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¿Tú qué ves en el vídeo de los policías entrando en un piso turístico?

La policía accede a la vivienda tras tumbar la puerta del domicilio

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Supongo que ya has visto el vídeo de la policía derribando la puerta de un piso turístico donde se celebraba una fiesta, ese vídeo del que todos hablamos. Si no, búscalo antes de seguir leyendo.

¿Ya? Ahora dime, ¿qué ves en el vídeo? Elige tu respuesta:

a) Unos policías cometiendo un delito de allanamiento de morada, al entrar violentamente y sin autorización judicial en un domicilio inviolable, no habiendo delito flagrante. La acción es tan inaceptable que te da igual lo que estuvieran haciendo dentro del piso, no es ese el debate. Deben sancionar a los policías como merecen.

b) Unos policías entrando por la fuerza y sin autorización judicial en un piso turístico donde se celebraba una fiesta ilegal en plena pandemia. Aunque el comportamiento de los ocupantes te merece todo el rechazo, te preocupa que al calor de la alerta sanitaria se legitime la vieja “patada en la puerta”. Esperas que haya una investigación, queden muy claras las instrucciones policiales, y les den instrumentos para actuar sin llegar a esos extremos.

c) Unos policías entrando en un piso turístico después de que los ocupantes, que celebraban una fiesta ilegal, se negasen reiteradamente a abrir la puerta, y tras varios días de denuncias de los vecinos. Dicen los juristas que la policía se extralimitó, pero tú no tienes claro que un piso turístico pueda ser equiparado con un domicilio, y no olvidemos que estamos en una emergencia sanitaria. Si hace falta, que modifiquen la ley para que esas fiestas sean delito y no solo infracción administrativa.

d) Unos policías acabando con una fiesta ilegal en un piso turístico, después de que los de dentro les chuleasen además de poner en riesgo la salud de todos y molestar a los vecinos. Entiendes las dudas jurídicas, pero te parecen un poco mimimí habiendo cientos de muertos diarios, ruina económica, y tú sin poder ver a tu familia. Una buena multa a esos jetas.

e) Y era hora de que la policía se tomase en serio las fiestas, no puede ser que unos cuantos nos pongan en peligro a todos y encima se rían de los vecinos, de los muertos y de la propia policía. ¡Ojalá actúen así con todas las fiestas! ¡Y que endurezcan las sanciones! ¡Cárcel en vez de multas!

f) ¡Bravo! ¡Esa es mi policía! ¡Duro con ellos! ¡Y a ver si hacen lo mismo con los okupas! ¡Oeeee, oeeee!

Más que tu respuesta, me importa saber cuánto te has deslizado por esta escalera en el último año. Es decir, si antes de la pandemia eras claramente a), pero hoy dirías c), con un pie en d). O si directamente te has tirado como en un tobogán y ya estás en la f), o incluso más abajo.

En mi caso, al ver el vídeo conociendo el contexto (la fiesta, la negativa a abrir, los cientos de fiestas ilegales…), mi primera reacción en caliente fue situarme en la d), y a pocos milímetros de la e). Luego enfrié la pasión y, más racionalmente, según leía sobre el asunto y escuchaba a juristas, a periodistas, al ministerio de Interior y a los propios policías, fui escalando poco a poco: c), b), hasta que conseguí alcanzar la a), con no poco esfuerzo, animándome a mí mismo mientras escalaba: “venga, Isaac, piensa en los derechos y libertades que tanto nos costaron conseguir, esos que tan fácilmente se pierden en circunstancias excepcionales y tanto cuesta luego recuperar…”

Llevamos un año bajando esta escalera, todos: gobernantes, policías, medios de comunicación y también ciudadanos. Desde el principio de la pandemia aceptamos el viejo trato de cada situación excepcional: ceder libertad a cambio de seguridad, admitir lo que sin pandemia sería inadmisible (toques de queda, limitaciones a la movilidad, restricción de derechos fundamentales…). De vez en cuando nos sobresaltamos al ver cómo una actuación policial baja de golpe dos o tres escalones: una detención innecesaria, una multa arbitraria, uso excesivo de la fuerza, o ahora una puerta echada abajo. Nos sobresaltamos y entonces nos fijamos dónde estamos, en qué escalón. Incluso nos preguntamos cómo hemos acabado aquí.

Es un tema muy delicado, del que además no queremos hablar mucho para no darles carrete a los negacionistas y conspiranoides. Pero en algún momento tendremos que ir pensando en esa otra desescalada que deberá acompañar a la sanitaria cuando llegue el momento: la desescalada represiva, volver a subir los escalones que hemos bajado este año. Y lo más difícil no será que desescalen los policías, ni los gobernantes, sino nosotros mismos.

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