Andalucía, la tierra de los servicios públicos

Este 4 de diciembre fue el cuadragésimo octavo aniversario del asesinato del histórico andalucista malagueño Manuel García Caparrós. También el Día de la Bandera verdiblanca desde 2022, cuando fue designado como tal por el Gobierno de la Junta de Andalucía de Juanma Moreno (PP). No es necesario que se cumpla tal efeméride para poner en el foco a Andalucía, pero, ya que estamos, vamos a hablar de Andalucía.

Hablar de Andalucía es hablar de cultura. De arte y de gastronomía. De talento y de acento. También de lo común, de lo colectivo, de las peñas, de las agrupaciones 'semanasanteras' y de las vecinas que se juntan ‘a la fresca’ en las calles de los barrios. Lo colectivo es Andalucía y lo colectivo es lo público.

Nuestra tierra es, desde siempre, gran defensora de los servicios públicos. Por eso le decía a socialistas cuando gobernaban, y ahora a populares, que darle dinero a la privada no se llama firmar concursos, se llama privatizar.

Que basta ya de privatizar es lo que le dijeron estudiantes de la Universidad de Málaga (UMA) a los dirigentes de Junta el pasado lunes, fecha en la que comenzó un parón académico convocado por el Consejo de Estudiantes de la UMA (Ceuma) para protestar por el auge de las universidades privadas en la provincia, donde, por si acaso dos fueran pocas, se está construyendo una tercera universidad privada. Un parón que acaba hoy viernes con otra concentración a las puertas del Ayuntamiento de Málaga a las 10.30 horas.

El deber de un Gobierno es que aquello que gestiona directamente, en este caso la educación y la sanidad públicas, alcance las más altas cuotas de calidad posible. Cuando se firman contratos con el sector privado se hace porque se cree que se va a conseguir con ello un servicio que lo público no ofrece. Pero externalizar debe ser siempre la última opción porque precariza a los trabajadores, enriquece a costa de todos a unos pocos y hace primar el negocio sobre el derecho.

Todo Gobierno debe primar mejorar lo público para que no haga falta concertar con la privada, y no agarrarse al hecho de que lo público se encuentra en malas condiciones para engordar lo privado a costa de lo público. Lo público debe financiar lo público, no lo privado. Y es así, lo haga Juanma Moreno o María Jesús Montero.