Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
Sobre este blog

En este blog publicamos los artículos y cartas más interesantes y relevantes que nos envíen nuestros socios. Si eres socio/a puedes enviar tu opinión desde aquíConsulta nuestras normas y recomendaciones para participar.

Demolatría

Rafael Higueras

8 de agosto de 2023 13:58 h

0

La palabra, el “palabro”, hace cuatro días que lo conozco, pero el concepto hace años que lo tengo claro: Demolatría viene del griego Demos (gente, pueblo) y Latreia (adoración o veneración). O sea que consiste más o menos en adorar o adular a la gente, al pueblo.

La Demolatría tiene dos agentes: quien adula y quien es adulado. El primero, el adulador, debe tener un objetivo que responde a la pregunta: ¿por qué o para qué adulo a alguien? Y la respuesta es obvia: pues para que esté contento o no se enfade conmigo. El segundo, el adulado, ¿por qué le gusta que lo adulen? Pues seguramente por lo que nos gusta a todos, porque alimenta nuestro ego y nuestra vanidad, o sencillamente porque somos unos inmaduros y no nos gusta que nos estiren de las orejas cuando hacemos algo reprobable. Sería simplificando mucho las cosas, la actitud del niño consentido que cuando comete alguna fechoría en lugar de reñirle (fijaos que digo reñirle y no darle una cachetada en el culo) le reímos la gracia irresponsablemente.

Pero vayamos al grano, a nuestra vida diaria. ¿Cuándo, cómo y quién practica la demolatría?

Pondré algunos ejemplos de terrenos en los que se practica :

- Gestión de residuos

- Hábitos de vida

- Civismo

- Participación en la política

- Uso de las nuevas tecnologías

- Gestión de nuestra salud

- Inmigración

- Cambio climático

Podría continuar la lista, pero ya es indicativa. Nuestros actos provocan una satisfacción momentánea: comer en exceso o pasar de reciclar residuos, pero son una hipoteca de cara al futuro. Y quien nos tendría que corregir y estirar de las orejas, la clase gobernante, prefiere no hacerlo por miedo a que nos enfademos –como el niño malcriado– y en las próximas elecciones pues no les votemos.

En base a este acuerdo tácito —tú haz lo que quieras que yo no te riño– se establece nuestro pacto de ciudadanía. Y si no es así como se explica:

- La permisividad ante los regadíos ilegales en tantos sitios: Doñana, Mar Menor,...

- La permisividad ante el uso de vehículos contaminantes en zonas sensibles de grandes ciudades.

- La permisividad ante el consumo de agua a pesar de la grave sequía que nos afecta.

¿Es que tenemos que llegar al borde del abismo para ser conscientes de la gravedad de los problemas?

Recuerdo el confinamiento decretado en muchos países –entre ellos el nuestro– para controlar la propagación del COVID. Fue una medida drástica pero necesaria, y la gente, en su inmensa mayoría, la entendió y la acató.

¿Qué hay que hacer entonces? ¿Votar a políticos que se atrevan a “cantarnos la caña” cuando nuestro comportamiento no sea el más responsable o hacerlo a aquellos que nos intentan hacer creer que la libertad individual y el futuro solo consisten en poder ir de copas o de cañas?

Cuestión de madurez.

Sobre este blog

En este blog publicamos los artículos y cartas más interesantes y relevantes que nos envíen nuestros socios. Si eres socio/a puedes enviar tu opinión desde aquíConsulta nuestras normas y recomendaciones para participar.

stats