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La geopolítica occidental se agrieta a marchas aceleradas

Biden y Netanyahu en Tel Aviv el 18 de octubre.

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Resulta absolutamente descorazonador observar cómo languidecen nuestras democracias. Especialmente triste y desolador resulta otear cmo los dirigentes europeos hacen un seguidismo genuflexo hacia una visión del mundo, la anglosajona, que es absolutamente incompatible con la búsqueda de una paz global. El mundo multipolar en el que ya nos encontramos, por mucho que les pese a algunos dirigentes occidentales, requiere de una cooperación que respete la heterogeneidad de los pueblos. Pero eso es incompatible con la actual clase dirigente política y económica de los Estados Unidos, temerosa de perder el control del planeta. Aún no se han dado cuenta, pero ya lo han perdido. Muchos países ya han peridido el miedo a no seguir las consignas dictadas desde Washington y Londres. 

La guerra entre Israel y Gaza constituye la enésima pieza de ajedrez del mundo occidental en el tablero geopolítico, equivalente a esas otras ya utilizadas, y en su mayoría fallidas y rotas, como Afganistán, Irak, Libia, Egipto, Siria, Ucrania… El problema es que antes, desde Occidente, se podía manipular a la audiencia bajo una cortina de humo, simulando la recreación de Hollywood en esa magnífica película, 'Wag the Dog' ('Cortina de humo', en España). Tratar de reducir el brutal atentado terrorista de Hamás a un guion donde se nos presenta como los buenos del mismo a quienes llevan décadas incumpliendo las resoluciones de la ONU, montando un apartheid contra todo un pueblo, el palestino, resulta, como mínimo, grotesco. 

Occidente y las democracias tienen mucho que perder en este conflicto. Si no ponen límites a los crímenes de lesa humanidad que está perpetrando Israel y continúan haciendo una distinción entre muertos de primera y de segunda, nuestro declive se acelerará, muy especialmente el de los Estados Unidos. Se están cumpliendo dos escenarios políticos aditivos. Por un lado, la anticipación política de Frank Biancheri, politólogo francés, uno de los padres de las becas Erasmus, hecha allá por 2010, y según la cual nos encaminábamos a un conflicto global por no deshacerse Europa del yugo anglosajón. Por otro lado, y, como consecuencia de lo anterior, no descarto que al final también se cumpla el pronóstico del matemático y sociólogo noruego Johan Galtung, que anticipó la pérdida del poder global de Estados Unidos en la década que nos encontramos.

Las previsiones de Frank Biancheri y Johan Galtung

Pero vayamos por partes. Europa tuvo la oportunidad de cambiar la hoja de ruta, de impulsar un modelo cooperativo global, lo que pasaba sin duda por desligarse definitivamente del diktat anglosajón. Ese momento fue la Gran Recesión. Pero no lo hizo. Como consecuencia entramos en un escenario alternativo de conflicto. Recomiendo la lectura atenta de un libro visionario, del gran Franck Biancheri, uno de los impulsores de las becas Erasmus, 'The World Crisis: The Path to the World Afterwards'. Biancheri detallaba dos escenarios: cooperación o caos. Y quien decidía era Europa. Al final, la senda seguida por Europa nos encamina a un mundo en conflicto, que Bianchieri predijo con más de 10 años de antelación (Afganistán, Libia, Egipto, Siria, Ucrania… o lo que ahora puede acontecer en Oriente Próximo).

El problema de fondo es que el imperio dominante, el estadounidense, se encuentra bajo la certeza de que en poco tiempo va a perder su hegemonía en favor de otro, el chino. Detrás de todo, una realidad: nadie puede competir con China, que aprovechó el hueco y la oportunidad que le dio Occidente. Va a recuperar el trono mundial que ejerció durante milenios. Los últimos 150 años son, en la interpretación china, un paréntesis del que han aprendido los errores. Lo que estamos viendo se puede resumir en la frase: “China is not emerging. It is re-emerging.” Estados Unidos lo sabe y trata de ganar tiempo e influencia para, llegado el momento, no quedar descolocado, o, peor todavía, esparcir conflictos en distintas áreas del mundo que podrían terminar en una escalada de guerra global.

Este razonamiento lo mantengo desde que empecé a analizar las derivadas políticas del sistema de gobernanza actual, el Neoliberalismo, del Totalitarismo Invertido Actual al Fascismo. El impulso tecnológico y educativo de China es tan potente que es imparable. Nadie puede competir con un país con un desarrollo tecnológico como es el caso de China, que además tiene un control estatal de la tierra y de la banca y una planificación estratégica de largo plazo. Solo un conflicto de orden militar puede frenar aquello que es inevitable. El peligro es que desde los Estados Unidos se haga esta interpretación.

Ello me permite introducir, finalmente, la Teoría de Conflictos del sociólogo y matemático noruego Johan Galtung, quien predijo, entre otras cosas, el colapso de la Unión Soviética y advirtió que el poder global de Estados Unidos colapsará en la década actual. Galtung hace ya muchos años desarrolló una teoría del conflicto, basada en la idea de sincronizar y reforzar mutuamente las contradicciones, y que utiliza para hacer sus pronósticos. El modelo se fundamenta en comparar el ascenso y la caída de 10 imperios históricos. En 1996, escribió un artículo científico publicado por el Instituto de Análisis y Resolución de Conflictos de la Universidad George Mason advirtiendo que Estados Unidos pronto seguiría el mismo camino que las construcciones imperiales anteriores: declinan y caen. Pero el libro principal que establece el pronóstico de Galtung lo publicó en 2009, 'The Fall of the American Empire', donde presenta las 15 contradicciones que se sincronizan y refuerzan mutuamente, y que afligen al país norteamericano y que, según él, conducirán a que el poder global de Estados Unidos termine en esta década. El problema es que durante esta fase de decadencia es probable que Estados Unidos pase por una fase de “fascismo” reaccionario que provendría de la capacidad de una tremenda violencia global; una visión de la excepción estadounidense como la “nación más apta”; una creencia en una próxima guerra final entre el bien y el mal. Pero si sus aliados dejen de comportarse como tales, tendrán que valerse por sí mismos. Lo que predice Galtung es que el apoyo de sus otrora aliados no continuará más allá de la década actual. Veremos.

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