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Conferencias y cumbres
De vez en cuando los gobernantes de distintos países se reúnen para, según se dicen ellos mismos, hablar de cómo salvar al planeta.
Ya llevan veintiséis reuniones debatiendo sobre el asunto del deterioro del medio ambiente, el cambio climático y sus consecuencias, sobre aplicar políticas de energías limpias, ecológicas y saludables....Anteriores a estos encuentros son las Cumbres sobre la Tierra, que discurren en un sentido parecido y que suele confundir al personal.
La primera vez que se reunieron fue en Berlín, en 1995. Se volvieron a reunir en Japón, en la ciudad de Kioto y bla, bla, bla...En esta reunión se acordó reducir la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera. Pero, ¡ay!, ni China ni Estados Unidos se unieron al acuerdo. Precisamente dos de los países que más gases de este tipo emiten. Comunistas y capitalistas se pusieron de acuerdo y no firmaron el acuerdo para tomar medidas al respecto.
Las reuniones posteriores se parecían más a quedadas de viejos amigos para comer juntos que a llevar a cabo Conferencias serias.
En la de 2007, la comunidad científica le hizo asumir a los reunidos que los signos del calentamiento global eran incuestionables. Otra vez China y Estados Unidos se encargaron de que lo acuerdos que se tomaran no fueran vinculantes. Qué traducido resulta que con ellos no contaran y que seguirían contaminando que para eso son los países más poderosos de la Tierra.
Después, cual colegas que se ven de año en año, quedaron en Cancún Allí, a orillas del mar Caribe, los reunidos decidieron crear un fondo para ayudar a los países de bajos ingresos para hacer frente a los costes de la lucha contra el cambio climático. Lo bautizaron con el ostentoso nombre de “Fondo Verde para el Clima”.
En 2013 se reunieron en Varsovia. Todavía se preguntan los asistentes por qué los polacos ofrecieron su capital como sede de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático ese año, porque Polonia se desvinculó de los acuerdos junto a otro grupo de países. “Si queréis quedamos para comer, pero yo no me comprometo a nada, sólo a pagar la comida este año”, digo yo que diría Donald Tusk ( el Presidente polaco). Es curioso, otro Donald en la esfera internacional.
Tras el estrepitoso fracaso de “la comida de Polonia”, cambiaron a París para degustar las exquisiteces de la Cocina francesa. En la Cumbre de París, 197 países se comprometieron a combatir el cambio climático y limitar el aumento de la temperatura global a dos grados mediante la reducción de emisiones de efecto invernadero.
En 2019, degustaron “el cocido madrileño”, comida que no pasó a la historia de estas cumbres por pactar nuevos y novedosos acuerdos. Sobre todo porque sobrevino la pandemia producida por el Covid 19 y el cambio climático quedó en un segundo plano desplazado por el corona virus.
La última ya la conocemos por su proximidad. La Cumbre de Glasgow ha vuelto a parecerse, por desgracias, a las anteriores. Si los patrocinadores de estos encuentros son las empresas que comercializan combustibles fósiles, ya nos podemos imaginar las medidas a adoptar.
“Mientras que el cuerpo (La Tierra) aguante, ”palante“, es el eslogan de este personal. Triste.
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