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Fabricando el caos

Manifestación de la plataforma de transportistas ante el Ministerio de Transportes en Madrid.

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Cada vez que aparece por televisión –que es todos los días- Cuca Gamarra afirma: “España está al borde del caos”. Hable de lo que hable, remata con esa frase. Es la portavoz del PP y resulta menos efectiva que algunos de sus antecesores. Se le nota ese lado cutre que le llevó a regalar sesiones de spa gratis a cientos de vecinos en su campaña electoral de 2019 como cabeza de lista por La Rioja, hecho por el que sería sancionada. Eran otros tiempos. Porque el mundo, después, se nos ha caído encima completo con pandemias, catástrofes y guerras como ya saben. Lo único que no ha variado en estos dos años y pico que llevamos de calvario es el afán de la muy extrema derecha española por tumbar al Gobierno legítimo por cualquier método. Y el PP, como partido, está dejando de ser el director protagonista de ese ataque.

La tormenta perfecta se ha desatado con la guerra de Putin y las consecuencias derivadas: propias y acentuando problemáticas no resueltas. Gracias al Partido Popular, Vox ha abierto brecha para gobernar y se ha lanzado en tromba desde esa punta de lanza de Castilla y León. Caminan juntos, con su ejército mediático. Parece que volvieran a sus viejas tácticas: España ha de acabar en caos por más que se resista –que no se resiste- y “ya la salvaremos nosotros”, parafraseando a uno de sus antecesores en la tarea.

La guerra sobre Ucrania es una guerra económica, más aún de lo habitual. Las sanciones a Rusia repercuten en una amplia onda expansiva que alcanza por supuesto a España. Sube el precio de la energía –ya elevadísimo por acuerdos y cesiones anteriores-, escasean productos, como es lógico cuando las armas levantan fronteras. Es una tragedia casi mundial con epicentro en Ucrania, que se libra en gran medida entre los contendientes oficiales u oficiosos, Estados Unidos.

La derecha española entiende que hay que aprovechar la ocasión, el desconcierto, el miedo, para asestar otro golpe más a ver si consigue que sea el definitivo. Al Gobierno, aunque también alcance de pleno a la sociedad. Ya tiene colaboradores que guían la mirada a donde conviene para buscar culpables. Putin está lejos, los demás son unos valientes que le combaten dejándose vidas y haciendas a jirones… El culpable ha de ser el gobierno español, no pueden dejarlo más claro. Incluso para quienes se molesten en intuir lo que pretenden.

El Gobierno y las asociaciones representativas del sector del transporte han llegado a un acuerdo en la madrugada de este viernes. Subvencionaremos con dinero público el litro de gasóleo con 0,20 euros hasta el 30 de junio junto a otras medidas que sumarán más de mil millones de euros. Para eso está el que llaman “Papa Estado”, para atar en corto a las empresas energéticas también, pero eso les resulta mucho más arduo. Ahora bien, ninguna de las dos acciones las haría la derecha española ni por lo más remoto. Les recuerdo que Macron avanza que podría nacionalizar alguna de estas compañías. Es un sector estratégico, del Estado, de los países y sus pueblos. La asociación minoritaria de transportistas que lanzó los paros rechaza el acuerdo y continúan en huelga. El PP y Vox les apoyan. Claro.

Confluyen las huelgas o paros patronales del transporte y de “el Campo”. Así llamado en los informativos y editoriales que, sin temor a que la gente hile, nos muestran a algunos de esos manifestantes a caballo y derrochando aires de Marquesas y Señoritos Iván en el inolvidable recuerdo a Miguel Delibes. No es una huelga más. Faltan tanquetas antidisturbios y la criminalización en las tertulias y están los partidos que van contra los trabajadores. Los que han pasado de llamar en Cádiz delincuentes a los huelguistas de Astilleros a posar ahora en las fotos de las protestas oliendo que había votos en juego, escribe el periodista GerardoTecé en ctxt.es  

¡Desabastecimiento! Claman la mayoría de los informativos. Transcurridos los días es básicamente en algunas de las grandes cadenas de supermercados, no en las tiendas de proximidad donde se puede encontrar el mismo surtido de siempre. Pero claro que hacen daño a los productores, a los de leche y pescado en gran medida. Daban ganas de llorar verles tirar el producto. Para eso se hacen las huelgas, para presionar. Pero ¿justo ahora, en este momento crítico? Este tipo de acciones tienen una imagen brutal para acentuar la sensación de caos. Pero hay que mirar más adentro.

A estas alturas quien quiera saber la errática forma en la que funciona el mercado energético y el inmenso poder consentido de las empresas puede encontrar la información precisa. Pero hay muchos bulos entre el ruido que distraen. Cuatro esenciales se describen en este magnífico artículo de elDiario.es. Es mentira, por ejemplo que de cada 100 euros de combustible, 57 “se los lleve Sánchez”. Encima Sánchez. A su casa, él solo. Pues lo difunde sin problemas el nuevo presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo. En la calle está la pancarta con paraguas de bandera española y el bulo que suma machismo calculado con y ataque al Gobierno y que lanzó la otra cabeza del PP: Ayuso. Así se cubren a la vez varios flancos ultras.

 

Ayuso es la figura que une a Vox y el PP, lo ha declarado ya oficialmente ella misma: en Madrid gobiernan PP y Vox juntos. Ha ido mucho más allá estos días. Se ha lanzado prácticamente a la amenaza golpista, como si fuera la perfecta marioneta portavoz de quienes mueven los hilos. “Deben decidir cómo dejan el poder”…  

Entre las “salidas anómalas de las instituciones” que cita Ayuso se incluye históricamente el clásico golpe de Estado perpetrado por la ultraderecha en España. Frente al comodín del “comunismo”, como un ogro, que plantan como habitual etiqueta para desinformados. Demasiada casualidad esta ofensiva que coincide con la guerra de Ucrania, que sí encarece precios, más cuando se aplican métodos especulativos. La cesta de la compra registra la mayor subida en tres décadas. Y lo que vendrá: tomar parte activa en la batalla cuenta cada vez con más y más entusiastas adeptos en el panorama tertuliano español.

La guerra asiste a una escalada aterradora. Mientras las superpobladas y poderosas China o India nos miran, dos bloques se enfrentan con violencia ciega. Hace poco más de un mes, los ucranianos tenían una vida similar a la que tenemos nosotros. Reflexionen dónde estamos, quiénes perturban nuestra vida en su provecho y adónde vamos. Hay quien se trabaja el caos general para sembrar el caos selectivo de cuya cosecha siempre comieron. No anima al optimismo tanta torpeza de quienes miran sin ver y, sin oír tampoco, aplauden los gritos. 

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