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Las seis cosas que Ayuso hace como Trump

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, durante el pleno en la Asamblea de Madrid, el 21 de marzo de 2024.
21 de marzo de 2024 22:38 h

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La presidenta de la Comunidad de Madrid está en apuros. Las investigaciones de este periódico sobre los delitos fiscales reconocidos por su novio la dejan en muy mal lugar. El hecho de que ese dinero ocultado al fisco lo obtuviera su pareja cobrando comisiones por las mascarillas en lo peor de la pandemia agrava la situación. Una vez más, gente de su entorno se enriquece de forma sospechosa: el problema es ella. Para salir del atolladero, nada mejor que aplicar el manual de la perfecta trumpista, llevándolo al límite. Donald Trump, precursor del populismo reaccionario, lo ha hecho muchas veces:

La mejor defensa es un buen ataque

Hasta hace tres días, los periodistas de elDiario.es trabajaban para informar de cómo la pareja de Isabel Diaz Ayuso se había enriquecido a velocidad inusitada. Dedicaban su energía a investigar los correos, el famoso piso dúplex, las licencias de obra y un largo etcétera. Entretanto, Ayuso y su equipo preparaban sus ruedas de prensa a la defensiva: que si es un señor particular, que si ella no tiene que dar explicaciones de dónde duerme… Cada día se les complicaba con las falsedades del anterior, era el momento de pasar al ataque: inventemos algo contra esos periodistas, algo apabullante, pero a la vez muy simple, algo que entienda todo el mundo (mientras la trama de sociedades pantalla y paraísos fiscales se hace más compleja). Dicho y hecho: los periodistas de elDiario.es y de El País fueron acusados mediante noticias falsas de acosar a los vecinos de la presidenta e incluso de tratar de asaltar su casa encapuchados. Desde ese momento, los periodistas han debido dedicar un gran esfuerzo a defenderse. Es el peor ataque del poder político a la prensa que se recuerda, pero ahora es la prensa la que está a la defensiva.

Domina el ciclo de las noticias

Imaginemos que la atención de los ciudadanos se dirige hacia un podio, donde se colocan las noticias: normalmente miramos al número uno y después, de soslayo, al segundo y al tercero. Para pasar al ataque debe ponerse en marcha una información capaz de desbancar del podio a quien lo ocupa. Debe tratarse de algo grande y ruidoso. Que sea verdadero o falso resulta secundario, porque la verdad no cambia el ciclo de las noticias, pero el ruido sí. El mismo hecho de estar discutiendo si algo es verdadero o falso ya ha propiciado  ese cambio. La confusión siempre es aliada de la mentira. 

Recuerda ser siempre la víctima

Como ocurrió con el crédito de Avalmadrid no devuelto por su padre, o con las comisiones de su hermano, Ayuso no da explicaciones, como corresponde a un líder democrático. Se limita a presentarse como víctima de sus enemigos. En esta ocasión -la cosa era grave- se ha lamentado de estar siendo atacada por “todo el poder del Estado” y ha acusado a sus rivales políticos de querer “desestabilizarla”. También es víctima de los malvados periodistas: el falso acoso a su vivienda cumple esa función performativa. 

Consigue la ubicuidad

Su nombre esta semana no sólo ha protagonizado los debates en la Asamblea de Madrid, como sería normal, sino también en el Congreso, en las portadas, en las tertulias. Para estar presente en la economía de la atención, hay que generar polémica, pero no de cualquier tipo. Si la noticia se ubica en el marco de la corrupción, hay que generar otro. Su preferido es la batalla contra la izquierda (añadan aquí epítetos como chavista, bilduetarra, etc.). Al dirigir su ofensiva contra medios progresistas logra instalarse en el imaginario de sus votantes también como heroína: ella se atreve con todo. 

Es el estilo, estúpido

¿Cuándo fue la última vez que escuchamos de boca de Ayuso una propuesta política, una medida dirigida a solucionar las listas de espera o la falta de plazas en Formación Profesional? Cuesta acordarse. El trumpismo sabe que lo importante no es el contenido, sino el estilo. En sus inicios, Ayuso logró popularidad divirtiéndonos con sus estrambotes sobre los atascos madrileños. Ahora aquello parece naif. La heroína debe estar siempre en guerra y eso es lo que hace.

Invierte la cascada de información

Los trumpistas saben hace tiempo que una falsedad tan burda como el acoso a la vivienda de Ayuso no se publicaría en prensa seria. Pero eso ya no es relevante, porque las cascadas de información tradicionales se han invertido. Ahora basta con filtrar bulos a perfiles falsos de redes sociales o a plataformas -no pueden llamarse medios de comunicación-. Lo importante es que reciban suficientes subvenciones de la Comunidad de Madrid como para publicar cualquier cosa. Los periodistas acusados por las noticias falsas -estos sí, serios- estarán obligados a hacerse eco del bulo, porque sólo saben defenderse de las amenazas del poder haciéndolas públicas. En el remoto caso de que eso no hubiera ocurrido, bastaría con una pequeña teoría conspiranoica que acusara a la prensa progre de ocultar información sobre el acoso a la pobre presidenta.

El resultado a día de hoy es que ya no estamos hablando del novio de Ayuso y sus delitos fiscales, sino de su director de gabinete y sus intimidaciones a la prensa. Seguramente Miguel Ángel Rodríguez ha pensado que así la sacaría a ella del foco, pero a mi juicio sólo están cavando más en el hoyo. Ayuso lo nombró y ella es responsable política de lo que haga su director de gabinete. Para que quedara claro, este jueves ella hizo suyos los bulos y ataques a la prensa de Rodríguez. Y una última cosa, se espera que Feijóo, como líder nacional del PP, tenga también autoridad para embridar a Ayuso. ¿O no?

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