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“Integrando” a los refugiados afganos

"Integrando" a los refugiados afganos

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Estados Unidos se ha retirado de Afganistán y los talibanes lo están celebrando. Hace unos días, nuestra ministra de Defensa dio por finalizada la evacuación mientras por un lado celebra los afganos y afganas rescatados, y por otro lamenta las vidas dejadas atrás.

Progresivamente, las noticias sobre Afganistán van disminuyendo, y por supuesto, también los reportajes festivos de rigor en los que llegaban a España los evacuados. Parece que las noticias dan a entender que ya está, han escapado de los talibanes y llegado a la tierra de las oportunidades, donde según ciertos partidos políticos de extrema derecha les vamos a forrar en ayudas con los impuestos españoles (nótese la ironía) y que estamos acogiendo a todo Afganistán. Spoiler: no es el caso (Alrededor de 1700 de 2200 llegados pedirán asilo aquí, en un país de más de 40 millones de habitantes. Además, sumémosle que España de por sí acoge a muy pocos refugiados, en 2020 solo se aprobó el 5% de solicitudes de asilo, cuando la media europea es un 33%.

El creer que con llegar aquí todo el trabajo está hecho es como creer que pariendo ya tienes al hijo criado, una idea que de lo falsa que es resulta hasta absurda. Sí, los afganos y afganas ya están aquí, pero ¿y ahora qué? Ahora comienza un complejo y largo proceso tanto burocrático como emocional para los que soliciten asilo en España, desde la acogida hasta llegar a la ¿integración? ¿Inclusión? ¿Ser autónomos? ¿Tener las mismas oportunidades que una persona burocráticamente española? ¿Hablar español y comer paella los domingos?... Bueno, hasta llegar a algo.

Sí, tenemos un sistema de acogida (¿Efectivo? Qui lo sá), una ex empleada de Cruz Roja me explicaba que en los primeros seis meses los solicitantes de asilo están acogidos en centros gubernamentales o gestionados por ONG ayudados en todo momento por el personal en las gestiones diarias, desde pedir cita en el centro médico hasta las clases de español. Como documentación temporal y hasta que se decida si su solicitud de asilo es aceptada, reciben la llamada tarjeta roja, que en los primeros 6 meses no autoriza a trabajar (Si alguien es afortunado y consigue trabajo, cobraría en B y un salario bastante bajo). 

Después de los 6 meses (en los cuales repito, no puedes trabajar y eres 100% dependiente), la idea es que consigan mayor autonomía, se les ayuda a encontrar trabajo y también un piso. La exasistente social me comentaba que el 80% de los pisos a los que llamaba rechazaban la petición de alquiler porque a los caseros no les gustaba que fueran refugiados. Esto es solo el comienzo.

Y las tan famosas ayudas, ni son tantas, ni se dan a todo el mundo, son más o menos 350 euros. Un ejemplo cercano, una de mis mejores amigas es siria con pasaporte español, y por su situación burocráticamente privilegiada no tuvo ninguna ayuda en España, pese a venir huyendo de una guerra sola, con 23 años. Y cuando buscaba piso, nadie se lo quería alquilar en cuanto leían su nombre y apellidos.

Como veis, con nuestro sistema de acogida, todo son facilidades 🙄🙄🙄.

Los refugiados y los solicitantes de asilo afganos o de cualquier parte del mundo, no vienen aquí por gusto, ni a pasearse, ni a llenar sus colchones de euros gracias a nuestros impuestos. Primero, se arriesgan a perder la vida por el camino, y segundo, han dejado atrás todo, un todo a lo que seguramente nunca podrán volver: sus países han sido destruidos por una guerra, han perdido a seres queridos, o incluso se les busca para darles muerte por razones varias. Por favor, por simple humanidad, no dejemos que argumentos falsos y populistas que juegan con el miedo a lo desconocido cale en nuestra mente.

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