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El procés nunca fue limpio

Diada, año 8. Pequeños detalles a la espera de la gran sentencia

Álex Ramos

Se puede definir el procés como el proceso secesionista catalán iniciado con la Diada del 11 de Septiembre de 2012 y finalizado el 27 de octubre de 2017 con la Declaración Unilateral de Independencia (DUI) y la consiguiente aplicación del artículo 155 por el Gobierno Central.

El procés fue promovido por políticos que juraron el Estatut y por ende la Constitución, están acusados de delitos que se juzgan en el Tribunal Supremo por desobedecer y desacatar el ordenamiento jurídico vigente.

No aceptan ninguna culpa, ni ser juzgados, ni una eventual sentencia adversa. Y lo que es peor ignoran al resto de catalanes a los que han perjudicado gravemente. ¡Han roto Cataluña en dos!

Actualmente, otros políticos vuelven a las andadas y plantean otro proceso al que habrán de poner otro nombre, pues el procés ha muerto. No hay cambio de objetivos ni acto de contrición, la matraca sigue pues hay mucha gente en Cataluña que vive de ello, tanto política como económicamente. Por eso designaron a dedo al President Quim Torra, como delegado provisional de Puigdemont, quien dicen ostenta la presidencia legítima. Se rebajaron colectivamente al presentarse a unas elecciones autonómicas en diciembre de 2017 que detestan, solo para obtener poder político y disponer del dinero de todos para el postprocés .

Los separatistas catalanes pueden tener una aspiración política, aunque no la pueden imponer de forma ilegal y unilateral. Han intentado conseguir la secesión y de una forma que no es limpia. Lo expongo a continuación.

Lance Amstrong, exciclista profesional estadounidense, logró la mayor hazaña de la historia del ciclismo al ganar siete Tours de Francia entre 1999 y 2005. Pero en 2012 se le acusó de dopaje sistemático por la Agencia Antidopaje de EEUU y la Unión Ciclista Internacional, le retiraron los siete tours y anularon su palmarés desde 1998. Amstrong admitió haberse dopado con diversas substancias y transfusiones de sangre para optimizar su rendimiento deportivo de forma fraudulenta. Jugaba con ventaja sobre sus rivales, de forma tramposa.

Asimismo, el Clembuterol fue una substancia dopante, prohibida desde los años 90. Su función básica era de dos tipos, dilataba los bronquios y producía hipertrofia muscular. Quien lo usaba en el deporte hacia trampas respecto de sus adversarios, aumentando fraudulentamente su capacidad pulmonar y su masa muscular.

Podemos deducir que el procés separatista ha sido un proceso tramposo y un gran engaño, pues ha estado dopado con “clembuterol político, clembuterol mediático y clembuterol económico”.

Salvando las distancias, el procés separatista en su totalidad ha obrado de forma análoga. Y las últimas siete Diadas han sido acaparadas por los independentistas con los recursos de todos, pero en contra de los intereses de más de la mitad de los catalanes. Los éxitos organizativos de las siete Diadas, como los siete tours tramposos de Amstrong, tendrían que ponerse en entredicho y retirarse sus coronas de laureles, pues han estado dopadas antes, durante y después de las mismas con medios públicos, medios privados subvencionados, poder político y dinero de todos los catalanes.

En Cataluña, desde 1980 hasta 2017 hemos tenido ininterrumpidamente gobiernos nacionalistas, incluso en el período del tripartito ERC se encargó de que el nacionalismo no decayera, bien al contrario.

En una primera fase de 1980 a 2010 se trabajó con paciencia para construir la nación identitaria basada en la lengua y la cultura. Todo ello es el resultado del Plan 2000 de la CDC de Jordi Pujol, “La estrategia de recatalanización. Propuestas para aumentar la conciencia nacional” con 8 capítulos y 150 puntos. Se destapó en El País y El Periódico de Cataluña (28-X-1990). Se trataba de un proyecto de adoctrinamiento masivo de los catalanes y para conseguir el control social. En la escuela, control de los educadores, las AMPAs, los tribunales de profesorado en oposiciones. Así como influir en los medios de comunicación, infiltrando nacionalistas en todos los medios posibles; además de muchas otras medidas.

En una segunda fase, entre 2010 y 2017 se ha pretendido conseguir un estado para la supuesta nación construida, con un referéndum ilegal e unilateral y una DUI.

A pesar de haber hecho todos los esfuerzos durante 38 años, el independentismo catalán ha llegado a un techo insuficiente del 47% de apoyo electoral. Lejos pues de los dos tercios (66%), mayoría cualificada que se requiere para cambiar una coma en el Estatuto de Cataluña o en la Ley electoral catalana. Lo paradójico ha sido el incremento del 15% al 40% en un lustro, desde 2009. Ello tiene que ver con el dopaje en propaganda política. Solo hace falta ver los productos que tenemos en nuestros frigoríficos y entenderemos la influencia empírica de los anuncios publicitarios, también en política.

El Govern de los últimos años, inequívocamente independentista, contó en 2017 con 34.000 millones de euros de presupuesto. Entre 2004 y 2017 suman cerca de 405.000 millones de euros (datos públicos) y si estimamos desde 1980 pueden haber llegado a cerca de tres cuartos de billón de euros en manos de políticos nacionalistas. No tenemos ninguna duda de que estos políticos habrán utilizado sin cesar todos los recursos posibles para favorecer su procés y a los independentistas, pero con los recursos de todos.

Más de la mitad de los catalanes hemos estado desamparados y sin recursos para defender nuestra identidad plural durante 38 años. Ha habido juego sucio y como a Lance Amstrong se debería retirar los logros conseguidos por el independentismo, por haberlos conseguido con dopaje, de forma tramposa y abusiva.

Concluyendo, de la misma forma que el anabolizante Clembuterol produce una hipertrofia muscular artificial, el independentismo ha utilizado un clembuterol político, económico y mediático para hipertrofiar artificialmente el procés independentista. Pero si se deja de dopar al entramado nacionalista se irá desinflando inexorablemente, como los músculos dopados se vuelven flácidos al dejar de administrar la sustancia dopante. Si quisieran jugar limpio tendrían que aceptar la desintoxicación de las últimas cuatro décadas con un período análogo, donde la educación en las escuelas y los medios de comunicación, entre otras medidas, deberían ser neutralizados de sesgo nacionalista.

La sociedad civil de Cataluña tendrá concordia y prosperidad si recurrimos al seny y a la convivencia respetuosa de la pluralidad entre catalanes y entre estos con el resto de españoles.

¡El Estado tiene la responsabilidad de que la historia del procés no se repita! Esperamos la conformación de un Gobierno central fuerte y estable, para dar salida consensuada y transversal a este conflicto, dentro de la Constitución y sin olvidar nunca más a los catalanes españoles, pues son parte ineludible de la solución.

Álex Ramos es médico y Vicepresidente 1º de Societat Civil Catalana.

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