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Pequeñas aves y murciélagos. Su gran importancia ambiental y social

Mosquitero ibérico.

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La importancia de las aves, especialmente de las insectívoras, y de los murciélagos, es conocida en España por parte de las administraciones ambientales desde hace décadas. En los años 70 el Instituto para la Conservación de la Naturaleza (ICONA) ya hablaba de la importancia de proteger estas especies, editando carteles informativos y fabricando e instalando gran cantidad de cajas-nido para aves insectívoras, especialmente en los bosques de repoblación.

De hecho, la totalidad de las aves insectívoras, así como todas las especies de murciélagos, están protegidas en España desde 1981. Los beneficios ambientales y sociales de estas especies son enormes. Se estima que un ave insectívora se come entre 2,5 y 6 kilogramos de insectos al año, y dado que un mosquito pesa a razón de 2 miligramos, un único ejemplar podría llegar a consumir en un año entre un millón doscientos cincuenta mil y tres millones de mosquitos. Los murciélagos no se quedan atrás, pues consumen gran variedad de insectos: dípteros, lepidópteros, coleópteros, himenópteros, etc. Se estima que un ejemplar adulto puede llegar a consumir en una noche entre el 30% y el 70% de su peso en insectos y, si solo fuesen mosquitos, más de 1.500 mosquitos en una sola noche. Por ello, tanto las aves insectívoras como los murciélagos se consideran controladores sostenibles de insectos, frente a los tratamientos químicos convencionales, que también afectan a otras especies, incluyendo a la salud humana, y que además tienen un alto coste económico.

Sin embargo, a pesar de estar protegidos y de su gran importancia ambiental y para las propias personas, sus poblaciones se están viendo reducidas de manera importante en las últimas décadas. Ello es debido a múltiples factores, pero la principal causa está en la intensificación de la agricultura, que entre otras cosas conlleva un uso cada vez más masivo de plaguicidas y herbicidas. De hecho, ahora en el campo se ven muchos menos pájaros que hace décadas, como suele confirmar la gente mayor que vive en el medio rural.

Sin embargo, la reducción de la presencia de aves también se está produciendo en las ciudades. El gorrión común, de alimentación omnívora (come semillas en invierno e insectos en el verano), que es sin duda la especie urbana más común y mejor adaptada a los espacios urbanos, también está viendo reducidas sus poblaciones en la mayoría de las grandes ciudades. Se estima que desde 1980 hasta ahora, las poblaciones de gorriones en las ciudades europeas se han visto reducidas en un 60%. Una prueba evidente de lo poco habitables y artificializadas que resultan cada vez más muchas ciudades.

Es esencial, desde los puntos de vista ambientales y sociales, invertir la actual tendencia, tanto en las ciudades como en el medio rural. En este sentido, es necesario reducir al máximo el uso de plaguicidas y herbicidas. De hecho, debería prohibirse totalmente el uso de herbicidas en las ciudades y cunetas de carreteras, en las que suele utilizarse un herbicida muy barato, denominado glifosato, y eso a pesar de que existen numerosos estudios que advierten de sus efectos negativos sobre la salud humana, y por supuesto sobre los animales. De hecho, cada vez son más los ayuntamientos que han prohibido el uso de herbicidas en sus parques, calles y cunetas de carreteras, existiendo además para ello alternativas mecánicas eficaces e inocuas.

También deberían llevarse a cabo en las ciudades diferentes acciones encaminadas a favorecer la presencia de aves paseriformes, aves de pequeño tamaño que incluyen insectívoras, granívoras y omnívoras. Deberían respetarse sus nidos, especialmente en infraestructuras y edificaciones, y llevar a cabo actuaciones encaminadas a actuar sobre los factores que funcionan como limitantes para estas especies. Una buena parte de ellas necesitan huecos y oquedades para nidificar, las cuales son cada vez más escasas debido a que estas suelen estar en los árboles viejos y secos, que suelen ser eliminados de las ciudades. Por ello, deberían instalarse gran cantidad de cajas-nido, tanto en árboles de parques y calles como en determinadas fachadas de edificios, incluyendo también cajas-nido para murciélagos. También deberían instalarse comederos para cubrir las necesidades de las aves durante los meses invernales, que es cuando más los necesitan. En general, se trata de actuaciones que resultan sencillas y baratas, pero que son sumamente útiles y eficaces para favorecer a las poblaciones de aves.

De esta manera, conseguiríamos que las aves y murciélagos sigan viviendo en nuestras ciudades, pudiendo así seguir disfrutando de su agradable presencia y de los beneficios directos que nos generan.

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