Votar el 23J siendo ya fin de mes
Vas a votar el 23 de julio, y de camino al colegio electoral te paras en un cajero. Metes la tarjeta, número secreto, últimos movimientos, y en la pantalla aparece lo que temías: ya es fin de mes. Hasta ahí llegó el sueldo. A falta todavía de una semana para acabar el mes. Toca otra vez echar mano de los ahorros. Si es que quedan ahorros. Y reza que no venga ninguna factura en esos días. O algún imprevisto, un electrodoméstico averiado, el coche, cualquier bandazo que te haga perder pie en el alambre.
Ese puede ser tu caso el 23J si vives en ese 9% de hogares que, según el Banco de España, no llega a fin de mes de la manera más dramática: no pueden cubrir con sus ingresos los gastos básicos: vivienda, alimentación, suministros, créditos. Ojo, que hablo de no llegar a fin de mes atendiendo solo los gastos esenciales. Techo y comida, nada más. Así están más de un millón y medio de familias, y creciendo: 350.000 más que hace dos años. Entre ellas, casi 800.000 son especialmente vulnerables porque no tienen ahorro alguno para afrontar esos gastos.
El gobierno de coalición saca pecho por los datos económicos, los números históricos de empleo y afiliación, las previsiones de crecimiento, el comportamiento del déficit… Además, se presenta a las elecciones mostrando con orgullo sus medidas a favor de las clases populares: subida sin precedentes del salario mínimo, revalorización de pensiones, escudo social, excepción ibérica en energía… Y se pregunta, desconcertado: ¿se pueden perder las elecciones con unos datos económicos tan buenos?
Se puede. Y no solo por motivos emocionales e irracionales, sino precisamente por motivos económicos. La vieja frase electoral de “es la economía, estúpido” debe reescribirse hoy: “es la microeconomía, estúpido”. Porque mientras los datos macro van como un tiro, las familias no lo notamos en nuestras cuentas micro. Los del primer párrafo son los más vulnerables, pero también para la clase media ha habido empobrecimiento, aunque no sea tan dramático. Los datos macro dicen que las familias han recuperado el poder adquisitivo perdido desde la pandemia; pero la inflación y la subida de tipos se lo han comido todo, y el resultado es una pérdida del 4,5% en dos años. Si además tienes hipoteca de tipo variable, la pérdida es aún mayor.
Pero volvamos a ese votante del principio, el que va el 23J y de camino al colegio comprueba que ya es fin de mes. Es el más castigado por la inflación, pues los hogares de menos renta dedican una mayor proporción de sus ingresos a los gastos básicos. Si además vive de alquiler, es doblemente vulnerable, ya que la mitad de inquilinos está en riesgo de pobreza, recordaba el mismo Banco de España hace semanas.
¿Qué hará ese votante cuando llegue al colegio electoral, qué papeleta escogerá? ¿Culpará al gobierno por una pérdida que en buena parte no es su responsabilidad (la pandemia, la guerra, la subida de tipos del BCE)? ¿Valorará las medidas sociales aprobadas en los últimos años, el llamado “escudo social” sin el cual su situación sería mucho peor? ¿Echará cuentas de cómo le iría con un gobierno de derecha y ultraderecha que liquidase las medidas más sociales? ¿Revisará los programas electorales, qué propone cada partido para los hogares más vulnerables? ¿Está la campaña electoral hablando a estos electores, de sus problemas inmediatos, o como de costumbre las propuestas tienen un sesgo clasemediero? ¿Votará, o después de pasar por el cajero se volverá de vacío a casa, sin dinero y sin papeleta?
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