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No seas dulce, Carolina

Carolina Darias

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Carolina trátame bien, no te rías de mí, no me arranques la piel Carolina trátame bien

M-Clan

No seas dulce, Carolina, sé efectiva y sé justa.

Permíteme que te agradezca, en primer lugar, haber aceptado en estos tiempos de muerte y zozobra el puesto de mayor riesgo y peligro. Eso ya habla de ti. Ahora bien, no es un trámite. Es todo un reto por el que te recordará la historia. Sé que tenemos suerte y que hay grandes socialistas en Canarias. Así podrás dedicarte a hacer tu trabajo que no es sólo ser conciliadora, sino también ser efectiva.

Veo muchos halagos para los hombres que hablan bajito y no se alteran. Illa, Gabilondo y algún otro. También cómo nos recomiendan a las mujeres que no subamos el tono, que seamos modositas. Me parece bien. Yo también gusto de la paz y del silencio y del momento zen. Sólo que hay ocasiones en la historia en las que lo preciso es actuar. Actuar guste o no. Hacer lo que se debe aunque para ello nos tengamos que enfrentar.

Eres la nueva ministra de Sanidad, Carolina Darias, y eso abarca alguna responsabilidad más importante que evitar que los presidentes autonómicos se saquen los ojos o acaben sacándoselos al jefe, que también.

Mueren casi 600 personas al día, Carolina. No te veo encogiéndote de hombros. Te veo asumiendo la magnitud de la tragedia y haciendo lo que siempre han hecho las mujeres corajudas: coger el toro por los cuernos y tirar.

Hay otro reto de una dimensión escalofriante no sólo para la pandemia sino también para el futuro del pacto social y de la democracia en sí: la cuestión de las vacunas. Illa te ha legado ahí un regalo envenenado al que dio la espalda y no tengo la menor duda de que tú vas a anteponer la justicia, la equidad, la paz social y el cumplimiento de los principios invocados a cualquier veleidad o ambición de futuro personal que tengas. No me cabría en la cabeza otra cosa. Confío en tus redaños como en los de muchas de las mujeres de este Ejecutivo que están dando la mejor cara de él.

Las vacunas. La corrupción cerca esta gestión y tú, Carolina, no puedes sustraerte a ello. Hay pocas y llegan mal –otras mujeres en la UE están peleando ahora mismo por eso– pero es mucho peor el mal uso que de ellas se está haciendo. Jetas, alcaldillos, fiscales, obispos, consejeros, mujeres de… la lista de los injustos se hace intragable. Ahí es donde llegas tú. ¿Cómo que Vara quita una línea del protocolo extremeño para vacunar –o justificar la ya vacunación– de los que él decida? Un socialista, Carolina, un socialista. Me jode lo de Murcia y lo de Andalucía; pero me duele lo de Valencia y lo de Extremadura.

Vienes de Administraciones Públicas y por eso conoces nuestra complejidad territorial y constitucional, pero eso no te exime de enarbolar la bandera de la igualdad, de la justicia distributiva, de la equidad y de la decencia social y administrativa. Todos los españoles somos iguales y nuestro empadronamiento no puede hacer nuestra vida de mejor o peor condición.

Es nuestra vida, Carolina, la nuestra y la de nuestros seres queridos. Supongo que tienes claro que para los más débiles, para las personas en riesgo, para los que podemos morir, cada día que pasa huyendo del virus se nos hace más difícil y cada vez más, la posibilidad de un error, de un mal paso –en esta proliferación insana que propiciaron otros, también los presidentes a los que coordinas, también Illa por incomparecencia– nos va cercando hasta hacernos la vida muy complicada. Cada corrupto, cada sinvergüenza, cada listo que se cree más que nadie que se nos cuela nos pone una bala más en el tambor de la ruleta rusa con el que estamos obligados a convivir hace ya casi un año.

Carolina, tienes que ponerle freno a esta forma de corrupción. No podré creer en ti si no lo intentas. La flema y el 'seny' de Illa se me fueron precisamente por ese fregadero. La Fase 1, que era tan clara, mayores en residencia y sanitarios de primera línea, ha sido un sindiós vergonzoso. ¿Cómo nos vas a preparar para la Fase 2 que es aún más compleja?

Los que están transgrediendo todo honor y todo principio se agarran a que no hacen nada malo. Y esto nos lo tienes que arreglar. La ética está muy bien en sociedades sanas pero vivimos en medio de la gangrena más profunda. Doy gracias a que los partidos, unos más que otros, están siendo inflexibles en esto, pero no podemos fiar a esta bonhomía el proceso de vacunación de toda la población. Se ha forzado a dimitir a los que tienen cargos de libre designación, pero si sólo podemos lograr esto, Carolina, todos los funcionarios o los ricos o los particulares o los que son alguien se van a poder pulir nuestras oportunidades de supervivencia alegremente y yo sé, ministra, que eso no es lo que quieres.

Es necesario que el protocolo de vacunación se fije de forma transparente y previa. Es obligado que sea convertido en una norma. Usa lo que precises, tienes técnicos, pero todos los españoles tenemos que tener ante nosotros un horizonte de vacunación preciso, normado, claro y que permita castigar convenientemente a aquellos que lo transgredan. No seas dulce, Carolina, sé justa y sé efectiva. Delimita la Fase 2: ¿qué dependientes?, ¿quiénes son grupos de riesgo?, ¿qué patologías?, ¿en qué orden de prelación?, ¿cómo van a ser llamados? Apruébalo en la Interterritorial si quieres, pero de modo que vaya al BOE y quede plasmado normativamente para que nos podamos asegurar de la prevaricación, la malversación, el tráfico de influencias o lo que fuera de todos los que lo transgredan. Si necesitas un nuevo delito en el Código Penal, no dudes en pedirlo a tus dilectos colegas y a los grupos parlamentarios. No has llegado para pasar, Carolina, sino para poner los ovarios sobre la mesa y hacer de una vez lo que todos sabemos que se ha de hacer.

Tengo toda la fe y toda la confianza puesta en tu nuevo periodo. Ni siquiera te voy a recomendar que cambies a Simón como portavoz y pongas a otra que conserve la credibilidad para toda la población. Eres libre de hacerlo como desees, pero hazlo.

Carolina, trátanos bien. Somos el pueblo y te contemplamos.

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