bueno había de traer todo esto: ¡por fin la impostura feminista ha calado definitivamente en las instituciones! Una impostura de la que también hizo alarde María Dolores de Cospedal el día de la mujer trabajadora, aunque de forma, cuando menos, extravagante. Cospedal, sí, la Secretaria General del PP y Presidenta de Castilla La Mancha que se preguntaba en plena campaña electoral catalana: “Si el PP hubiera tenido cuenta en Suiza, ¿a que yo hubiera tenido que dimitir?”, pero que después salió a defender la indemnización en difi-diferido con la que su partido había mantenido “o no” al Sr. Bárcenas, #eldelapeineta.
Al mismo Bárcenas, por cierto, benefició la amnistía fiscal del Sr. Montoro. Una amnistía que, según el Ministro, no permitía “regular rentas a contribuyentes con un procedimiento abierto, administrativo o judicial”, aunque en el Real Decreto que regula la amnistía fiscal sólo hay un impedimento expreso para los que están siendo inspeccionados por Hacienda y no se prohíbe a un contribuyente, con un proceso judicial abierto, beneficiarse de la declaración tributaria especial. Gracias a esta pequeña laguna legal y de memoria, #eldelapeineta pagó la amnistía fiscal del testaferro de sus cuentas en Suiza. Montoro, por supuesto, #norecordaba el contenido literal del RD.
Pero no olvidemos a nuestro exministro y #diputadoimputadoCampeón José Blanco, al que tampoco parece que se le haya movido una ceja; ni la rapiña de los EREs en Andalucía, con un buen número de dimisiones pendientes y miles de euros escondidos debajo de la cama del Sr. Juan Lanzas (concienzudo exsindicalista de UGT en perseverante lucha por los trabajadores).
Evidentemente, el listado no puede acabar aquí. La estética #nomeconsta está tan extendida que empieza a necesitar un Tratado…y ello sin entrar ahora en el hecho incontestable de que no es exclusiva de nuestros políticos. Ahí está, sin ir más lejos, el consejero delegado del Santander, Alfredo Sáenz, pese a la sentencia del Tribunal Supremo en que se suspende parte del generoso indulto que le había concedido Zapatero. Parece que el Sr. Sáenz ha desarrollado una magnífica labor y es posible, incluso, que el Banco de España confirme su indudable honorabilidad. Seguramente, el gobierno del PP ya cuenta con ello. De hecho, es para mantener en su puesto a gente tan respetable para lo que está pensando en abordar un enésimo cambio legislativo que permita a los condenados dirigir entidades bancarias.
¿De dónde venimos y, sobre todo, adónde vamos? He aquí la gran pregunta que podremos ver respondida en los siguientes capítulos de “La berlusconización de España”, una telenovela que le sobrevivirá y que llega a sus pantallas, además, sin cortes publicitarios. Lamentablemente, mientras nosotros la disfrutamos, otros no tendrán la misma suerte. Pensemos, por ejemplo, que #enunpaísmuylejano llamado Alemania, dimite la ministra de Educación por plagiar su tesis doctoral; #enlapérfidaalbión dimite el ministro de Energía por atribuir una infracción de tráfico a su esposa; e incluso, #enlaaldeadeGalia, donde vive Asterix, el ministro francés de Hacienda dimite por tener una cuenta secreta en Suiza. Entiendo que se pueda sufrir por ellos, pero no hemos de preocuparnos, porque esto en España no sucederá. A estas alturas ha quedado demostrado que nuestro riesgo de contagio es mínimo y que el grado de inmunización que hemos alcanzado es enormemente elevado. Sentémonos pues, tranquilamente, a contemplar nuestra historia frente al televisor.