Punto de destello
Nos previenen hace tiempo los expertos de que estamos en tiempos líquidos, de una gran volatilidad política. Vengo a alertarles yo de que, más allá de esa premisa genérica, en este momento concreto nos encontramos muy cerca del punto de destello. Es preciso que todos los actores políticos sean conscientes de que ahora los chicos de la tea no son los de la gasolina de Arzalluz sino, metafóricamente, los que pretenden hacer explotar otras cosas utilizando otros recursos. El punto de destello, o punto de inflamabilidad, es en resumen aquel conjunto de condiciones de presión, temperatura, mezcla de gases en los que un líquido produce suficientes vapores como para que, al aplicarles una fuente de calor, se inflamen y ardan.
No hace falta que les diga que la presión y la temperatura están de por sí muy elevadas y que hay toda una pléyade de intereses en excitar los vapores para que, con una llama cualquiera, este gobierno progresista salte por los aires. Y tampoco les sorprendo si les digo que la cuestión catalana no sólo incrementa los vapores sino que es un punto muy obvio para intentar que salte la chispa adecuada. En eso andan los chicos de la tea, solos y en compañía de otros. Tienen, según parece, ayuda de tipos muy puñeteros a los que imagino en pleno recogimiento intentado buscar o recordar si tienen a mano cualquier asunto, asuntillo o asuntazo que detonado en el momento oportuno pueda servir al efecto. Lo estamos viendo en los últimos días, con esas oportunas peticiones del TC de deducción de testimonio a la Fiscalía sobre Torrent, o la de la JEC y la Sala III para retirar su acta de diputado autonómico a Torra, que se producen, casualmente, siempre casualmente, en los días previos al encuentro fijado por Sánchez con el president de la Generalitat.
A veces los de la antorcha son de un burdo que espanta. Tenemos delante el anuncio de pseudo querella que ha lanzado a los cuatro vientos Casado por una, dice, usurpación de funciones de Torra al seguir ejerciendo como Molt Honorable President. Una aberración en toda regla lo que plantea que ni en los másters de harvaravaca se sostiene. La usurpación es un tipo penal incluido en el capítulo de las falsedades y está pensada para aquellos que se hacen pasar por autoridad o funcionario con el objeto de engañar a alguien. Por eso, el elemento objetivo del tipo es el de suplantar o falsear la apariencia de una autoridad, pero el tipo subjetivo exige que haya capacidad bastante para engañar a una persona o colectivo. Resumiendo, este tipo penal no esta para nada relacionado con la cuestión de Torra. Incluso admitamos que algunos puedan tener dudas sobre su situación -yo no, porque creo en la presunción de inocencia hasta la sentencia firme y en su derecho a la doble instancia- aun así no estaríamos nunca ante este tipo penal. Esta salida de pata de banco de Casado lo que sí tiene es la virtualidad de mostrarnos qué es lo que se ha estado haciendo en muchos casos en relación con el independentismo catalán, que no es sino usar tipos penales completamente inadecuados, hacerlos calzar a martillazos, intentando conseguir los efectos deseados. En puridad esta debería ser una cerilla menor, porque no debería haber magistrado decente dispuesto a aceptar semejante querella a trámite pero ya hemos visto demasiadas cosas...
No obstante, este oportuno anuncio no tiene más interés por parte del PP que subir temperatura y presión antes de la reunión de Sánchez con Torra. En todos los demás casos, incluso demencialmente admitida, los tiempos procesales se la llevarían al limbo de un Torra ya con sentencia firme.
Pero no es el único movimiento para buscar ese punto de inflamabilidad del gobierno. La propia decisión del Tribunal Constitucional de deducir testimonio por si Torrent hubiera cometido un delito de desobediencia, busca sobre todo poner en un brete a la Fiscalía, una vez que Dolores Delgado haya asumido ya su cargo. Es muy posible que llegue también tarde tras el anuncio de Torra de que convocará elecciones una vez aprobados los Presupuestos catalanes.
El tiempo, ese sí que es un elemento que no cuenta en el punto de inflamabilidad de gases y líquidos pero sí lo hace en el de la política. La gran pregunta es si la Sala Segunda del Tribunal Supremo tendría ahora en sus manos el detonador para fijar la fecha de las elecciones catalanas aunque, por los plazos, todo parece indicar que no. El Parlament precisa llegar hasta mediados de abril para cumplimentar los trámites parlamentarios de los presupuestos y no parece que exista posibilidad de que se dicte sentencia antes de ese plazo. De momento, el recurso de casación está anunciado pero aún no se ha sustanciado y permanece en plazo para hacerlo. Después existe un periodo de tramitación y en cada uno de los trámites preceptivos hay un plazo de 10 días hábiles -entre 15 y 20 naturales- para cumplirlo. No hay que decir que agotar esos plazos está en manos de Torra también. Por último, se trata de una causa sin preso que, por tanto, no tiene ninguna prioridad de tramitación. No, no es factible que antes de mediados de abril la Sala Segunda tenga una sentencia sobre Torra.
Más madera. Es seguro que va a aparecer, existente o inventada. Ahí tenemos, por ejemplo, el caso de la fianza pedida en el procedimiento administrativo del Tribunal de Cuentas, que también ha fijado una cifra de dinero público utilizado, que no casa ni con la de la Fiscalía ni con la del Tribunal Supremo, y que pretende añadirse a los elementos ambiente para lograr la implosión de Sánchez y del temido gobierno socialcomunista del demonio.
También en el independentismo las cosas están calientes. La aprobación de los Presupuestos como último acto de unidad, antes de lanzarse al cuello unos de otros, debe leerse también en términos electorales. Junts per Cat tiene dentro un verdadero pandemónium y necesita tiempo para organizar la ida a las urnas y ERC teme que su abstención le haya comido algunos votos, por un lado, y también quiere ofrecer ese triunfo de gestión del conseller Aragonès, que será su candidato. Así que ellos irán hasta abril y la idea es que haya elecciones justo tras el verano.
Este es el mapa de ruta, pero queda claro que la tea sigue encendida y que la chispa se busca debate a debate, titular a titular y tribunal a tribunal. Sólo cabe esperar que los que operan en la ecuación como líquido para inflamar sean muy conscientes de su condición de combustibles y procuren enfriar y refrescar todo lo posible la situación. Eso pasa, no hay que decirlo, por no dar pasos en falso y, en caso de que se produzcan, ¡por Tutatis! tener una explicación clara, única, verdadera y sin marcha atrás para cuando se conozca. Porque no hay nada que no vaya a conocerse. No sólo están los chicos de la tea sino los de las linternas, incluidos los que no reparan tampoco en falsear los focos si es preciso.
Que sólo haya un punto de destello y sea el de la racionalidad. Soy de mucho pedir porque este país, qué quieren, es de poco dar.
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