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Prensa débil y Gobierno fuerte

José Sanclemente

A Mariano Rajoy los medios de comunicación le inquietan más bien poco, y no solo porque sabe que muchos de ellos están debilitados por una crisis sin precedentes y por un abandono creciente de sus lectores, sino porque debe de pensar que los diarios están muy bien, pero que no le van a hacer cambiar de rumbo por mucho que algunos se empeñen en sacarle a relucir la corrupción de su partido, los recortes sociales que incluyen el nuevo presupuesto o las mentiras y disimulos con las que él y los suyos los afrontan.

Los mensajes que está haciendo llegar estos días el presidente del Gobierno sobre la fortaleza de nuestro país están basados en la fortuna que tenemos por disponer de un Ejecutivo con mayoría absoluta que puede aplicar las medidas “correctoras” que le venga en gana sin oposición ni resistencia.

Y así es. El Gobierno no da su brazo a torcer en nada que consideren fundamental; y lo fundamental, ya sabemos, es más sacrificio para los ciudadanos, que no ven a medio plazo ninguna mejora en su economía. Ya empieza a aplicarse el copago sanitario y las pensiones perderán poder adquisitivo, no hay crédito ni para las empresas ni para las familias y el consumo sigue bajando.

Tienen suerte los medios de comunicación, como decía hace poco Juan Luis Cebrián mientras alababa la gestión de Rajoy en su sector, de que el Gobierno no intervenga en ellos como lo hizo Aznar o Zapatero. Si lo hiciera, sería sin duda para aplicar la misma receta que al resto de los ciudadanos.

Medios debilitados con un Gobierno fuerte es una mezcla explosiva para los intereses de los españoles. Me imagino a los editores de diarios, los responsables de la radio y de la televisión tirando la toalla para defender propuestas, por otra parte jamás atendidas, de IVA cero para los periódicos, planes de fomento de la lectura, ayudas a la difusión similares a los de algunos países europeos e incluso justo reparto de la publicidad institucional cuando ésta apenas existe y la poca que hay se distribuye con criterios de amiguismo.

Y mientras tanto, los medios de comunicación tradicionales y líderes de España continúan recortando sus redacciones y buscando su propio modelo de copago en la red que les pueda salvar de la ruina, bajando los salarios porque no llega la publicidad porque no consumimos, y los jubilados quizás acabarán por dejar de comprar un diario para pagarse una medicina... Y, en fin, una tremenda espiral en la que todo el país, incluidos los medios de comunicación, está sumido por aplicar la receta de este Gobierno fuerte e incontestable.

¿Hacia dónde vamos? ¿Lo sabemos? ¿Lo sabe la prensa?

Rajoy debe de creer que lo sabe porque se siente fuerte, pero los medios creo que lo ignoran.

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