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OPINIÓN | 'En el límite', por Antón Losada

Lo recuerdo todo perfectamente, salvo algunas cosas

Rajoy: No sé nada de las cuentas de Bárcenas en Suiza

Antón Losada

Mariano Rajoy compareció en la Audiencia Nacional tan preparado para ganar la batalla de la credibilidad ante la opinión publica que se le vio algo pasado de coaching, confundiendo ir sobrado con transmitir confianza e incluso forzando la Presidente de la Sala a amonestarle para que no lo hiciera más, como si estuviera regañando a un niño pequeño. Empezó recordándolo todo perfectamente, aunque poco a poco se fue apoderando del testigo una conveniente y más que oportuna amnesia selectiva.

No cometió el exceso de presentarse como el líder indignado que expulsó a los ladrones del templo nada más llegar a la presidencia del partido, una afirmación que metería en serios apuros a todos sus colegas y aliados en la dirección Popular que ya han declarado no saber nada.

Prefirió intentar convencernos de que fulminó a Francisco Correa con su rayo justiciero aunque no supo precisar con tanta claridad por qué, más allá de contarnos que no había algo ilegal pero si algo que no les gustaba. Lo despidió pero no sabe bien por qué. Un misterio similar a las quejas que le llegaron sobre Luis Bárcenas: recuerda que las hubo pero no por qué eran, ni quién se las presentó; al parecer en el PP se triunfa según le den al Me Gusta o al No Me Gusta, como en Facebook.

Confrontado al intrigante pago de su viaje a Canarias, o la contradicción de las cartas donde miembros de la trama le reclamaban deudas del partido, o que la Gürtel siguiera contratando en Valencia o Madrid, al testigo Rajoy no le quedó otra que tirar de los mismos recursos manidos empleados por Javier Arenas o Álvarez Cascos durante sus declaraciones y que bien podríamos denominar la “estrategia Dori”: ni recuerdan, ni saben; como la entrañable amiga de Nemo, el heroico pececillo de la maravillosa película de Pixar, Rajoy ya no sabía y ya no se acordaba tan perfectamente.

Si en los papeles de Barcenas todo era mentira salvo algunas cosas, en la memoria del presidente Rajoy todo se recuerda perfectamente salvo aquellas cosas que no le convienen. Una contradicción tan llamativa cómo su empeño en repetirnos una y otra vez que se ocupaba de la política y no del dinero, aunque tuvo que ser precisamente él quien limpiara la sede Popular de Génova de los hilillos de la Gürtel, crecidos de manera exuberante durante el mandato de José María Aznar.

El testigo Rajoy no pudo decirlo ni más claro, ni más alto: entre 1996 y 2003, los años que se juzgan y la época dorada de la Gürtel, el eficaz y leal Rajoy se ocupaba de la política y nada tenía que ver con las finanzas y los dineros. Por si tienen alguna duda, se la aclaro: durante esos años quien manejaba el dinero era Álvaro Lapuerta, que ya no puede testificar, y quien lo mandaba todo en el Partido Popular era Aznar, que si puede testificar, siempre presume de tener muy buena memoria y no para de dar lecciones a todo el mundo. A partir de hoy, cuánto quieran saber sobre el dinero en el PP pregúntenselo a ellos.

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