Ya no están aquí
Según los datos que acaba de publicar el INE, medio millón de inmigrantes ha abandonado España durante los últimos dos años. Uno de cada diez inmigrantes que habitaba entre nosotros en 2012 ya no está aquí. Los alcaldes de Badalona o Sestao, siempre con la mierda en la cabeza, o el ministro del Interior y sus avisos de mafias y avalanchas, pueden respirar tranquilos. Los inmigrantes se mueven en oleadas y parecen efectivamente organizarse, pero para largarse poniendo pies en polvorosa.
Ese terrible problema de la inmigración que, según el gobierno, tanto angustiaba a los españoles está en vías de solución. Al “efecto llamada” le ha sustituido el “efecto huida”. España, una, grande y libre, parece de nuevo un sueño al alcance de la mano.
Se van por lo mismo que se han marchado más de 80.000 españoles durante 2013, la mayoría de ellos jóvenes. Porque aquí lo único que se recuperan son los beneficios de bancos y grandes corporaciones y te pasa como a la reina de Inglaterra con los Sex Pistols: “No future for you”. Nadie lo hará, pero resultaría muy ilustrativo calcular cuánto le está costado a nuestro PIB semejante sangría.
Deberíamos dejar de meterle más alturas y más concertinas a las vallas de Ceuta y Melilla. Dentro de nada ya podremos pelearnos solo entre españoles por trabajos de mierda, sueldos de mierda y condiciones laborales de mierda. Ya será toda nuestra. Ya no vendrán los extranjeros a olerla y robársela a nuestros hijos. Arias Cañete podrá por fin volver a vivir en aquel país tan bonito donde los camareros preferían morir a confundir una comanda.
Dentro de poco en las listas de espera de la Sanidad solo figurarán españoles y el copago ofrecerá una experiencia de la que solo podremos disfrutar los españoles. También dentro muy poco en los colegios solo estudiarán niños españoles; sin beca, ni ayuda para los libros o para el comedor, pero españoles. Las pensiones volverán a ser tan españolas que dentro de unos años ya no habrá ni españoles suficientes para pagarlas.
No se preocupe si es usted turista sajón con intolerancia al agua, oligarca ruso necesitado de relax después de saquear los viejos monopolios estatales, millonario chino huyendo del comunismo que le ha hecho rico o jeque árabe buscando algún club de fútbol a precio de saldo. Todo esto no va con usted. Puede quedarse e incluso traerse algún amigo. España sigue siendo diferente y usted sigue siendo bienvenido. Ya lo dice el presidente Rajoy siempre que puede, o habla de Catalunya: las fronteras en el siglo XXI son un atraso.